El dólar sigue acelerando su crecimiento en todos los frentes en la sesión del miércoles, luego de ganar posiciones en forma decisiva ante el euro, la libra esterlina y el yen. La moneda nipona acaba de alcanzar un nuevo mínimo de 20 años, en 126.30, ante una combinación de factores que la mantienen en estado de extrema debilidad.
Los datos de inflación de Estados Unidos de marzo reflejaron un nuevo récord de 40 años, al quedar en el 8.5% interanual. La medición que excluye alimentos y energía quedó apenas por debajo de lo esperado, en el 6.5%, lo cual en un primer momento hizo retroceder parcialmente al dólar. Sin embargo, estas cifras solo confirman que la Fed seguirá elevando los tipos de interés desde mayo, y lo hará en varias oportunidades más durante 2022. A ello se suma la eliminación total de los planes de estímulo, colocando al billete en el centro de la escena.
El euro frenó su caída este miércoles -y solo por ahora- en 1.0810, apenas por encima de sus mínimos del año en 1.0805, que a su vez son los mínimos de 2 años, cuando en el inicio de la pandemia la moneda única visitó la zona de 1.0600.
En tanto, la libra esterlina se mantiene débil y por debajo de 1.3000 en estas horas, pese a que se acaba de conocer el dato de inflación de marzo en Reino Unido. Las cifras son realmente asombrosas, con una inflación del 7% interanual, apenas por debajo de la medición más alta de la historia, de marzo de 1992, en el 7.1%. Solo el mes pasado, la inflación fue del 1.1%.
El aumento de la energía vuelve a ser protagonista en estas cifras, como también lo fue en la medición de Alemania, que se conoció el martes, con un crecimiento del 2.5% del costo de vida en marzo.
La embestida del dólar viene entonces de la mano de las próximas acciones de la Fed, pese a que todos los bancos centrales ya están comenzando a dar discursos agresivos, pero también de las declaraciones del presidente ruso, Putin, quien afirmó el martes que las negociaciones entre su país y Ucrania están en un punto muerto, lo cual parece anticipar una guerra mucho más larga. De hecho, una de las ciudades clave de Ucrania, Mariúpol, parece estar a punto de quedar bajo el dominio ruso, agravando la situación actual.
La dependencia que gran parte de Europa tiene de la provisión de energía desde Rusia, y la gran capacidad de producción de materias primas en general, que representan un buen porcentaje de la oferta global de las mismas, es lo que está provocando el actual escenario, que tiene el formato de tormenta perfecta: alta demanda mundial de alimentos, bienes y servicios en la salida de la pandemia, con el consiguiente aumento de los precios en general y, lógicamente, una inflación altísima; una guerra que llega en el peor momento, con una de las partes involucradas que es una de las primeras productoras de lo que el mundo demanda; cambio en la postura de los bancos centrales, con el riesgo de caer en recesión con inflación; por último, un rebrote de la pandemia con una nueva variante del coronavirus en China, que por ahora no se ha expandido al resto del mundo.
Como se ve, se trata de cuestiones sumamente complejas, que no tienen una salida clara, y mucho menos cercana. Las divisas principales se mueven en forma errática, y violenta, con un dólar que parece imparable, aún cuando se sabe que ninguna tendencia dura para siempre. En medio de la tormenta, es difícil recordarlo.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el jueves.
Adrián Aquaro
Trader College