Otra sesión intensa se vivió el jueves en los mercados financieros. Las acciones principales de la bolsa de Nueva York no encontraron -y no parece que vayan a hacerlo en el corto plazo- el camino de una recuperación sustentable, en medio de movimientos de extrema volatilidad, que reflejan la incertidumbre y preocupación de los mercados por lo que viene.
Las monedas no le van en zaga a los papeles. El euro quedó al borde de un mínimo de 2017, en 1.0340; quebrado el mismo, lo cual parece inminente, la moneda única se hallará en niveles que no toca desde 2003, cuando su entrada en vigencia como moneda de la Eurozona solo tenía un año. La paridad 1 a 1 ante el dólar volvió a aparecer, después de 5 años, en los análisis, aunque todavía queda un trecho para que ello suceda, tanto en puntos como en eventos a publicarse.
La libra esterlina también da muestras de extrema debilidad. El jueves vulneró la zona de 1.2200, y si bien en las primeras horas del viernes se mantiene apenas por encima de dicho nivel, técnicamente tiene lugar para seguir cediendo al menos hasta 1.2000. Esta barrera puede, incluso, coincidir con un mínimo del euro cercano a la paridad.
El yen, en cambio, parece encaminarse a una recuperación, lenta pero firme. La operatoria de carry trade, sobre la cual abordamos en la víspera, ha regresado de la mano de los diferenciales de tasa de interés entre bancos centrales, y se irá haciendo cada vez más profusa en la medida en que el Banco de Inglaterra eleve su tasa en las próximas reuniones. El Banco de Japón mantiene su tasa negativa desde muchos años atrás, y no hay chances de que esto cambie en los próximos tiempos.
Esta operatoria no es posible de realizar con el euro, al menos por ahora. El Banco Central Europeo está dando indicios de un alza de tipos de interés en julio, pero mantiene su tasa en cero desde la época de Mario Draghi. De los bancos centrales más importantes, el BCE es el que más retrasado ha quedado en materia de política monetaria. Tanto el Banco de Australia, como el de Canadá, el de Inglaterra y, por supuesto, la Fed, han iniciado un endurecimiento de sus políticas, siendo que el banco central de Estados Unidos lidera este nuevo ciclo.
El denominador común es la inflación, aunque no será con aumentos de tasa de interés espaciados y cautelosos como se la pueda combatir. Sí lo lograrán quitando liquidez del circuito económico, herramienta a la cual están echando mano los banqueros centrales y, es justo decirlo, también el BCE. Allí primará entonces la velocidad con que este tipo de acciones tenga lugar, aunque en principio la Fed parece tener el camino más largo por recorrer: nada menos que casi 10 billones de dólares componen su balance.
Respecto a las materias primas, el oro sigue cayendo, esta vez a mínimos de los primeros días de febrero. El incipiente quiebre de una línea alcista en el gráfico semanal, que tuvo lugar el jueves, no es auspicioso para la onza, que es acompañada por la plata, ya debajo de los 21 dólares y en mínimos de dos años, y por el platino, que esta vez no pudo con la fortaleza del dólar.
Apropósito, la relación oro / plata suele encender las alarmas entre los activos de refugio y los de producción cuando supera las 80 unidades. La misma se encuentra ahora en 87 unidades, un máximo de varios años, reflejando que, a activos débiles por igual, la plata está perdiendo mucho más que el oro, lo cual en otros términos es un signo pesimista para la economía. Más aún si se tiene en cuenta que el oro está lejos de la preferencia de los inversores, que se han volcado a los altos rendimientos de los Bonos del Tesoro.
La pregunta recurrente en estos días es hasta donde puede llegar el dólar. La respuesta es imprecisa, dado que si bien no hay argumentos para que pierda valor (diríamos que todo lo contrario, si la Fed cumple con sus promesas) su sobrecompra en gráficos de largo plazo invitan, al menos, a no comprar dólares. Es verdad que el billete puede estirar al máximo sus ganancias y, luego de un máximo relevante, comenzar a perder posiciones, como suele suceder.
Algo así podría ocurrir si los datos macro no acompañan las intenciones de la Fed. Por ahora, solo el PBI no lo hizo, y tanto el empleo como la inflación empujan al organismo a profundizar sus aumentos de tasa. Pero la recesión se acerca, y los costos de energía podrían disminuir, sobre todo en el gas, limitando a la inflación en los próximos meses, y también la dureza de la Fed.
La sesión de este viernes tendrá en el calendario la encuesta inicial de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan. Sin embargo, el evento del día volverá a ser la apertura de Wall Street, a las 9:30 del este. Allí se verá si la semana termina peor de lo que comenzó, o si hay algún indicio de recuperación de las acciones, y una corrección bajista del dólar.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College