La medición de la inflación de mayo en Estados Unidos arrojó un nivel del 5% en términos generales, y el 3.8% la que excluye alimentos y energía. Las cifras quedaron muy por encima de lo esperado, y encienden alarmas serias de cara al futuro. Sin embargo, la Fed no acusa recibo, y mantiene un discurso homogéneo a través de los miembros del Comité de Política Monetaria (FOMC), afirmando que se trata de una situación temporal, derivada de la gran caída de la economía en los primeros meses de la pandemia, que fue revertida en los meses posteriores.
La realidad es que con el gigantesco nivel de emisión es imposible no esperar una inflación que supere por mucho los objetivos de los bancos centrales considerados serios, y la Fed, al menos hasta ahora, es uno de ellos. Pero también el banco central se enfrenta al dilema de reducir sus colocaciones de fondos a través de la compra de bonos y enfrentar a los mercados, o controlar la inflación. Por ahora, prefiere priorizar la fiesta de liquidez que nutre a la bolsa, a riesgo de generar una escalada inflacionaria grosera, y provocar una baja de las acciones, que crecen en forma desmedida en muchos casos, produciendo una burbuja de difícil resolución.
En la bolsa se ha creado un clima extraño. Se sabe que la fiesta tiene que terminar, pero no se sabe cuando. De modo tal que conviene seguir inflando los precios, antes de que el FOMC comience a tomarse la inflación en serio, y reflejo de ello es que lo que se vio el jueves en Wall Street. El índice S&P 500 volvió a tocar máximos históricos, en tanto el Nasdaq 100 y el Dow Jones se acercan a dichas marcas, algo que parece cuestión de horas.
El dólar volvió a caer, aunque en forma menos intensa, en sus pares principales, ante la búsqueda de activos de inversión, y así el euro, la libra esterlina y las monedas vinculadas a las materias primas como el dólar australiano y el dólar canadiense vuelven a ganar posiciones.
El euro se vio algo más limitado, producto de que el Banco Central Europeo dejó sin cambios la tasa de interés, en tanto la titular del organismo, Christine Lagarde, no dio muchas pistas acerca de lo que viene. Lo que es seguro es que los planes de estímulo se mantendrán sin cambios durante un buen tiempo, sobre todo cuando los pronósticos de inflación para este año no llegan siquiera al 1.8%.
Lo que viene es una sesión de viernes sin muchos cambios. A la pausa que los mercados suelen tomarse los viernes pasado el mediodía se suma que nada ha cambiado en la bolsa, el dólar se mantiene débil, no hay motivos para pensar en que algo extraño suceda -claro, hasta que un día suceda sin previo aviso y que vendrá del lado de la escasez de volumen en las alzas- y el miércoles la Fed tendrá su comunicado de política monetaria. Allí se sabrá que le parece al Sr. Powell la inflación actual, y sobre todo se verá si tanto el funcionario como el Comité que lo acompaña están a la altura de los hechos, o seguirán detrás de los mismos, repitiendo automáticamente que están comprometidos con la recuperación de la economía y, sin ponerse colorados, seguir inflando a la misma.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College