Los servicios de viajes compartidos se han convertido en un indicador clave para el resurgimiento de la vida normal en esta economía afectada por la pandemia. Su actividad se desplomó durante el primer trimestre, ya que la rápida propagación del virus ha obligado a los gobiernos a implementar medidas de confinamiento y cierres masivos de empresas y oficinas.
Esa situación ha presionado las acciones de Uber Technologies, el mayor servicio de viaje compartidos del mundo, y de sus competidores, lo que ha provocado su desplome. Pero a medida que las economías de todo el mundo siguen haciendo frente al virus, que ha cambiado drásticamente nuestras rutinas de viaje, queda claro que algunas compañías de transporte en este mundo digital podrían sobrevivir.
Tras desplomarse un 50% en marzo, desde entonces, las acciones de Uber suben un 144%. Las acciones de la compañía con sede en San Francisco cerraron la jornada de Nueva York el miércoles en 36,78 dólares, subiendo más de un 20% en lo que va de año.
Pero otros actores del sector no están viendo el mismo potente repunte. Las acciones de LYFT, el principal rival de Uber en Norteamérica, siguen acumulando pérdidas de un 38% en lo que va de año.
Lo que separó a Uber de otros actores durante esta crisis sanitaria global fue su diversificación empresarial. El negocio de entrega de comida a domicilio de la compañía ha prosperado durante la pandemia, ayudando a mitigar el golpe del descenso de viajeros.
En el segundo trimestre, Uber generó más ingresos por la entrega de comida a domicilio que por el transporte de personas. Las ventas cayeron un 29% en el segundo trimestre hasta 2.240 millones de dólares, pero los ingresos por entrega de comida aumentaron un 103% y ahora es fundamental para la estrategia de crecimiento de Uber. Este año, Uber ha afianzado aún más su posición en el negocio de la entrega de comida mediante la adquisición de Postmates en un acuerdo de 2.650 millones de dólares. El servicio de entrega de platos preparados bajo demanda, con sede en Estados Unidos, opera en cerca de 3.000 ciudades de todo el país.
Uber también ha comenzado a entregar otros artículos, incluyendo alimentos, recetas y paquetes. Uber ahora incluye UberEats, su servicio de entrega de comida a domicilio, como parte de su categoría de reparto. Tras el acuerdo con Postmates, Uber controla el 37% de ese mercado, por detrás de DoorDash (45%).
Estructura híbrida
Según una nota reciente de Oppenheimer, la estructura híbrida de viajes/comida de Uber ha permitido a los conductores seguir trabajando durante el COVID-19 y mantener a más usuarios comprometidos, lo que potencialmente reduce el gasto en marketing y promoción tras la pandemia.
En una conferencia de inversores el mes pasado, el director financiero de Uber, Nelson Chai, dijo a las partes interesadas que tal vez ya haya pasado lo peor para la unidad de viajes compartidos, pues mejoran las cifras de reservas. En agosto, por ejemplo, el volumen bruto de reservas bajó menos del 10% interanual, frente a la caída del 12% de julio y del 36% en el segundo trimestre.
Como dijo Scott Devitt, analista de Stifel Nicolaus, el 8 de septiembre, al tiempo que reiteraba su calificación de compra de Uber y elevaba su objetivo de precio de 40 a 41 dólares:
«Para un horizonte a largo plazo, seguimos recomendando las acciones de Uber como una idea de inversión en un escenario de recuperación, que se beneficia del confinamiento en casa de las personas con su servicio de entrega de comida a domicilio».
El rápido esfuerzo de recorte de costes de Uber en su servicio de viajes compartidos para hacer frente a la caída provocada por la pandemia es otro factor que tranquiliza a los inversores durante esta crisis. Uber ha anunciado una serie de medidas para recortar los gastos, incluyendo poner fin a las operaciones de entrega de comida en más de media docena de países y recortar alrededor de un tercio de la fuerza laboral de su servicio de alquiler de vehículos en Oriente Próximo, conocido como Careem. En mayo, Uber anunció que despediría al 14% de su personal.
Una amenaza potencial a la que se enfrentan Uber y otras empresas de esta economía viene del Gobierno. El estado de California aprobó el año pasado una ley destinada a hacer que Uber y otros operadores reclasifiquen a los trabajadores —que ahora son contratistas independientes— como empleados. Este movimiento les facilita el acceso a los beneficios laborales, lo que podría ser un complemento significativo a los gastos de primera línea de la compañía.
Si Uber reclasifica a sus conductores, los precios de sus viajes aumentarán hasta un 30% en San Francisco y hasta un 120% en las zonas menos pobladas de California donde la demanda es escasa, según un análisis de Uber. Uber se ha resistido a hacerlo, pero se vio obligado en agosto por la sentencia de un juez estatal. Un tribunal de apelación escuchará los argumentos del caso el 13 de octubre.
En conclusión
El modelo de negocio de Uber ha demostrado ser muy resistente durante una de las mayores crisis económicas de nuestro tiempo. Esa fortaleza y diversificación la convierten en una compra atractiva para los inversores a largo plazo que miren ya hacia la recuperación económica postpandémica y cualquier empresa bien posicionada para beneficiarse de la misma.
Haris Anwar/Investing.com
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