Poniendo las cosas en perspectiva
El conflicto entre Rusia y Ucrania sigue su curso y no se atisba una solución que al menos pueda satisfacer a todas las partes involucradas.
El principal problema ha sido el intento de ampliación de la OTAN hacia el Este con la incorporación de Ucrania, más allá de lo logrado en 2004 con la incorporación de las repúblicas bálticas. Moscú ve en esto como una amenaza y Estados Unidos quiere aprovechar y debilitar a Rusia.
Putin sigue negando estar planeando un ataque y considera que el apoyo de la OTAN a Ucrania, junto con el incremento de armas y entrenamiento militar supone una amenaza para los rusos. Ucrania defiende que Rusia no es nadie para impedir que ellos tengan relación con la OTAN. Y ésta dice que Rusia pagará un alto precio si invade Ucrania porque no tiene derecho a decirle a Ucrania que no puede aspirar a entrar en la organización.
El tema de las sanciones va a dar mucho juego porque el abanico de posibilidades es amplio:
– Restricciones a los principales bancos rusos.
– Sancionar a personas mediante la congelación de sus activos. Y no se descarta al propio Putin, pero es complicado por el hermetismo de su patrimonio, ya que oficialmente sus ingresos anuales fueron de 10 millones de rublos y tiene 3 vehículos y una vivienda, es decir, no se tiene constancia de su verdadero patrimonio.
– Desconectar el sistema financiero ruso de SWIFT. Esto ya sucedió con los bancos iranís por todo el tema del programa nuclear y el país perdió el 50% de sus ingresos por exportación de petróleo.
Como siempre, uno de los grandes inconvenientes es la falta de consenso, de unanimidad sobre el tipo y el alcance de las sanciones, de hecho a día de hoy la Unión Europea y Estados Unidos están distanciados en este aspecto, incluso en el seno de la UE hay países con diferentes visiones, como es el caso de Francia y de Alemania. Por cierto, el país galo aboga por un diálogo UE-Rusia.
Un tema muy delicado, entre otras razones, por 2 motivos:
– Afecta a varios mercados, entre ellos el del gas y el del petróleo, y recordemos que Europa obtiene más del 40% de su gas natural de Rusia y un 35% del gas ruso que llega a Europa pasa por Ucrania.
– Rusia depende cada vez menos de los compradores de Europa occidental para su gas, ya que China ha aumentado sus compras en los últimos años y recordemos que el gigante asiático es el mayor consumidor de gas a nivel mundial.
Mercados que salen favorecidos y perjudicados con un enfrentamiento bélico
Atendiendo a la historia podemos ver que grandes sucesos (negativos) no tuvieron en los mercados una repercusión tan intensa como cabría esperar. Por ejemplo:
– Invasión Kuwait en 1990: 2 días para formar suelo el mercado y 30 días para recuperarse.
– Disparo a Reagan en 1981: 1 día para formar suelo el mercado y 4 días para recuperarse.
– Embargo petróleo en 1973: 6 días para formar suelo el mercado y 10 días para recuperarse.
– Asesinato de Kennedy: 1 días para formar suelo el mercado y 2 días para recuperarse.
– 11 de septiembre de 2001: para evitar el colapso del mercado de valores, la Bolsa de Nueva York y el Nasdaq no abrieron sus puertas ese martes por la mañana y decidieron mantener ambas bolsas cerradas hasta el 17 de septiembre, el cierre más largo desde 1933. Cuando los mercados volvieron a abrir, cayó con fuerza. Pero se produjo el rebote y antes de que transcurriera un mes los tres índices recuperaron sus niveles de precios anteriores al 11 de septiembre. Dos años más tarde, cuando las tropas de EE.UU. tocaron tierra en Irak, las acciones subieron más de un 2% y terminaron el año con un aumento de más del 30%.
– Crisis de los misiles en Cuba: durante 13 días, la crisis de los misiles en Cuba tuvo al mundo entero en vilo, pero el Dow Jones perdió sólo el 1,2% durante este período y ganaría más del 10% durante el año.
– Ataque a Pearl Harbor: Cuando Japón bombardeó Pearl Harbor el 7 de diciembre era un domingo y los mercados estaban cerrados. Al día siguiente, el Dow Jones cayó un 3%. Para el 28 de abril el Dow había alcanzado sus niveles más bajos desde 1934. Poco más de una semana después, el Dow subió un 1,1%. A partir de ese día marcó el comienzo de un mercado alcista que llevó al Dow a subir un 130% en cuatro años.
Por tanto, el conflicto entre Rusia y Ucrania no será el final del mundo ni de los mercados. Pero evidentemente sí afectará de diferente manera a los mercados:
* Se podría interrumpir el suministro de petróleo en algo más de 2 millones de barriles diarios, hecho que llevaría a subir el precio del crudo y superar la barrera de los 100 dólares.
* El gas subiría marcando nuevos máximos.
* La Bolsa de Rusia caería con fuerza, de hecho ya está sufriendo caídas de -12,5% en este mes de enero. La Bolsa de Ucrania también caería.
* Las bolsas mundiales caerían, pero el Dax alemán lo acusaría seguramente más debido a su mayor exposición en Rusia y Ucrania. Por su parte el FTSE 100 británico lo llevaría mejor.
* El rublo ruso se depreciaría frente al dólar, de momento ya lo hace en 2022 un -3,2%.
* La divisa ucraniana (grivna) también se depreciaría frente al billete verde.
* Subiría el paladio, níquel y los granos, ya que Rusia y Ucrania son exportadores.
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