Si bien el panorama general de los mercados no ha cambiado sustancialmente en los últimos días, los plazos de determinados eventos se van acortando, y son inminentes las definiciones, que por supuesto tendrán efecto sobre los activos principales.
Por un lado, el proceso del Brexit. La salida de Reino Unido de la Unión Europea se ha convertido en una novela indescifrable, con intereses ocultos, y con negociadores que evidentemente no solo no tienen pericia, sino que hacen lo posible para no llegar a un acuerdo.
La libra esterlina está pendiente de este proceso. Sus habituales oscilaciones, mucho más amplias que las del euro, por ejemplo, se han hecho más grandes aún en los últimos días, lo cual justificará cualquier movimiento a futuro, ya sea al alza o a la baja de la moneda británica.
Por el momento, la tendencia de la libra se mantiene alcista en el corto y mediano plazo, lo cual no extraña: viene de muy abajo, 1.1410 en su mínimo anual (y de 35 años hacia atrás), y sus breves paradas en 1.2000 solo sirvieron como escalones intermedios para los niveles actuales, por encima de 1.3000.
No le será fácil a la libra superar 1.3500, pero tampoco creemos que ceda de 1.3000 en los próximos días. Si hay un acuerdo esta semana, puede que acelere rápidamente, pero solo será un movimiento de corta duración. Al cabo, el Brexit no le conviene a nadie, y cualquier muestra de euforia por la salida solo será por el alivio de terminar con un proceso interminable. Si no hay acuerdo, la baja de la libra será inevitable. En nuestra opinión, habrá una postergación, que deje todo como está, como ocurrió en marzo de 2019.
La otra cuestión, que tendrá un final más favorable, es la de las vacunas contra el virus. Si bien durante la semana anterior una de las firmas que elabora la vacuna debió postergar su lanzamiento por errores de cálculo en las pruebas, se espera alguna evolución por parte de las otras alternativas en danza. Esto puede darle un mayor optimismo a los mercados.
La bolsa de Nueva York volvió a tener días muy positivos ante las novedades de las vacunas, aunque habrá que evaluar hasta donde puede mantenerse este nivel de euforia. La impresión es que lo que viene es una corrección bajista de los índices de Nueva York.
La onza de oro, vapuleada durante varios días consecutivos, intentará alejarse de sus mínimos de varios meses, aunque la cota de 1900 dólares le queda muy lejos. En buena parte, una recuperación del oro dependerá de que la ola de optimismo actual se diluya, o de que algunos de los muchos informes que se esperan no sean positivos.
Precisamente, la agenda de noticias de la semana es profusa. A los habituales informes de fin de mes, se suma este lunes la reunión de la OPEP en Viena. La organización sufrió una crisis en marzo pasado ante el conflicto suscitado entre Rusia y Arabia Saudita, pero la recuperación del petróleo (que ya se ubica en niveles de inicio de ese mes) trajo tranquilidad. El dólar canadiense y el peso mexicano estarán pendientes de esta reunión.
El anuncio de política monetaria del Banco de Australia también será del interés de los inversores. El comunicado, que se conocerá en la sesión asiática del martes, puede impactar en un dólar australiano que se acerca a los máximos del año, en 0.7412. El Aussie se vio beneficiado por la debilidad general del dólar (el euro en máximos importantes, la libra con tono alcista, el franco suizo que regresa de máximos de 5 años) y por el aumento de las materias primas.
También tendremos esta semana las encuestas ISM de manufacturas y servicios, datos clave para la economía estadounidense. A ellas se sumarán los datos de empleo, tanto privado (encuesta ADP, el miércoles) y el del Departamento de Trabajo, el viernes.
Como se ve, una semana por demás interesante, con un dólar que intentará, después de un mes sumamente bajista, iniciar una recuperación sustentable.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College