La fuerte baja de las acciones en Nueva York del viernes refleja algo que era un secreto a voces, pero que no tenía efecto en los mercados: nadie le cree a la Fed. El presidente Powell, que intenta calmar a todos con argumentos débiles, se debe preguntar hasta cuando tendrá sentido mantener un discurso como el que viene repitiendo desde hace meses. Y, por supuesto, lo mismo cuenta para el Comité de Política Monetaria en pleno, que mantiene una visión artificialmente unánime.
Es de principiantes saber que si se emite dinero sin respaldo y en forma descontrolada, y más cuando la economía viene dando señales de recuperación muy fehacientes, la inflación se escapará por fuera de las metas previstas. Powell, hace aproximadamente un año, se encargó de aclarar que la meta del 2% pasaba a estar “un poco” por encima de dicho nivel. Claro, no aclaró si ese poco era dejarla llegar al 5.4%, como se publicó el martes pasado, o al 4.5% subyacente, que es la medición con la que intenta mostrar que todo volverá pronto a la normalidad.
Lo que intenta Powell es no enojar a los mercados. Y los mercados le creyeron a regañadientes, hasta que dejaron de hacerlo. Las acciones estiran sus ganancias a límites insospechados, y hoy es normal escuchar a algún joven asesor aconsejar a pequeños inversores resguardarse en acciones, ante la suposición de que las mismas seguirán creciendo para siempre. En casos como estos, conviene revisar los principios de la Teoría de Dow, que el propio Charles Dow publicó en The Wall Street Journal en 1902. Hace casi 120 años pasaba lo mismo que ahora.
El dólar tiene un fértil camino por delante. Además de la política monetaria de la Fed, los mercados se preocupan por la expansión de la variante Delta del virus, que en diversos países de Europa ya ha obligado a las autoridades a tomar medidas de restricción. En la península de Florida, en Estados Unidos, el virus vuelve a pisar fuerte con esta variante.
En este contexto, el euro, la libra esterlina, el dólar australiano y el dólar canadiense tienen un destino bajista en los próximos tiempos. Un poco, por lo mencionado; otro, porque hay divisas, como el dólar canadiense, que se encuentran vinculadas a las materias primas. Por caso, el domingo, la OPEP+ anunció un acuerdo para aumentar la producción de petróleo. La materia prima, que llegó a su máximo de octubre de 2018 en junio, corrige fuerte a la baja en estos días, y es probable que así continúe. El dólar canadiense podría incluso acercarse a 1.3000, y el peso mexicano a 22 unidades por dólar.
China está dando signos de que frenará, en parte, sus importaciones de materias primas. Esto también generará presión sobre el tipo de cambio en regiones como Latinoamérica. A las turbulencias políticas en diversos países, ahora se suma esta circunstancia, que hará, por ejemplo, que el dólar supere con claridad los 4 soles en Perú, se acerque a los 4000 pesos en Colombia, y siga presionando sobre el debilitado peso argentino, cuyos mínimos históricos se suceden mes a mes desde mediados de 2019.
Respecto a la estricta actualidad, la apertura de Wall Street será el centro de atención de los inversores. Si la corrección bajista del viernes se mantiene, todo puede acelerarse durante el horario americano; de lo contrario, el dólar volverá a crecer, pero en unos pocos días.
Del resto de la semana, se destaca la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo, prevista para el jueves. Poco hará la Sra. Lagarde en esta materia, luego de anunciar un cambio de metas de inflación, que buscar redondear la misma en el 2%. Algo similar a lo que planteaba Jerome Powell hace un año, cuando en Estados Unidos la medición se encontraba en el 1.6 o 1.7%, sin prever (o tal vez sí), que 12 meses después más que duplicaría sus metas.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College