Las acciones petroleras parecen haber sido unas de las primeras víctimas de la nueva variante del COVID. Los inversores rechazaban a los mayores productores de petróleo del mundo tras conocerse el viernes que la Organización Mundial de la Salud había declarado que la variante Omicron, altamente transmisible, descubierta por primera vez en Sudáfrica, era «una variante preocupante».
El fondo ETF Vanguard Energy Index —cuyos 10 principales participantes incluyen a Exxon y Chevron— cayó cerca de un 5% el viernes a causa de la especulación de que la propagación del Omicron podría frenar la recuperación económica mundial, minando la demanda de productos energéticos.
Antes de este nuevo acontecimiento en el frente de la pandemia, las acciones petroleras volaban alto. El VDE ha subido más de un 50% en lo que va de año, registrando más del doble de ganancias que el S&P 500, ya que los precios del crudo estadounidense superaron los 80 dólares por barril en octubre, por primera vez desde 2014. Esta subida se produce en un momento en que la energía mundial repunta más rápido de lo previsto, y la producción mundial de petróleo, aunque sigue aumentando, lucha por mantenerse al día con el aumento del consumo.
Pero la nueva cepa del virus, si se demuestra que es más mortal que las anteriores, podría debilitar esa recuperación, obligando a las petroleras a volver a preservar el efectivo. El Brent, de referencia para más de la mitad del petróleo mundial, perdió casi un 12% el viernes por la preocupación en torno a que la variante Omicron pudiera obligar a los países a imponer nuevas medidas de confinamiento y a reducir los viajes aéreos.
Israel ha prohibido la entrada a sus ciudadanos extranjeros pues cada vez más países informan de sus primeros casos de la variante Omicron, informa el Wall Street Journal. Australia, los Países Bajos y Austria se han unido al grupo de países —entre ellos el Reino Unido, Alemania, Bélgica, Israel e Italia— que han detectado una cepa que, según las autoridades, podría suponer un mayor riesgo de que las personas enfermen por segunda vez de COVID-19 y podría ser más transmisible que otras variantes.
Infrainversión estructural; precios más altos más tiempo
Consideramos esta última caída —y las posibles pérdidas de estos próximos días— una oportunidad de compra para los inversores en el comercio energético. Con o sin virus, la ecuación oferta-demanda en los mercados energéticos está cambiando, de modo que los mayores productores no están dispuestos a invertir y perforar más.
La nueva dinámica, desencadenada por el cambio climático y acelerada por la pandemia, hace que las empresas se vean presionadas por sus accionistas para que limiten su gasto y devuelvan más dinero en efectivo, provocando una infrainversión estructural de la nueva producción que podría mantener más elevados los precios del petróleo durante más tiempo.
Jeff Currie, jefe de investigación de materias primas de Goldman Sachs Group, dijo a Bloomberg en un informe reciente que tiene sentido para los inversores seguir posicionados en largo en el petróleo en el contexto actual. «Mi consejo a los clientes es que mantengan posiciones largas en el petróleo hasta que sepan dónde está el precio de equilibrio» permitiendo la disponibilidad de más suministros, dijo, y añade:
«Sabemos que está por encima de estos niveles porque no hemos tenido un gran repunte del capex y la inversión».
Entre los bancos que creen que los precios permanecerán elevados durante más tiempo, Goldman habla de 85 dólares para 2023. Morgan Stanley ha elevado su previsión a largo plazo en 10 dólares, hasta 70, mientras que BNP Paribas cree que el crudo estará en casi 80 dólares en 2023, según el informe.
Los últimos informes de resultados de algunos de los mayores productores de energía del mundo reafirmaron esta opinión. Chevron, que generó el mayor flujo de caja libre de sus 142 años de historia durante el tercer trimestre, ha comunicado a los inversores que tiene la intención de mantener el gasto de capital un 20% por debajo de los niveles anteriores a la crisis, al tiempo que aumenta la recompra de acciones. Lo mismo ocurre con Exxon, que elevó su dividendo trimestral el mes pasado, al tiempo que prometía mantener su disciplina de gasto.
Conclusión
Con esta ecuación favorable de oferta-demanda, tiene sentido mantener al menos una pequeña asignación en acciones energéticas en su cartera, especialmente en acciones que devuelven más efectivo en forma de dividendos. El actual retroceso podría abrir una ventana a los inversores que actualmente se mantienen al margen.
Haris Anwar/Investing.com
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