Una serie a anuncios de política monetaria, de la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo, le darán forma la que será prácticamente la última semana entera de trabajo del año, dado que las próximas dos terminarán con sesiones muy cortas, los viernes 24 y 31 de diciembre.
Pero la que comienza no es una semana más. Estos comunicados le darán forma al dólar en todos los frentes, no solo para terminar el año, sino para iniciar 2022. Convendría, en estas instancias, releer algunos de los miles de pronósticos, absolutamente inútiles, que se lanzan a 6, 8 o 10 meses vista, hablando de como estarán las divisas, o cualquier otro activo, al finalizar el año. Dado que quienes los hacen como quienes los leen (y compran) ya se han olvidado de todo eso, es que surge, clara, la utilidad de hacer análisis de corto plazo, y para operaciones que estén a su alcance.
Las respectivas políticas monetarias de los bancos centrales más importantes terminan sin cambios en cuanto a tipos de interés. No lo anunciaron las entidades mencionadas, pero sí lo hizo el Banco de Canadá y el de Australia. De alguna forma el BoC tomó la delantera en cuanto a los recortes de fondos colocados en la economía desde el inicio de la pandemia, y lo propio seguirá haciendo la Fed, que siempre marca el rumbo de sus instituciones colegas.
En la mayoría de los casos, el problema es el mismo: una inflación fuera de control, o casi, y muy lejos de los civilizados objetivos del 2% anual. Casi todos lograron reducir los fuertes niveles de recesión, y estabilizaron sus respectivos mercados laborales, pero no lograron mantener los precios a raya, sobre todo cuando la ola de consumo explotó, y se detectó que la cadena de suministros no estaba preparada para ello. A favor de los bancos centrales se puede decir que se trata de un problema que no tenía solución; en su contra, que reaccionaron tarde, algo a lo que, por ejemplo, el Banco Central Europeo nos tiene acostumbrados, pero no la Fed, que reaccionó, o al menos pareció hacerlo, mirando más a Wall Street que a los consumidores.
La inflación interanual de Estados Unidos al mes de noviembre, que arrojó un 6.8% en el índice general y el 4.9% en la inflación que excluye energía y alimentos, es elocuente en este aspecto. El Sr. Powell esperó a que la inflación se situara por encima del 6% para recordar que no se trata de un fenómeno transitorio. Muy tarde para pretender ahora recortar fondos a mayor velocidad, e iniciar un lento camino de alzas de tipos de interés. Cualquier movimiento en este camino será de lento efecto, y una tasa de interés que en lugar del 0 al 0.25% se encuentre entre el 0.75 y 1% no cambia nada, y solo resuelve el problema en término dialécticos, pero no prácticos.
De allí es que la clave de esta semana estará puesta el miércoles a la tarde en la Fed. El comunicado de la entidad dilucidará algunas dudas, sobre todo en cuanto a los plazos en que el banco central se plantea cerrar los planes de estímulo, que debieron terminar no más allá de junio de este año. El Banco de Inglaterra, que según algunas versiones iba a subir los tipos al 0.15%, en forma simbólica, ni siquiera puede ahora pensar en tal posibilidad, con el país parcialmente restringido por la variante ómicron del coronavirus.
El Banco Central Europeo, lento, sin reacción, consultando cada pequeño paso que da con una cantidad de autoridades, con poca autonomía (todo esto, por supuesto, es opinión de quien suscribe y salta a la vista de acuerdo a los resultados de los últimos 15 años por lo menos), no cambiará nada. Y es probable que amplíe sus ayudas, lo cual puede hundir al euro otra vez.
Extrañamente, en Estados Unidos la variante ómicron no está en los titulares, más que por algunos casos. Raro, con Reino Unido tan afectado, y con la Eurozona en camino.
Como se ve, las decisiones de política monetaria ya no solo dependen de la inflación; ahora también lo hacen de esta cuestión sanitaria, algo absolutamente atendible, pero también de un conjunto de dirigentes que, es evidente, hablan de inflación desde los libros, sin experiencia en campo. Y de eso sí cualquier ama de casa del país de quien suscribe les puede dar cátedra, explicando en minutos cual es el efecto que este fenómeno que, un mes después de que el Sr. Powell descubriera que no es transitorio, tiene sobre el bolsillo de los consumidores.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College