La bolsa de Nueva York experimentó el miércoles una recuperación de mediana intensidad, que se hizo más visible sobre la tarde de la sesión. Las acciones principales, en especial algunas de tecnología, recuperaron posiciones, y los futuros de los índices Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq 100 presentan signos positivos para las próximas sesiones.
Desde un costado técnico, el gráfico diario de los dos primeros tienen sendas figuras de cambio de tendencia -doble suelo y triple suelo- que aún no se han confirmado. Dado que se habla de gráficos intradiarios, los objetivos de dichas formaciones son amplios, y el plazo para que los mismos se cumplan puede abarcar varios días.
Tomando en cuenta las noticias, las nóminas de empleo privadas, publicadas por la consultora ADP, reflejaron la creación de 568 mil puestos, muy por encima de lo esperado. Este dato le brinda a los mercados una perspectiva alcista para los datos del Departamento de Trabajo, que se conocerán el viernes por la mañana. Todo esto, considerando que las cifras de agosto fueron realmente débiles, y que no sorprenderá que las de septiembre compensen de alguna forma la floja cifra mencionada.
Conviene, de todas formas, revisar cual puede ser la posible reacción de los mercados a datos de empleo muy positivos. Cualquier aficionado a los mercados supondrían, con sentido común, que mayor empleo y menor desempleo deberían darle un mayor impulso a la bolsa. Si bien algo de eso se vio el miércoles, lo cierto es que, ante datos oficiales muy buenos, equivaldrán a un final de fiesta en Nueva York.
El presidente de la Fed, Sr. Powell, repitió por todas las vías posibles, en un cambio de postura repentino y sorprendente, que el tiempo de recortar parte de los fondos que coloca el banco central en la economía (120 mil millones de dólares por mes) ha llegado. Y que un buen dato de empleos puede ser lo que necesita para convencerse. Hombre de fuertes convicciones, por lo visto, no le alcanza una inflación que supera generosamente el 5% anual, y que es el más regresivo y dañino de los impuestos, para tomar medidas.
Con este escenario sobre la mesa, cabe preguntarse si este “veranito” de Wall Street no terminará abruptamente el viernes por la mañana. Todo hace suponer que sí.
Con todo, el dólar sigue tocando máximos anuales ante el euro. La moneda única aparece vapuleada en estos días, y sin mucho para defenderse. Desde el Banco Central Europeo avisan, a su manera, que la política monetaria actual es bastante cómoda, y no hay por qué cambiarla. Y en verdad no tienen por qué hacerlo.
La libra esterlina se bambolea al ritmo de la crisis de abastecimiento, que lentamente parece ir pasando. A esta altura deben ser muchos los británicos que se preguntan quien los indujo, por decirlo en términos publicables, a votar por el Brexit. Deben pensarlo, sobre todo, cuando reponen combustible en sus vehículos.
Respecto al oro, sigue boyando sin un rumbo claro, pero si logra superar, con cierta confirmación y firmeza, la zona de 1780 dólares, tendrá un camino alcista asegurado.
La crisis energética se traduce en mayores costos, no solo del combustible y en Reino Unido, sino en el gas, y en toda Europa. Si no se toman medidas rápidamente, al BCE se le hará difícil sostener la tasa de interés negativa, con una inflación que ya pasó el 3% interanual.
Lo que viene este jueves es la cifra de peticiones semanales de subsidio por desempleo. Estas vienen bajando progresivamente, a la par de un mercado laboral que luce sólido, y que es la principal victoria de la Fed en todo este proceso de pandemia.
La apertura de Wall Street permitirá saber si las ganancias de los papeles lideres se extienden un día más. Al cabo, nada ha sucedido para que ello no ocurra. Si hasta China tuvo festivo este jueves…
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
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