La bolsa de Nueva York tuvo un buen lunes, con ganancias importantes en gran parte de sus acciones líderes. Se destacó Tesla, con un máximo que no tocaba desde principio de febrero, en tanto Amazon extendió su racha alcista, para llegar a un nivel de sobrecompra extremo que invita a una toma de beneficios, que se torna inminente.
El mercado de divisas tuvo el típico comportamiento de los lunes, algo opaco, y sin variantes de importancia. El dólar, que mantiene una tendencia alcista muy marcada en prácticamente todos sus cruces, se toma una pausa en alguno de ellos. El euro, sin embargo, no logra despegar y escaparse de sus mínimos anuales de 1.1520 a los que llegó la semana anterior, pero al menos no ha vuelto acercarse a ellos. En las primeras horas del martes, la moneda única toma fuerza, superando 1.1650, con un impulso que parece tener un final cercano.
La libra esterlina, habitualmente compañera de aventuras del euro, esta vez se aleja del mismo, con un alza que por ahora no presenta muchas fisuras. La economía británica, con muchas dificultades, parece estar mejor parada de cara al futuro que la de la Eurozona, y los niveles de inflación de Reino Unido mantienen expectantes a los mercados, sobre todo en momentos en que la presión sobre el Banco de Inglaterra para aumentar sus tipos de interés se hace algo más visible.
El yen sigue arbitrando al resto de las monedas, con una baja de la cual no logra recuperarse. Todos los pares del yen presentan curvas de precios similares, con niveles de sobrecompra marcados, algunos en extremo. Sin embargo, la moneda nipona no hace más que recuperar un puñado de puntos, antes de retroceder nuevamente. Las ganancias de la bolsa de Nueva York son un claro obstáculo para el yen, y en tanto no se produzcan tomas de beneficios en las acciones, el cruce USD/JPY no volverá a caer.
La onza de oro puede dar fe de que los inversores están buscando riesgo, al menos por unos días más. El metal precioso supo alcanzar los 1800 dólares pocos días atrás, pero no logra ahora despegarse de sus mínimos de la semana pasada. Solo el quiebre de 1790 dólares podría darle al metal precioso un nuevo impulso alcista, pero esto, que esperábamos el lunes, no sucedió, quedando limitada la onza a un rango de precios muy estrecho.
El petróleo vuelve a ser protagonista en los mercados. La materia prima líder acentúa sus ganancias, más allá de las correcciones lógicas luego de llegar a máximos de casi 7 años en varias sesiones consecutivas. La crisis energética preocupa en gran parte del mundo, sobre todo por el impacto que tiene en la inflación. Precisamente, el fenómeno de la inflación, acotado desde hace años a países con gobiernos populistas e ineficientes -por llamarlos en términos generosos- se hace presenta ahora en gran parte del mundo.
Sobre el particular, conviene acotar que la montaña de dinero emitida por la Fed, y volcada a la economía (con buena parte de ese dinero en los mercados) es mucho más grande que la que emitió el resto del mundo, pero es solo una cuestión de volumen. Los bancos centrales, con el guiño de los gobiernos, no encontraron mejor forma de salir de la crisis que emitir en forma descontrolada, con las consecuencias que ahora se ven. A ese dinero sin respaldo se le suma el acumulado en la pandemia, y además de la demanda extraordinaria de bienes y servicios, se suma la escasez de abastecimiento, ambos fenómenos previsibles, y sobre los cuales los gobiernos -y nuevamente los bancos centrales- eligieron calificar como “transitorios”.
Esto significa que por dinamizar la economía, los países eligieron dejar escapar la inflación, que es implícitamente el impuesto más nocivo que se puede aplicar a una sociedad, sobre todo en sus capas sociales más bajas. Si la Fed toma debida nota de esto, y pareciera que ya lo hizo, deberá recortar los fondos que coloca mensualmente, y detrás de ella irán los demás bancos centrales.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
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