Cuando en febrero de este mismo año se conocían los datos de manufacturas, servicios y empleos de enero, nadie podía imaginar la hecatombe que enfrentaría el mundo días después. En China ya había estallado la crisis sanitaria, pero aún no había llegado a Occidente, y nadie parecía muy preocupado. La bolsa de Nueva York alcanzaba, día tras día, máximos históricos, y el presidente Trump se encaminaba a una fácil reelección.
Con la llegada del virus a Italia en primer término, y a Estados Unidos pocos días después, todo se desmoronó. En tan solo unos días, los mercados sufrieron una caída histórica, que totalizó un 50% de lo que habían crecido en los 11 años anteriores hasta llegar a un nivel que, vaya paradoja, dejó al Dow Jones en el mismo precio que se encontraba el día que Trump ganó las elecciones de 2016.
Desde allí, sucesivas inyecciones de fondos por parte de la Fed le cambiaron la cara a los mercados bursátiles, y la recuperación económica no se hizo esperar. Sin embargo, nada volvió a ser lo que era para el gobierno de Trump, que se manejó, como la inmensa mayoría de los gobiernos del mundo, con la torpeza típica de quien se mueve en territorios no cartografiados.
Este martes finaliza el proceso de elecciones presidenciales, y a falta de unas pocas horas para que cierre la votación, nada está dicho. Tanto Trump como el opositor demócrata Joe Biden se declaran ganadores de antemano, y tal parece que en esta noche no habrá definiciones claras.
Los mercados aguardan ese momento con una tensión máxima. Al revés de lo que había sucedido 4 años antes, el dólar viene ganando posiciones en varios frentes, aunque ello no asegura que pueda seguir en ese camino cuando se conozcan los resultados. Es que, además, ni siquiera se sabe si habrá resultados, y si los hay, como serán interpretados. Hay peligro de incidentes en Washington, tal como reporta buena parte de la prensa estadounidense, que de todas formas se ha mostrado más parcial que nunca. Dependiendo de la fuente consultada, ambos candidatos tienen todo listo para ganar.
¿Qué se puede esperar de un día como este? En principio, movimientos no muy pronunciados en los pares principales de divisas, y tampoco en las acciones hasta el cierre. Luego, la volatilidad será lo que mande. Los índices de Wall Street habían crecido antes de la sesión del lunes, pero se mostraron erráticos durante la propia sesión.
El euro, la libra esterlina, el yen, entre las monedas principales, también brindan signos de debilidad en las horas previas a la elección. Sin embargo, todo puede cambiar de un momento a otro.
La recomendación, a riesgo de caer en lo reiterativo, es no apurarse a tomar posiciones. Los mercados están abiertos durante las 24 horas, de lunes a viernes ¿Alguien realmente cree que con una cuenta minorista puede salvar su futuro económico con dos o tres operaciones? ¿Cuál es el beneficio máximo que puede obtener? ¿Un 200% de ganancias? Ese 200% ¿le cambia la vida? Quien opere con las noticias este martes tiene mucho para perder y muy poco para ganar. Pero no es necesario que crea en lo que dice este texto. Puede probarlo yendo al gráfico de 4 horas de cualquier par de divisas el día de las elecciones de 2016 y lo comprobará. En momentos así, la operatoria se convierte en un juego, y quien suscribe considera que los mercados son todo lo contrario, y que poco queda librado al azar.
Trump vs. Biden, un modelo frente a otro. En pocas horas sabremos si el mundo continúa en la dirección actual o si es la hora de un cambio.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
Adrián Aquaro
Trader College