El presidente de Estados Unidos viajó a Europa el jueves para sostener distintas reuniones. En la más importante, con los líderes de la OTAN, decidió extender las sanciones contra Rusia, las cuales pueden debilitar financieramente al gobierno de Moscú. Esta vez, las sanciones se extendieron a cualquier transacción en oro a través del Banco de Rusia. Por otro lado, el presidente Biden pidió excluir a Rusia del G20, lo cual tendría un valor simbólico muy significativo.
Si bien se habló nuevamente de negociaciones variadas que buscar terminar con la guerra y llegar a un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia, lo cierto es que la batalla sigue, cada día en términos más cruentos. Y ahora se agrega un nuevo temor, que llena de espanto al mundo: la posibilidad de que Rusia recurra a armas químicas en la guerra.
Las monedas de Europa, en especial el euro y la libra esterlina, están sintiendo como pocas veces el peso de estas noticias. Si bien por momentos intentan recuperarse, no logran más que alejarse un puñado de puntos de sus mínimos, para retroceder luego sin más trámite.
La moneda única deberá superar 1.1160 con firmeza para apuntar más alto, aunque no le sobran motivos para hacerlo. Más allá de que en Alemania las cifras de PMI de manufacturas y servicios quedaron por encima de lo esperado, la guerra es hoy lo más importante. La libra tiene algún incentivo adicional, con alzas de tipos de interés programadas por el Banco de Inglaterra, ahora impulsadas además por la inflación de Reino Unido de febrero, que quedó en máximos de 35 años.
Y no solo el euro y la libra se ven afectados. El yen ya se ubica en mínimos de diciembre de 2015, en un movimiento que ya se asemeja al de la época en que Shinzo Abe asumió como primer ministro japonés, trayendo las llamadas “Abenomics”, una serie de reformas que llevaron al yen desde máximos de 40 años en la zona de 80 unidades a 105.00; o también, a la época en que el Banco de Japón ampliaba regularmente su masa monetaria, generando fuertes devaluaciones.
Esta vez, el contexto es distinto. El petróleo está impactando en el yen, siendo Japón un país netamente importador de la materia prima. Si bien se favorece con el tipo de cambio alto, por su naturaleza exportadora, lo cierto es que el costo de importar petróleo más caro no es positivo, y sobre eso han hablado distintas autoridades niponas en los últimos días. Por otra parte, el alza importante que muestra la bolsa de Tokio también golpea de lleno al yen, que por ahora no encuentra un piso cierto en su caída.
La bolsa de Nueva York parece ajena a todo esto. Los índices volvieron a crecer el jueves, las acciones de tecnología brillan, y no se ven demasiados riesgos, más allá de que cualquier noticia proveniente del Este de Europa será difícil de asimilar en Wall Street.
En el mercado de materias primas, el oro despertó de su siesta de varios días, y parece buscar nuevamente la zona de 2000 dólares por onza, objetivo nada fácil. Si la guerra se agrava, no le costará tanto. El petróleo perdió algo de impulso, aunque parece cosa juzgada que, con las sanciones impuestas por Occidente contra Rusia, irá a buscar sus máximos de 14 años que tocó a inicio de este mes. La falta de oferta de petróleo se hará sentir de un momento a otro.
La agenda de noticias no tiene muchos atractivos, más allá de la encuesta de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan. Como siempre, la recomendación es no quedar en contra del yen, más allá de su caída de estos días, y tampoco en contra del oro, durante el fin de semana. Ante una mala noticia -ojalá que no la haya, por supuesto- estos activos reaccionarán de inmediato.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College