La sesión del miércoles quedará en la memoria de los operadores por un buen tiempo, ante una caída muy fuere de las acciones principales en Nueva York. Ya las bolsas europeas habían experimentado bajas de relevancia, y en horario americano el clima pesimista no hizo más que profundizarse. Ya queda fuera de moda hablar de “días negros” en la bolsa, expresión que volvió a aparecer en estos días. De episodios como este quedó lleno el calendario este año.
A esta altura, resulta evidente que los movimientos de este tipo no solo responden a la pandemia, que en verdad viene azotando al mundo desde marzo. Sí es un factor importante, pero no se puede soslayar que en 5 días tenemos elecciones presidenciales en Estados Unidos.
De todas formas, a veces conviene quedarse con la versión oficial de las cosas. Y esta versión dice que la imposición de nuevas restricciones a la circulación de personas en Francia y Alemania causó tal desplome, una situación que no es nueva, pero que se profundizó en estas horas. El problema es que las restricciones no durarán dos días, sino un tiempo considerable. ¿Se puede esperar acaso una caída de Wall Street durante mucho tiempo? No lo creemos.
Alemania, por caso, cierra sus restaurantes y bares hasta fin de noviembre. Francia estableció una cuarentena estricta luego de que los sucesivos toques de queda no tuvieran efecto alguno.
Pero no hay que pensar solo en este factor. Lo que realmente hace desplomar a Wall Street es la falta de acuerdo entre los legisladores, que no pudieron implementar antes de las elecciones el plan de estímulo a la economía. Muchos consideran este plan fundamental para poner en marcha con velocidad a los negocios en Estados Unidos, y para asistir a quienes han quedado sin trabajo en los últimos meses.
Los hechos, de todas formas, están a la vista. Las acciones líderes cayeron en buena forma, con Apple, Microsoft y Google perdiendo más de un 4% en promedio, en tanto Boeing, el gigante de la industria de la aviación, cayó en forma algo más moderada.
En las divisas, el euro no soportó la presión del dólar, que se fortalece en todos los frentes, en tanto la libra esterlina, pendiente de la pandemia, el Brexit y la fuerza del dólar, cae a un ritmo menor. Ambas divisas europeas tienen por delante un camino bajista, más allá de las correcciones lógicas que puedan experimentar después de sus fuertes bajas de estos días.
Justamente, el euro estará en el centro de atención este jueves. El Banco Central Europeo dará a conocer su anuncio de política monetaria, tras lo cual la titular de la entidad, Christine Lagarde, brindará una conferencia de prensa. No se esperan sorpresas en las palabras de Lagarde. Con las dificultades de esta época, la funcionaria se arregló muy bien para no generar ningún tipo de olas en sus presentaciones, algo que abundaba en los primeros tiempos de Mario Draghi. El euro se mantiene débil en estas horas, y los mínimos de septiembre, en 1.1615, comienzan a verse, aún desde lejos.
Otro dato importante es el PBI avanzado del tercer trimestre en Estados Unidos. La cifra no es significativa por el movimiento del dólar, que suele ser muy acotado, sino por su relevancia. Venimos de un segundo trimestre desastroso, y la recuperación, se espera, será de un enorme tenor. Un 32% de crecimiento de un trimestre a otro es algo que ni el mejor de los mundos se puede esperar, salvo en momentos como este. ¿Le dará un muy buen PBI algo de aliento al presidente Trump? La cifra es importante en los mercados, pero el gran público suele estar ajeno a estas cuestiones.
Lo que sí puede ayudar es la cifra de peticiones semanales de subsidio por desempleo. En las últimas semanas, su baja se hizo muy tangible. Son días complejos, sin dudas. Para Trump, para la economía, y para los mercados.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College