Analicemos el escenario.
¿Qué ha decidido la Reserva Federal en su reunión de noviembre?
Los bancos centrales de las economías desarrolladas de todo el mundo están centrando su atención en el riesgo de inflación, ya que los atascos en la cadena de suministro provocan escasez en medio de una fuerte demanda. La medida de inflación preferida por la Fed fue del 4,4% en los últimos 12 meses fue la más alta en tres décadas y más del doble del objetivo del banco central. Además, las expectativas de los consumidores sobre los precios subieron al 4,2%, el nivel más alto en los registros que se remontan a 2013.
La Reserva Federal sigue mandando el mensaje oficial de que se ha comprometido a utilizar toda su gama de herramientas para apoyar a la economía en estos momentos difíciles, promoviendo así sus objetivos de máximo empleo y estabilidad de precios.
Pero lo importante del día fueron 3 cosas:
– Los miembros de la Fed han reconocido que la inflación estaba siendo más persistente de lo esperado, pero siguen con el mantra de que es algo transitorio.
– La Reserva Federal comenzará a reducir sus compras mensuales de activos a finales de este mes de noviembre a un ritmo de 15.000 millones de dólares al mes. Este ritmo del tapering despeja el camino para una posible subida de los tipos de interés en la segunda mitad de 2022.
– La Fed mantuvo los tipos de interés sin cambios en 0,25% (por cierto, el BCE se ha mojado también, su presidenta Lagarde ha dicho que “es muy poco probable que el Banco Central Europeo suba los tipos de interés el año que viene», declaración en una conferencia de prensa tras la última reunión del Consejo de Gobierno en Lisboa.
En definitiva, nada nuevo, absolutamente ninguna sorpresa, por lo que todo esto debiera de estar ya descontado por los mercados, otra cosa es en el rabioso corto plazo.
¿Qué es el tapering?
Debido a la crisis económica y a la recesión, La Reserva Federal implementó una estrategia consistente en otorgar liquidez y en adquirir bonos de deuda pública.
Un tapering es la retirada lenta y progresiva de las medidas de estímulos económicos implementadas por la Reserva Federal y se hace poco a poco para evitar distorsiones de los mercados.
El término lo acuñó el entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, en 2013.
¿Cómo reaccionan los mercados ante un tapering?
En el último tapering hubo una serie de reacciones:
– La Bolsa bajó.
– El rendimiento de los bonos de de EE.UU. subió.
– El dólar se apreció frente al resto de monedas.
Concretamente, el S&P 500 cayó un – 0,5% la semana siguiente al anuncio del tapering (anuncio que fue el 22 de mayo de 2013) y un -4,6% el mes siguiente. Pero 6 meses después subió +7,6%, 12 meses después un +13% y 18 meses después un +19,5%.
Por sectores, los que salieron beneficiados fueron el de consumo, el financiero, el industrial y el de salud. Por el contrario, salió perjudicado el sector de servicios.
Algunos de los valores que salieron ganando en aquella ocasión fueron General Motors, Danaher, Nike, Amazon, Micron Technology, Diamondback Energy.
Para el actual tapering, sectores interesantes siguen siendo el de materias primas y el de la banca.
¿Y las divisas?
Pues en principio es favorable para el dólar, aunque todo ello dependerá tanto del ritmo de la reducción de las compras de activos. Es decir, una reducción más rápida de lo previsto sería más alcista para el billete verde, ya que adelantaría las expectativas de la primera subida de los tipos de interés, en cambio, una reducción más light podría provocar decepción y que el dólar incluso cayese en el corto plazo.
Y es que el mercado, a día de hoy, viene pensando que la primera subida de tipos de interés de 25 puntos básicos se producirá al cierre de la reunión del 14 y 15 de junio de 2022.
Una idea que hay que tener presente es que la diferencia entre el dólar y el euro no se reducirá, ya que la Fed normalizar su política monetaria antes que el Banco Central Europeo. Todo apunta a que la Fed hará en 2022 y el BCE ha dicho que no será antes de 2023, por lo que, es cierto que no hay nada nuevo, pero digamos que ya es una confirmación cuasi oficial, de manera que motivo para que el billete verde siga más fuerte que la divisa comunitaria, es decir, EUR/USD bajista, hecho que se confirmó con la última señal bajista al perder el soporte de 1,1716 en septiembre y posteriormente confirmado con un pullback en octubre.
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