Semana bastante revuelta y complicada. Los números hablan por sí solos:
– Nasdaq: +1,8%
– S&P 500 +1,18%
– FTSE 100 británico -0,32%
– Ibex 35 español -1,20%
– CSI chino -1,67%
– Euro Stoxx 50 -2,54%
– Cac francés -2,56%
– FTSE MIB italiano -2,77%
– Nikkei japonés -2,78%
– Dax alemán -3,16%
– Stoxx 600 -6,30%
– MOEX ruso -27,20%
El sentimiento de los inversores (AAII) está así:
– Sentimiento alcista (expectativas de que las acciones subirán en los próximos seis meses) se encuentra en el 23,4% y sigue por debajo de su media histórica del 38% por decimocuarta semana consecutiva y se mantiene en un nivel inusualmente bajo por séptima semana consecutiva.
– Sentimiento bajista (expectativas de que las acciones caerán en los próximos seis meses) aumentó 10,5 puntos porcentuales hasta el 53,7%. Se trata de la decimocuarta semana consecutiva que supera la media histórica del 30,5%. Desde el 54,5% del 11 de abril de 2013 no se veía algo igual.
El viernes las Bolsas subieron con fuerza, sobre todo la de Rusia (el MOEX un +20,04% y el RTSI un +26,12%). Esto me suena al rebote del gato muerto (un rebote dentro de una caída fuerte, rebote de corto plazo para acto seguido seguir cayendo). Y es que los mercados aplaudían que Putin estuviese dispuesto a sentarse a negociar con el líder ucraniano. Pero:
* En primer lugar, negociar después de haber invadido el país viene a ser una humillación, se negocia antes, no cuando ya lo has logrado.
* En segundo lugar, Putin no está precisamente en disposición de que se le tenga que creer nada. Estuvo todo el tiempo diciendo que no iban a invadir Ucrania, que todo esa una campaña mediática falsa y de desprestigio de EE.UU. Y según los analistas militares una operación así lleva meses de preparación.
Por tanto, los mercados se lo juegan todo a que sea cierto el tema de la negociación y que Putin no vaya más allá en su afán expansionista, puesto que Moldavia y Georgia podrían ser otras presas.
Es probable que la reacción del mercado sea más intensa que la respuesta que tuvo en 2014 a la anexión de Crimea a Rusia. En aquella ocasión (apenas duró cuatro meses, de noviembre a marzo) tanto las acciones como los bonos de Estados Unidos se tomaron ese suceso con relativa tranquilidad y fueron las acciones europeas las que más lo acusaron También en aquella ocasión el petróleo se disparó en un primer momento pero luego cayó rápidamente. Pero en esta ocasión tenemos como efecto añadido la inflación. Por tanto, el actual escenario difiere y la reacción de los mercados está siendo diferente.
Hay un dato revelador. El S&P 500 ha caído dos veces un -10% en el mes de febrero. Esto sólo ha sucedido dos veces desde la Segunda Guerra Mundial, en 2009 y en 2016. Lo positivo es que en aquellas dos ocasiones el mercado luego tuvo un buen rally alcista y terminó ambos ejercicios con ganancias. Bueno, es un simple dato anecdótico, porque esas veces no hubo un conflicto bélico de por medio.
Sabemos que los cánones y la ortodoxia establecen que una caída de un -10% es oficialmente una corrección y que una caída del -20% es oficialmente un mercado bajista. Se podrá estar o no de acuerdo con estos números, pero es lo que se fijó en su momento. Pues bien, el S&P 500 entró oficialmente en corrección el otro día al caer más de un -10%. Se trata de la corrección número 33 desde el año 1980. Lo positivo (son datos estadísticos y rendimientos pasados no aseguran rendimientos futuros) es que viendo todas las correcciones que ha tenido el S&P 500 desde 1980 se observa que un año después ha subido de media un +24,8% y dos años después un +37,4%. Decir que la caída media de la corrección se situó en un -18,8%.
Por cierto, desde principios de diciembre, el índice S&P 500 Value ha subido un +2,40%, mientras que el índice S&P 500 Growth ha bajado un -12,58% (datos antes de abrir la sesión del viernes).
El tema del petróleo preocupa y debiera de preocupar más todavía. Cuanto más dure la invasión de Rusia, mayor será la escalada del crudo y la solución de reemplazar el crudo ruso por el crudo saudí no se produciría en el corto plazo.
Para España estas cotas tan elevadas del oro negro es todo un problema, recordemos que los Presupuestos Generales del Estado se calcularon con un precio del barril de 60,5 dólares y ya rebasó los 100 dólares. Y es que se calcula que cada 10 dólares que sube el petróleo el coste de las importaciones se eleva en 4.000 millones de euros y el PIB se reduce en dos décimas.
Y eso no es todo, el alza del petróleo incide en la inflación, por lo que nos podríamos encontrar ante lo que se denomina estanflación, es decir, bajo crecimiento económico y elevada inflación. Una situación que se dio en México en la década de los 80 y en Estados Unidos durante el shock petrolero de los años 70. La estanflación se suele asociar con el petróleo, ya que se estima que cada subida de 10 dólares en el precio del crudo genera 0,2 puntos de inflación durante el primer año y 0,1 puntos durante el segundo año.
Así pues, en el actual escenario, con los tipos de interés en mínimos y las compras de activos muy elevadas, a los bancos centrales no les queda demasiado margen de actuación: prolongar las medidas de estímulo podría aumentar la presión sobre los precios, y si se acaba con ellas asistiríamos a una desaceleración económica. Hagan lo que hagan es muy delicado, tendrán que hilar muy fino y ver cómo equilibrar cada paso que den.
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