Se inicia una semana importante en los mercados, en un contexto sumamente complejo a nivel mundial, con un clima de tensión en diversas latitudes, y con un desplome de las bolsas de valores.
Sin dudas, los anuncios de la Fed de diciembre, refrendados en las Minutas de dicha reunión conocidas dos semanas atrás, convulsionaron a los mercados. Después de dos años de inyectar más de 100.000 millones de dólares por mes en la economía por diversas vías, el banco central decidió, a regañadientes, recortar los mismos, primero a un ritmo lento, y más tarde acelerando tales recortes, con una inflación que se ubica en máximos de 40 años.
La política de la Fed tuvo aciertos y errores, pero el hecho de estirar las compras de bonos hasta dejar que la inflación llegue a los niveles actuales, la hizo entrar en un laberinto que tendrá perdedores en el corto plazo.
Por ahora, las que pierden son las acciones líderes. La situación es muy similar a la de febrero de 2020 cuando se inició la pandemia, y también a la de marzo de 2009, en plena explosión de la crisis financiera de septiembre de 2008. Apenas los mercados detectan que se termina la era del dólar fácil y barato, reaccionan con fuertes bajas, en momentos en que la economía da señales de recuperación inequívocas.
¿Se trata de una presión de los mercados hacia el banco central, anticipando lo que puede pasar si le quita liquidez? No tenemos dudas de que es así. Los antecedentes mencionados, que en sus respectivas horas fueron disfrazados de crisis, malas noticias y eventos, son elocuentes. Basta revisar los gráficos de los índices bursátiles de los últimos días de marzo de 2020: cuando explotó la pandemia, la Fed anunció estímulo ilimitado, y se terminó la crisis de la bolsa.
Si entre este lunes y el miércoles la bolsa sigue cayendo como lo hizo la semana pasada, es probable que la Fed sea un poco más liviana en su discurso posterior a la reunión de política monetaria. Los mercados descuentan un alza de tipos de interés en marzo, y la duda es si será de un cuarto de punto o más. Tal vez, un anuncio que ralentice los aumentos de tipos de devuelva el color a los pálidos operadores de Wall Street.
El clima de altísima tensión entre Estados Unidos y Rusia por la probable invasión de este país a Ucrania también ocupa los titulares financieros, y no solo los políticos. El oro y el petróleo parecen preparar una nueva embestida si la invasión finalmente se produce, algo que parece cercano, a punto tal que Estados Unidos desalojará su embajada en Kiev este mismo lunes.
Paradójicamente, un conflicto de este tipo le daría un alivio a la Fed. Si la invasión se produce, la bolsa va a sufrir, y en ese caso Powell y el FOMC podrán culpar al conflicto bélico de un desplome mayor de las acciones.
Como se ve, el panorama no es fácil, y si existe la inocencia, no es justamente en este contexto. El fin de semana de terror de las criptomonedas y la caída de Tesla (¿mensaje para Musk?), junto con el derrumbe de Netflix (difícil de igualar entre papeles líderes en los últimos tiempos), le dan un marco más dramático aún al contexto actual.
En el mercado de divisas, el euro no cae, pero tampoco avanza con fuerza, aunque tiene bastante para ganar próximamente. Lo mismo aplica a la libra esterlina y, con alguna dificultad, también al yen. El dólar es refugio seguro, claro, pero hay que ver que opina la Fed y como sale de su incómoda situación actual.
Habrá que extremar las precauciones, y operar con bajo riesgo y a corto plazo. Al cabo, nada que resulte desconocido.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College