Desde que se inicia la propagación del virus del COVID-19 en 1T20 y empieza el sesgo de vidas humanas, las necesidades inmediatas son encontrar un tratamiento eficaz para atender a los enfermos y descubrir una vacuna que prevenga los contagios y detenga la propagación. La falta de conocimiento de este virus en la fase inicial de la pandemia, la diversidad de efectos sobre el ser humano y la falta de uniformidad en su comportamiento son retos para la comunidad médica.
Coronavirus en comparación con otras epidemias
Si comparamos el COVID-19 con otras epidemias, en 2020 ha causado la muerte a 1,6 millones de personas (la tasa de mortandad es el 3% de los pacientes infectados), mientras que el SARS (noviembre 2002 a julio 2003) causó 774 muertes (mortandad 10%) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (2012) 858 muertes (mortandad 34%). Se atribuyen entre 290.000 y 650.000 fallecimientos anualmente al virus de la gripe. Ya hay una vacuna contra el COVID-19 aprobada en EE.UU. y en el Reino Unido, en breve lo estará en Europa y llegarán otras vacunas. Estamos en el camino de regreso a la normalidad, pero desconocemos lo largo que el camino puede ser por el tiempo que lleva vacunar a una parte importante de la población y que la vacuna cause efecto tras la vacunación.
Test de detección del COVID-19
Para muchas personas, el primer acercamiento a esta epidemia es el test de detección, práctica habitual en las empresas antes de reincorporar a sus trabajadores tras el confinamiento. Hay una variedad de pruebas, PCR (técnica molecular que permite detectar si el genoma del virus está presente); test serológico (detecta la presencia de inmunoglobulinas que atacan al virus) y test de antígenos (dispositivos con resultados muy rápidos indicados para diagnosticar a personas sintomáticas). También están los tests serológicos de uso doméstico, más imprecisos que las pruebas de laboratorio.
Las principales compañías cotizadas en este segmento son Roche, Abbott, Seegene, Hologic y Thermo Fisher.
Tratamientos para pacientes de COVID
Los primeros tratamientos para pacientes infectados utilizan hidroxicloroquina, un fármaco contra la malaria y algunas enfermedades autoinmunes que posteriormente se deja de recomendar al no demostrarse su efectividad y tener efectos secundarios potencialmente peligrosos. Otros tratamientos emplean el esteroide dexametasona. China, Italia, Rusia e India aprueban el favipiravir, un antiviral usado para tratar la tuberculosis, también se cuestiona su eficacia.
El primer tratamiento específico aprobado es remdesivir, un antiviral de Gilead Sciences para tratar pacientes de ébola, también hay dudas sobre su efectividad y en noviembre la OMS recomienda no utilizarlo. Esta recomendación en contra del remdesivir (aunque su uso no ha sido prohibido) coincide con la aprobación de bamlanvimab desarrollado por Eli Lilly, es el primer fármaco de segunda generación diseñado específicamente contra el COVID-19 que no es una adaptación de un medicamento antiguo.
Posteriormente, Regeneron Pharmaceuticals también ha sido autorizada por la FDA de los EE. UU. a utilizar una combinación de casirivimab e imdevimab pata tratar a pacientes de COVID-19.
Lo más importante es que ya hay dos tratamientos aprobados y prevemos que aparezcan más a medida que lleguen al mercado desarrollos de otras compañías desde Johnson & Johnson hasta Pharma Mar.
Vacunas contra el coronavirus
La mortalidad se reduce en la segunda oleada de la pandemia, los motivos parecen ser la menor carga del virus y la efectividad de los tratamientos. La búsqueda de una vacuna es la siguiente necesidad. La esperanza es descubrir una vacuna eficaz (que supere el 60% de efectividad) para cortar la expansión de la pandemia y que permita regresar a una normalidad sin aislamientos, distanciamientos ni temores al contagio.
Fases en el desarrollo de la vacuna
El desarrollo de un fármaco tiene cuatro fases: Descubrimiento, Preclínica, Clínica y Aprobación y registro y puede llevar entre 10 y 15 años, aunque existen mecanismos de aprobación por vía de urgencia como sucede con necesidades terapéuticas relacionadas con enfermedades poco habituales (algunos tratamientos contra el cáncer).
La fase I identifica una necesidad médica para tratar una enfermedad. La tasa de éxito es muy baja (solamente 250 de cada 10.000 moléculas pasan a la siguiente fase) y suele ser una fase donde los desarrollos los hacen compañías biotecnológicas. Se demuestra la seguridad del compuesto y se guía hacia la pauta de administración óptima en las fases siguientes. La fase II son estudios terapéuticos exploratorios buscando encontrar la dosis adecuada y obtener los primeros datos sobre la eficacia del medicamento. Esta fase culmina con un estudio que se entrega a las agencias reguladoras para que autoricen la puesta en marcha de los ensayos clínicos en humanos. En la fase III se investiga cómo actúa el medicamento en las personas, si es eficaz para tratar la enfermedad y si su perfil de seguridad es adecuado. Los resultados obtenidos en los estudios de esta fase proporcionan la base para la aprobación del fármaco. Si se supera, se entra en la fase IV que es el proceso de solicitud a las agencias reguladoras para autorizar la comercialización del fármaco demostrando que tiene el efecto deseado.
Una vez autorizado el fármaco, después de su comercialización se llevan a cabo nuevos estudios para valorar la efectividad y seguridad en su utilización y se hace un seguimiento detallado de las incidencias bien para validarlo, modificar las recomendaciones de uso o retirar el fármaco. Las dos principales agencias regulatorias son la FDA de los EE.UU., la EMA europea y la PMDA japonesa.
El desarrollo de la vacuna contra el COVID-19 va a llevar menos de un año, es un plazo muy inferior al otras vacunas o medicamentos que suelen tardar de diez a quince años en llegar al mercado. Hasta ahora, la vacuna que logró la aprobación más rápida es la vacuna contra las paperas, que tardó cinco años en aprobarse. El gobierno de los EE.UU. ha financiado el desarrollo de vacunas contra el COVID19, esto ha permitido reforzar los equipos de investigadores, reclutar a un mayor número de pacientes y recortar el tiempo de desarrollo. Esperamos que se aprueben una o varias vacunas antes de finalizar 2020, supone completar las cuatro fases en unos diez meses. Siempre habrá un debate sobre el tiempo en que debería desarrollarse un medicamento y si una situación de urgencia justifica plazos inferiores a lo habitual. Las compañías afirman que han respetado los pasos y procesos habituales.
Vacunas aprobadas y en fases avanzadas
Los EE. UU. y el Reino Unido han aprobado el uso de la vacuna de Pfizer y esperamos que se apruebe en Europa en los últimos días de 2020. Actualmente hay otras tres vacunas terminando la fase III o en fase IV, son las de AstraZeneca, Moderna y Johnson & Johnson. Además, Sanofi, CureVac y Novavax tienen desarrollos en fase II. Moderna también ha solicitado la licencia de comercialización (fase IV) en EE.UU. y Europa, esperamos que se concedan antes de terminar 2020.
Las vacunaciones han empezado en el Reino Unido, EE.UU. y Canadá. AstraZeneca y Johnson & Johnson podrían obtener la licencia en 1T21, Sanofi, CureVac y Novavax a lo largo de 2021. China podría aprobar las vacunas en desarrollo de SinoVac, SinoPharm (fase IV en China), CanSino o Clover Biopharmaceuticals. Las aprobaciones en Europa y EE.UU. de las vacunas procedentes de China y Rusia podrían llevar más tiempo.
Efectividad y precios de las vacunas
Las vacunas de Pfizer y Moderna tienen efectividades del 95%, esto es inusualmente elevado y extraordinariamente positivo de cara a su éxito. AstraZeneca ha declarado 70% aunque es el 90% en dosificación baja y 62% en dosis más elevadas. Hay diferencias en los precios, la vacuna de AstraZeneca promete ser la más económica con un precio de 6€ por tratamiento de dos dosis. Otros fabricantes no han revelado sus políticas comerciales, se espera un rango de precios por tratamiento desde 8€ hasta 20€. Rusia ha autorizado la comercialización de la vacuna Sputnik V, decisión no refrendada por la EMA o la FDA.
Los estudios clínicos aún no se han publicado y hay incógnitas sobre cómo actúan estas vacunas en el organismo humano, duración de la inmunidad, si impide los contagios y cómo afecta a los grupos de edad y etnias. Pfizer y Moderna utilizan una técnica novedosa en sus vacunas, el ARN mensajero que fuerza la generación de anticuerpos en el organismo humano. Lo realmente importante es que en breve puede haber entre dos y cuatro vacunas en el mercado (más las de procedencia china y rusa) y que esta diversificación es muy positiva para solventar los problemas de fabricación y suministro.
Fabricación y suministro de las vacunas
Otro aspecto relevante es la fabricación y el suministro de las vacunas. Las magnitudes son impresionantes, la población mundial son 7.700 millones y aunque nunca se logrará vacunar a todos, podríamos estar hablando de suministrar 10.000 millones de dosis (dos dosis a 5.000 millones de personas). Para producir estas cantidades, es necesario apoyarse en fabricantes locales con capacidad de fabricación. Un ejemplo de compañías con estos conocimientos son AstraZeneca y Merck y en España destacamos a Rovi (tiene un acuerdo de fabricación con Moderna) y Reig Jofre. Otro reto es la logística de almacenaje y distribución bajo las condiciones de ultracongelación que precisan varias de las vacunas. En este campo, hay posibilidades para compañías logísticas de gran tamaño como Deutsche Post.
Suministro de la vacuna en España
La estrategia europea prevé que todos los Estados miembros tendrán acceso a las vacunas contra la COVID-19 al mismo tiempo y en función del tamaño de su población. A través de la UE, España tiene contratos de suministro con Pfizer, AstraZeneca, Moderna, Johnson & Johnson, Sanofi, y CureVac y se está negociando con Novavax. El reparto es proporcional a la población del país, si todas las vacunas de los acuerdos obtienen la autorización de la EMA, España recibirá alrededor de 140 millones de dosis para inmunizar a 80 millones de ciudadanos, un número superior a los 47 millones de personas que viven en nuestro país.
Esta previsión permite arrancar el plan de vacunación que prepara el gobierno para empezar en enero 2021 y que aspira a llegar a una parte sustancial de la población en el primer semestre a través de 13.000 puntos de vacunación. El proyecto de Presupuestos Generales del Estado 2021, aprobado el 3 de diciembre, y que ahora prosigue su tramitación en el Senado, prevé una partida de más de 1.000 M€ para la adquisición de las vacunas frente al COVID-19. Previsiblemente, los colectivos de mayor riesgo tendrán prioridad; profesionales médicos y personal a cargo de ancianos, seguidos de la población con edades comprendidas entre los 80 y 50 años.
Inversión en compañías relacionadas con la lucha contra el COVID
La inversión en activos relacionados con el COVID-19 se puede hacer a través de acciones. No hay fondos específicos en esta temática, esto es lógico dado el bajo número de compañías involucradas. También se puede invertir indirectamente mediante fondos de salud con presencia en compañías relacionadas con la lucha contra el COVID-19. En los tres fondos de salud que recomendamos, el que tiene más exposición esta clase de compañías es el JP Morgan Global Healthcare que en sus principales participaciones incluye a Thermo Fisher, Roche, Johnson & Johnson, Eli Lilly y AstraZeneca, la inversión en estas compañías representa el 19% de los activos del fondo. En cambio, los dos fondos de biotecnología que recomendamos (Candriam Equities Biotechnology y Franklin Biotechnology Discovery) apenas están presentes en la temática del COVID-19 y están posicionados en otros campos de investigación.
En nuestra opinión, estamos en el camino de regreso a la normalidad, pero desconocemos lo largo que el camino puede llegar a ser por el tiempo necesario para estar vacunados y que la vacuna cause efecto tras la vacunación.
Por Departamento de Análisis Bankinter
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