La acerera ha dado sólidas muestras de un giro a la tendencia bajista observada desde los máximos en 2018.
Por Darío García (XTB)
ArcelorMittal, que a principios de 2020 recibió el impacto de la pandemia como el resto de cotizadas, ha tenido -sin embargo- un desempeño desde los mínimos de marzo muy diferente a su mercado de referencia, el Ibex35.
La acerera se anotó una espectacular revalorización durante 2021 superior al 50%. Incluso a pesar del rango lateral iniciado en marzo de 2021 entre los 23,6 euros y los máximos de 2013 a 2018 en los 32,12 euros por acción.
Y no fue más que el culmen de una mayor revalorización observada durante 2020. Concretamente, desde los mínimos de marzo de ese año, la acerera se disparó más de un 235%, superando además los niveles previos a la pandemia.
Se trata de un giro a la tendencia observada desde los máximos en 2018, en la que la compañía ha estado inmersa en un proceso correctivo en el que llegó a perder el 50% de su valor durante dos años.
Durante este periodo, ArcelorMittal sufrió el impacto de la caída de los precios de los metales industriales de casi el 40% junto con una menor demanda de sus clientes más importantes, entre los que destacan los fabricantes de barcos. Sin embargo, en esta nueva etapa, la caída en la demanda junto con la caída de los precios de las materias primas fue absorbida por el impacto de la pandemia.
Mientras los precios del acero y el aluminio se han recuperado y la actividad industrial vuelve a latir, la compañía se beneficia de los niveles de los metales industriales. Y más concretamente del acero, cercano a sus máximos históricos.
Con este contexto, la cotización está en pleno proceso de throwback (ABC) tras superar los máximos de nueve años para convertir lo que ha sido una resistencia en este periodo en un nuevo soporte con el que relanzar su rally alcista.
En este sentido, el retroceso ampliado del 161,8% de Fibonacci desde el reciente rango lateral, nos muestra un primer objetivo potencial en los 35,6 euros por acción. Y un segundo objetivo en el 261,8% del mismo retroceso, coincidente con el entorno de máximos de 2012 en los 43,3%.
Siempre y cuando los precios del aluminio y el acero mantengan la tendencia, la confianza en este movimiento se mantendrá vigente.