La presentación del presidente de la Fed, Jerome Powell, dejó tela para cortar el miércoles por la tarde. El funcionario habló fundamentalmente de la cuestión del empleo, que durante buena parte de 2020 buscó recuperar la enorme pérdida de trabajo de abril de ese año, de más de 20 millones de empleos. Cuando parecía que el círculo se tornaba virtuoso, ya desde octubre comenzó a mostrar algunos signos de nueva debilidad, para confirmar la misma en enero de 2021, con menos de 50 mil empleos generados. Powell busca que Estados Unidos vuelva a tener una tasa de pleno empleo, que en su hora la extitular de la Fed y hoy Secretaria del Tesoro Janet Yellen había estimado en el 5%. En su momento, Yellen decía que cuando la tasa llegara a tal nivel la Fed elevaría la tasa de interés, algo que demoró hasta la asunción del presidente Trump, a inicios de 2017, pese a que el 5% lo había conseguido casi 6 meses antes.
La tasa de interés no es un problema por ahora para la Fed. El índice de inflación mostró que en enero no hubo cambios en la inflación subyacente, que excluye energía y alimentos, y un 0.3% en la medición que sí incluye estas variables. La tasa interanual quedó en el 1.4% en ambas mediciones, aún cuando los alimentos crecieron un 3.7%, y la energía cayó un 3.6%.
Esto llama a una ligera reflexión. Si bien hoy los mercados disfrutan de una liquidez incomparable, y Wall Street está inundada de dólares, es claro que la inflación queda en los niveles actuales por efecto de la caída de los valores de la energía, que crecieron en diciembre un 2.3 y en enero un 3.5%. Cuando los efectos de la caída del petróleo de marzo a mayo se terminen, esto es en junio de 2021 ¿qué sucederá con la inflación? ¿No es acaso una medición totalmente parcial tomar la referencia de una situación absolutamente excepcional como representó la caída de más del 20% en la energía durante el peor momento de la pandemia, que fue cuando explotó, allá por marzo y abril del año anterior?
Claramente, y con los precios del petróleo rozando los 60 dólares, la inflación será un problema hacia mediados de 2021, cuando se acerque e incluso supere el 2%, y con una montaña de dinero circulando. Habrá que ver entonces cual será el discurso de la Fed, y como hará para esterilizar al menos parte de ese más del 40% del PBI que habrá emitido, por iniciativa propia y por la de los gobiernos de Trump y Biden, en pocos meses.
La emisión de dinero se ha convertido en una costumbre de prácticamente todos los países, una medida que queda cómoda y goza del visto bueno de gran parte de la población. Sin embargo, los efectos de esta emisión van a comenzar a aflorar cuando la pandemia no sea tan violenta como ahora.
La baja inflación le dio fuerza nuevamente a la bolsa. Pese a que el dato no fue positivo, Wall Street encontró otro argumento para que el gobierno siga emitiendo, lo cual generará mayor volumen para operar, algo de manual.
En las primeras horas del jueves, el euro sigue por encima de 1.2100, sin muchos cambios respecto a las últimas 24 horas, cotizando a 1.2130 en estos momentos, y con una tendencia alcista en el gráfico de 4 horas. Deberá el euro superar 1.2165 para aspirar a mayores ganancias, algo que no parece del todo probable en las próximas horas.
La libra esterlina, en tanto, se mantiene arriba de 1.3800, pero lejos de 1.3900, cota que parecía quedar cerca en la tarde del miércoles. La superación de 1.3855 le dará a la divisa británica un nuevo impulso alcista.
El yen detuvo su alza en 104.40 el miércoles, pero no ofrece atractivos en estas horas, y todo indica que al quiebre de 104.80 el par USD/JPY podría apuntar al alza en las próximas horas.
La publicación de las peticiones semanales de desempleo será el dato a seguir este jueves, a las 8:30 del este. La apertura de Nueva York a las 9:30, le dará una tendencia definitiva a los mercados.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College