Desde hace ya varios años, el bitcoin ha irrumpido con fuerza en nuestras vidas hasta convertirse en un tema cotidiano que podría aparecer en cualquier conversación. Este concepto nace a través de un proceso llamado minería, como si de una excavación de la que se extraen metales preciosos para acuñar monedas se tratara, con la diferencia de que estas tienen una evolución diferente. Los mineros de bitcoin son los que dan forma a este nuevo “tipo de dinero”; ellos compran un hardware informático, desarrollan redes que reúnen la información requerida y además verifican que las transacciones entre las mismas sean correctas. A cambio, los mineros reciben bitcoins que más adelante circularán en la economía en general.
Como se puede imaginar, los mineros están repartidos por todo el mundo, y es esta descentralización la que sitios web como bitcoinchampion consideran como la clave del innegable éxito de este nueva y renovada imagen de la economía. Esta distribución alienta a designar un poder central que se encargue de dirigir la creación de estas monedas; no obstante, esto deriva en una gran concentración de poder en manos de unos pocos que podría acabar en desastre en caso de no confiarle esta responsabilidad a las personas adecuadas.
Son cada vez más quienes se preocupan por este potencial problema y animan a la red a producir más bitcoins de manera periódica sin interferencias para, de algún modo, garantizar cierta estabilidad. La seguridad y el equilibrio son los dos factores que los usuarios de este tipo de moneda buscan con más ahínco, por eso la lucha por la solidez de este medio es desde sus inicios la gran inquietud y problema latente de sus mineros.
No obstante, a pesar de tener muchas cosas en contra, está demostrado que, si tuviéramos que catalogar el bitcoin como un éxito o como un fracaso, nos decantaríamos sin dudarlo por la primera opción. El hecho de que se trate de una moneda limitada implica que cuanto más se expanda su uso, mayor será su valor en el mercado, pues la demanda comenzará a superar a la oferta, disparando su rentabilidad sin perder de vista su alto valor volátil, que puede considerarse hasta algo positivo teniendo en cuenta que ambas características llevan implícita la posibilidad de generar atractivos beneficios simplificando transacciones a nivel internacional y en continuo desarrollo.
Tal y como acabamos de mencionar, los usuarios que se plantean sumergirse en el trading pueden verse desalentados por la multitud de inconvenientes que rodean al tema, pero una vez que han tomado la decisión de emprender este proyecto siempre suelen tener presente los motivos que les llevaron hasta ahí. La libertad financiera es algo que siempre capta la atención de este tipo de usuarios que buscan, además de aliviar preocupaciones por sus facturas y otros problemas cotidianos, una libertad real, pues con tan solo un ordenador con conexión a internet podrán tomar decisiones que pueden cambiarles la vida. Sólo pensar que puedes poner punto y final a un horario rígido de oficina, con flexibilidad, compatibilidad y sobretodo autodeterminación sobre tus propias acciones hacen que este nuevo oficio haya llamado la atención de millones de personas, cuya cifra de usuarios no para de crecer