Iniciamos el último trimestre del año con toda la atención puesta en la evolución de la pandemia por sus implicaciones en el ritmo de recuperación de la economía y de los resultados empresariales, y con previsible incremento de la volatilidad de cara a final de año de la mano de las elecciones americanas. Una volatilidad que podría ofrecernos buenas oportunidades de entrada en renta variable, el activo de inversión que a nuestro juicio sigue ofreciendo el mejor binomio rentabilidad-riesgo con una visión a medio plazo y en un entorno de clara represión financiera.
Comenzando por el plano sanitario, lo más destacable en el último mes es el empeoramiento de la pandemia en Europa, aunque esta segunda ola es distinta a la primera debido a la mayor incidencia del Covid en grupos de edad de menor riesgo, lo que lleva a que el notable aumento en el número de casos desde finales de junio no se traduzca en un incremento igual del número de fallecimientos.
En el plano macro, cabe destacar el distinto ritmo de recuperación de las economías, con China liderando la recuperación y Estados Unidos relativamente fuerte, aunque con un mercado laboral que pierde fuelle y la incertidumbre asociada a las elecciones que podría pesar en la última parte del año. En la Eurozona, por el contrario, Alemania es el único país que muestra una sólida recuperación, mientras que el resto siguen perdiendo impulso por las nuevas medidas restrictivas adoptadas para frenar la expansión Covid, que tienen un impacto especialmente negativo en servicios, sobre todo España por su estructura productiva.
En el plano monetario esperamos que se mantenga una política monetaria ultraexpansiva «sine die», con tipos bajos por mucho tiempo (para lo que la Fed ha cambiado recientemente su objetivo de inflación a 2% promedio para maximizar empleo, un nuevo objetivo que podría ser replicado por BCE). A ello se suma el mantenimiento del QE (incluso ampliación si necesario). De cara a las próximas reuniones de la Fed y el BCE, no descartamos que se abra la puerta a estímulo monetario adicional para apoyar la recuperación.
En cuanto a los estímulos fiscales, seguimos esperando a más apoyos, si bien cada vez parece menos probable que estos lleguen a corto plazo. En EEUU, el 5º paquete fiscal tendrá que esperar a después de las elecciones tras romper Trump las negociaciones con Demócratas, aunque consideramos que finalmente acabará llegando, dado que es clave para sostener el consumo, que supone 2/3 del PIB americano, especialmente en un contexto en el que la recuperación del empleo en EEUU pierde fuelle, habiéndose recuperado tan sólo la mitad del empleo perdido entre marzo y abril.
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Natalia Aguirre Vergara
Fuente: Renta 4 Banco
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