Es notable el nivel de temor que expresan algunos funcionarios en materia de política monetaria en Estados Unidos. Esta vez, en rigor de verdad, no fue un oficial de la Fed el que habló, sino la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, extitular del organismo. Puntualmente, Yellen dijo que una tasa de interés algo más alta sería una ventaja para Estados Unidos, pero antes de que algún precio se mueva en dirección no deseada, aclaró que emitir muchos dólares no traerá inflación excesiva, un discurso propio de regímenes populistas y sin sustento. Y si algo no se le puede achacar a Yellen es impericia técnica, dado que se manejó con sobriedad y amplio conocimiento en sus años en la Fed. Sin embargo, tanto la funcionaria como los miembros del FOMC parecen moverse ahora en medio de un lodazal.
Y es que la política que el banco central ha llevado desde un año a esta parte, luego acompañada por los planes sin límites del gobierno de Biden, a su vez azuzados por gran parte de la prensa estadounidense, ahora encuentra algunos baches de los que será difícil salir. Los mercados se han acostumbrado a los dólares fáciles, y a protestar con caídas groseras, como las que sufrió Wall Street en marzo de 2020, que invariablemente eran seguidas de anuncios de montañas de dólares para calmar los ánimos. De hecho, la crisis bursátil terminó en el mismo momento en que Jerome Powell, titular de la Fed, declaró que habría estímulo ilimitado. Una suerte de “canilla libre” de dólares hasta que todo se estabilice. Por lo visto, tanto Powell, como el Comité, Yellen y el gobierno no notan mejoría alguna.
El dólar se mantiene débil producto de estas idas y vueltas, y no hay muchos motivos para pensar en un regreso. Las acciones principales se encaminan nuevamente a máximos históricos, ante la confianza, diríamos la convicción, de que la Fed, con el apoyo del gobierno, seguirá colocando fondos sin sustento, derrumbando a una moneda que, pese a todo, sigue siendo la de mayor confianza en el mundo. Si así no fuera, su devaluación estaría teniendo ribetes históricos.
El lunes, como suele suceder, los movimientos en las divisas principales fueron escasos y medidos. Pero no perdieron tiempo las monedas líderes para volver a buscar objetivos alcistas, que a la luz de lo que viene parecen de escaso tenor. El euro tiene la chance de ir a buscar sus máximos del año en 1.2346, salvo que desde el Banco Central Europeo, cuya reunión de política monetaria tendrá lugar el jueves, envíen alguna señal de protesta. En dicho caso entraremos en las ya antiguas guerras de divisas, esta vez con el dólar y el euro como protagonistas.
Este martes luce como un día de consolidación de las tendencias actuales, muy desfavorables para el billete. Es probable que vemos una ligera caída del dólar canadiense, dado que el Banco de Canadá tendrá su anuncio de política monetaria el miércoles, y se espera un nuevo rally del Loonie. Nada mejor que este se inicie desde niveles bajos.
Y también es esperable un nuevo rally de las acciones. Los índices bursátiles apuntan muy alto, y parecen listos para superar sus respectivas marcas históricas muy pronto. Tal vez este martes sea el día elegido.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
Adrián Aquaro
Trader College