Técnicamente hablando, Bitcoin es una red informática descentralizada. Fue lanzado en 2008, y en sus primeros años se concebía como un proyecto diseñado por profesionales informáticos que querían mejorar el sistema financiero global y comenzaron a usar éste activo digital para intercambios e inversiones. En 2013, el precio de Bitcoin saltó brevemente por encima de la marca de los USD 1,000 por primera vez, seguido de una caída significativa del precio y unos años de silencio.
Para el año 2017, Bitcoin alcanzó el precio de USD 20,000 y de allí en adelante entró en una espiral de crecimiento y caídas rutinarias que lo llevaron hasta los USD 65,000. Ello nos lleva a formular las siguientes interrogantes: ¿Qué ha pasado a lo largo de los años? ¿Bitcoin se establecerá como un activo de reserva? ¿Será aceptado por las grandes potencias financieras del planeta?. A día de hoy, la valoración de todos los Bitcoins combinados es de alrededor de USD 1,080 billones, que es aproximadamente el 8% de la valoración del oro. Esto significa que el Bitcoin ya ha alcanzado un tamaño importante en la arquitectura financiera global.
Pero, ¿qué hay detrás de Bitcoin?
En bitiq.org/es/ hay mucha información sobre el Bitcoin y su rol de red descentralizada con distribución en todos los países del mundo. Ello significa que no hay una autoridad central. Su tecnología le ha permitido mantenerse operativa y sin interrupción durante más de diez años. Por lo tanto, es seguro asumir que éste criptoactivo seguirá funcionando sin interrupciones durante los próximos años.
Como es bien sabido, la potencia informática que respalda estas operaciones consume mucha energía eléctrica. Esto puede ser criticado, pero también se puede ver a un nivel más profundo: el consumo de electricidad debe evaluarse primero de manera neutral. Es decir, ¿Cuánto es el consumo por ver la televisión cada noche en millones de hogares del planeta? ¿Quién determina el consumo por todos los juegos online que hoy están tan de moda?.Todo esto también cuesta electricidad y por lo tanto, es muy importante sincerar las estadísticas. La red de Bitcoin utiliza entre un 55 y un 65% de electricidad de fuentes verdes, ciertamente eso no mejora el consumo de electricidad, pero lo coloca en un contexto ligeramente diferente. Quizás el problema real acá es que la arquitectura de Bitcoin no se puede adaptar a corto plazo y necesita afinar múltiples criterios para hacer una adecuación a largo plazo.
Marco regulatorio
Debe quedar claro que Bitcoin no está desregulado. Las personas y empresas que poseen, compran y venden Bitcoin están, por supuesto, sujetas al sistema legal en el que residen. Aquellos que interactúan con la red (propietarios, compradores y vendedores de Bitcoins) deben, por supuesto, cumplir con la ley, incluso si la red en sí está fuera del alcance de los estados. Para las empresas de la industria financiera, el estado también emitió reglas claras a principios de 2021. Por ejemplo, el gobierno alemán ya clasificó Bitcoin para particulares con bastante claridad hace unos años. En resumen: las personas pueden poseer y comerciar con Bitcoin siempre que no se involucren en el lavado de dinero, no cometan fraude fiscal y no lleven a cabo otras actividades delictivas.
En los demás países europeos y también dentro los Estados Unidos se permite que sus ciudadanos y empresas manejen Bitcoin porque el marco legal es mayormente claro. Por lo tanto, esta libertad requiere un aparato estatal que funcione y sea efectivo para poder castigar los delitos correspondientes. Libertad, pero dentro de los límites es cómo se puede resumir la tolerancia de Europa y América hacia Bitcoin & Co.
La situación es diferente en Turquía, por ejemplo. Allí, la tasa de inflación se ha elevado a un valor superior al 10% y la lira turca está perdiendo cada vez más valor. Para evitar que los jóvenes, en particular, utilicen métodos de pago alternativos, se ha detenido el uso de criptomonedas con fines de pago. Pero de ninguna manera están prohibidas las criptomonedas en Turquía. Se permite invertirlos y poseerlos, mientras que su uso como medio de pago está prohibido. El gobierno indio había decidido prohibir las criptomonedas por completo hace algún tiempo. Una razón concebible para esto: debido a la naturaleza compleja de la gobernanza en el estado indio, los delitos y las actividades delictivas no se castigan con tanta severidad como en otros lugares.
Bitcoin tampoco está prohibido fundamentalmente en China, sino que existen restricciones para ciertos servicios con criptomonedas que no utilicen energía renovable. No hay indicios de una tendencia hacia una regulación global uniforme. En cambio, cada estado actúa de manera diferente pero hasta cierto punto comprensible en sí mismo: desde Bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador hasta una prohibición total en India. En cualquier caso, las criptomonedas son fascinantes. Y es por ello que ha surgido un ecosistema global con perspectivas completamente adaptables al requerimiento del inversor.