La publicación del dato de empleos de Estados Unidos de octubre, junto con la tasa de desempleo, confirmaron el buen momento que atraviesa la primera economía global. Los 531 mil nuevos puestos de trabajo, sumados a la revisión alcista de la floja medición de septiembre y, sobre todo, la baja de la tasa de desempleo al mínimo desde mediados de 2017 al 4.6% ponen en relieve la fortaleza del sector laboral.
El mensaje implícito de estos datos, junto con los conocidos los días anteriores (encuesta ADP y datos de manufacturas y servicios) es que la Fed se verá obligada a acelerar el proceso de recorte de fondos, que comenzará este mismo mes, luego del anuncio del miércoles pasado.
El dólar creció en los últimos días al amparo de estos informes, y si bien cedió algunos puntos durante la sesión americana del viernes, se prepara para buscar nuevos máximos del año ante las monedas principales, sobre todo frente al euro, la libra esterlina y el dólar australiano.
El panorama que se abre desde ahora parece bastante claro en este sentido. Las divisas europeas navegan en aguas turbulentas, con una alta inflación en la Eurozona y en Reino Unido, pero con sus respectivos bancos centrales inmóviles. En el caso del BCE, la titular Christine Lagarde avisó que en diciembre se pondrá en estudio la cuestión de la inflación, algo que sin dudas ya debe estar en el ánimo del Comité de Política Monetaria que la acompaña. Respecto al Banco de Inglaterra, decepcionó el jueves a los mercados al no elevar la tasa de interés, algo que de todas formas era simbólico. Entre el 0.1 y el 0.25% que se esperaba no hay mucha diferencia, pero la inacción sirvió para desplomar a la libra.
Pero siempre hay excepciones. Y el hecho de que el yen haya detenido su baja, y que el franco suizo y el oro sigan sus pasos, habla claramente de una preocupación en los mercados por lo que viene. La bolsa de Nueva York toma nota, pero apenas mueve sus fichas, y sigue estirando las ganancias de sus índices a límites algo extraños, lo cual no parece tener mucho sustento, desde lo fundamental ni desde lo técnico.
¿Qué esperar entonces? La ecuación luce bastante simple y conocida. Lo mismo que sucede cada vez que hay inquietud en los mercados ante un recorte de fondos o un alza de tasa de interés, algo que por ahora en la Fed es tema tabú. La bolsa va a comenzar a retroceder con fuerza, algo que esperamos de un día para otro y donde ya no cabe el eufemismo “cambió el humor”. El humor no cuenta en este caso, y lo que sí lo hace es el mayor o menor volumen de operaciones. En cuanto la fiebre de compra de acciones, sobre todo algunas cuyo crecimiento se atribuye a factores hasta esotéricos, comience a ceder, los índices se alejarán de sus máximos, y el yen, como el oro, resurgirán de sus respectivos mínimos. Algo de esto ya se vio el viernes.
Con ese escenario, que vemos altamente probable, convendrá seguir de cerca los movimientos bajistas de los pares del yen, que asoman como lo más atractivo en las próximas sesiones.
La agenda de noticias incluye esta semana el dato de inflación de octubre. Una medición que se mantenga igual o por encima al 5.4%, lo cual vemos probable, sobre todo por el costo del combustible y algunos alimentos, no hará más que apurar a la Fed.
Este lunes, sin embargo, no esperamos movimientos de importancia. Como suele suceder, el lunes posterior al dato de empleos no es el día más atractivo. Salvo, claro está, que se adelante la corrección bajista en Wall Street.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College