El dólar se tomó un respiro en su largo camino alcista el jueves, con una recuperación importante del euro, la libra y el franco suizo, seguida del yen y el dólar australiano. El clima de negocios no varía, pero esta nueva corrección bajista de la moneda norteamericana se tornó inminente desde la sesión europea, y se profundizó en horario americano.
Sin embargo, este movimiento no tiene mayor sustento. El euro logró superar por momentos 1.0600, pero no será sino al quiebre de 1.0700 cuando comience a buscar nuevos objetivos alcistas más importantes, algo que parece lejano en estas horas. Cabe acotar que el euro dejó un gap en 1.1270, y si hay algo seguro en el mercado de divisas es que los gaps siempre se cubren. Conviene no olvidar ese precio.
La recuperación del euro, de todas formas, tuvo algún motivo no vinculado al dólar, y resulta bastante insólito siquiera nombrarlo. Las Minutas de la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo mostraron que sus funcionarios están dispuestos a elevar la tasa de interés en julio “si las condiciones lo exigen”. Uno se pregunta, con una inflación en máximos de varias décadas, y luego de emitir una montaña de euros que circulan por toda la Eurozona; con un desempleo aceptable y un crecimiento modesto ¿qué otro motivo necesita el Comité del BCE para tomar una decisión? No es atribuible a la guerra en Ucrania esta lentitud de reflejo por parte del banco que lidera Christine Lagarde. Es una institución que siempre llega tarde y que, por caso, cuando los planes de estímulo ya llevaban años en Estados Unidos y Reino Unido, recordó cambiar sus estatutos para comenzar con los mismos.
La libra esterlina también se recuperó, aunque podríamos atribuirlo a que siguió los pasos del euro. Si hasta hace unas pocas horas el gobernador del BoE, Bailey, pintaba un panorama tétrico de la economía británica, el panorama no puede cambiar abruptamente, y en todo caso, si lo hace, es para peor.
El yen venía recuperando terreno aceleradamente, pero las materias primas, en especial el petróleo y el gas natural, que otra vez se acerca a sus máximos del mes (y de los últimos 15 años) frenaron su impulso.
El oro sí da señales de recuperación más claras, y parece prepararse para un nuevo rally, en su nueva condición de activo de refugio. Lo mismo aplica al yen y al franco, monedas que, por fin, se deciden a actuar como tales, ante una baja ligera de los rendimientos de los Bonos del Tesoro.
La bolsa de Nueva York no tiene respiro, y si bien cayó a menor velocidad, no deja de perder posiciones. Eso sí: si el amigo lector se toma el trabajo de revisar los precios de los índices y las acciones de hace 15 años, es decir, cuando se acercaba la crisis de septiembre de 2008, y que dio lugar a que la Fed inyecte 10 billones de dólares en la economía, verá que muchos papeles cotizan un 1000% por encima de entonces. ¿Están baratos los activos, o sobraban dólares, y ahora se reacomodan los mercados?
Al igual que los días anteriores, no conviene confiar en que el dólar vaya a seguir cayendo mucho más. Al cabo, los fundamentos que lo llevaron a su nivel actual se intensifican día a día.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College