Desde la reunión del BCE del mes pasado, el número de contagios por COVID-19 ha aumentado en la mayor parte del continente europeo, y casi todas las principales áreas económicas del bloque están alcanzando ahora niveles sin precedentes. Los casos diarios superaron los 50.000 en Francia a principios de esta semana (7 veces el pico inicial), con Italia (4), España (2) y Alemania (2,5) luchando también por detener el creciente nivel de infecciones.
Se han adoptado restricciones y estrategias de contención locales en todo el bloque, y posiblemente se adopten medidas nacionales más estrictas en caso de que no se consigan controlar los niveles de contagio. La reintroducción de restricciones más estrictas ya se ha reflejado en los PMI de actividad empresarial de septiembre, en particular en el índice de Servicios, que cayó a 46,2, su mínimo en cinco meses.
Gráfico 1: Nuevos casos diarios de COVID-19 [Big 4 Euro Area] (Marzo ’20 – Octubre ’20)
Teniendo en cuenta lo anterior, creemos que el BCE, como mínimo, subrayará que la segunda ola del virus presenta un riesgo significativo que empeora sus perspectivas y que la política deberá seguir siendo acomodaticia para hacerle frente.
La presidenta Lagarde probablemente reiterará también que el banco tiene margen para añadir estímulos adicionales, y quizás indique que esta medida podría estar barajándose para la próxima reunión de diciembre, en la que el banco presentará la actualización de sus previsiones macroeconómicas. Creemos que esto probablemente incluya una ampliación de la actual dotación de compras en el marco del PEPP y una prolongación -posiblemente de unos seis meses- del programa más allá de la actual fecha de finalización (a mediados de 2021). También podrían estar considerando una prórroga de otras medidas, incluido el refuerzo del PEPP anunciado en marzo y que expira a finales de año.
Además, creemos que en la reunión de esta semana la atención se alejará del tipo de cambio del euro, habiendo sido uno de los temas centrales en septiembre. En la última reunión, Lagarde mostró una aparente despreocupación por la apreciación del euro, y la moneda se ha mantenido desde entonces bastante estable tanto frente al dólar como en términos trade-weighted. Sin embargo, la ausencia de presiones inflacionistas en la zona del euro -y, en particular, la reciente tendencia bajista observada en la inflación básica- probablemente sea una de las prioridades.
Si bien las previsiones de la inflación media del BCE en septiembre anotaron ya una tendencia a la baja en el crecimiento de los precios, creemos que en diciembre todavía será necesaria una ligera revisión a la baja de estas previsiones, lo que añade cierta presión al banco para actuar antes de fin de año.
Gráfico 2: Tasa de inflación de la zona euro (2013 – 2020)
En nuestra opinión, cualquier señal del BCE que haga indicar que está buscando aumentar la dotación del PEPP en diciembre probablemente hará que el euro baje el jueves, y, por el contrario, una postura no comprometida y de espera que minimice la necesidad de una acción inminente respaldaría a la moneda común.
La decisión del BCE será anunciada este jueves a las 13:45 (CET), seguida de una rueda de prensa 45 minutos más tarde.