Hay consenso entre los analistas de Wall Street sobre que el gigante del entretenimiento en streaming, Netflix no tendrá mucho con qué impresionar a los mercados cuando publique sus resultados del segundo trimestre mañana.
El gran auge durante el confinamiento del año pasado, que mantuvo a loa usuarios encerrados en sus hogares a causa de la pandemia, y que llevó el número de suscriptores de la compañía a más de 200 millones en más de 190 países, ya ha terminado. De hecho, durante el primer trimestre, la compañía con sede en Los Gatos, California, sumó sólo 3,98 millones de suscriptores, frente a las expectativas de los analistas que hablaban de 6,29 millones y frente a su propio pronóstico de 6 millones.
Eso ha marcado el comienzo de año más débil desde 2013, cuando Netflix sumó alrededor de 3 millones de clientes, según datos de Bloomberg.
Si el pronóstico de la compañía de sumar solo un millón de suscriptores se mantiene en el período que concluía el 30 de junio, será el peor trimestre para Netflix desde los primeros días de su servicio de streaming.
En el corto plazo, esa repentina reversión del crecimiento está teniendo un efecto negativo en el precio de las acciones de la compañía. Tras subir más de un 60% en 2020, sus acciones apenas se han movido este año. Han descendido un 2% en el conjunto del año, cerrando en 530,31 dólares el viernes.
Aun así, para los inversores que siguen de cerca las previsiones de la administración desde que comenzara la pandemia, este resultado no es ninguna sorpresa. Netflix lleva meses advirtiendo de que el crecimiento se desaceleraría cuando los clientes se vieran libres de las restricciones provocadas por el COVID-19 y reanuden sus rutinas normales.
Competencia sin precedentes
Sin embargo, si la batalla en el mundo post-pandemia es evitar que los usuarios cancelen sus suscripciones, entonces está claro que Netflix sigue estando bien posicionado para ganar esta carrera. Según la carta trimestral de la compañía a los accionistas, la tasa de abandono, o el número de suscriptores que abandonan la aplicación, ha sido menor que hace un año, incluso después de que el servicio elevara su precio de suscripción.
Netflix se enfrenta a una competencia sin precedentes en el mercado de video en streaming, donde rivales como Disney +, HBO Max y Peacock, junto con otros proveedores de grandes recursos como Amazon, compiten por la cuota de mercado.
A medida que la pandemia retrocede gradualmente, Netflix planea producir más programas tras un año de sequía en cuanto a producciones. La compañía tiene como objetivo gastar 17.000 millones de dólares en efectivo en programación este año, frente a los 12.500 millones de dólares del año pasado y a los 14.800 millones de dólares de 2019. Netflix está priorizando las inversiones en programación fuera de Estados Unidos, donde residen la mayoría de sus nuevos clientes.
Hay otra cuestión positiva que los inversores a largo plazo deben tener en cuenta: Netflix ya no depende de la deuda para impulsar su crecimiento. Tras años de préstamos para financiar la producción, Netflix ha dicho que ya no necesita recaudar financiación externa para respaldar las operaciones diarias. La compañía planea reducir la deuda y recomprará hasta 5.000 millones de dólares en acciones.
En conclusión
Tras el efecto impulsor del COVID-19, el crecimiento de suscripciones de Netflix va a seguir desacelerándose en comparación con el año pasado. Pero la compañía de streaming ha emergido mucho más fuerte del contexto sin precedentes del año pasado, solidificando su efectivo y su posición en el mercado. Cualquier debilitamiento posterior de las ganancias de sus acciones supone una oportunidad de compra para los inversores a largo plazo.
Haris Anwar/Investing.com
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