El presidente Donald Trump ha dicho que se ha puesto en cuarentena, junto con la primera dama Melania, después de que ambos dieran positivo para el COVID-19. Sin embargo, el oro, supuesto refugio seguro, especialmente para momentos como éste, no fue capaz de beneficiarse inmediatamente. ¿Por qué?
Un día después de regresar al nivel de 1.900 por onza que es crítico para la psique de los alcistas del oro, los lingotes y futuros del metal precioso cotizados en la bolsa de Nueva York han comenzado la jornada de este viernes en aguas turbulentas, revirtiendo la mayoría de las ganancias obtenidas en las 24 horas anteriores.
Si bien el oro ha entrado en territorio positivo más tarde, es interesante que las pérdidas iniciales, que comenzaron poco después de la apertura del mercado asiático este viernes, aumentaron cuando Trump tuiteó —primero sobre el contagio de su ayudante, Hope Hicks, y luego sobre él mismo y la primera dama.
Si el oro no consigue subir automáticamente tras la noticia de que el presidente de Estados Unidos se ha contagiado del virus, ¿qué lo pondrá en marcha entonces?
Antes de responder a eso, vale la pena señalar que fue el dólar el que se ha disparado este viernes en lugar del oro, regresando a territorio positivo tras dos días en rojo. El billete verde sigue siendo una estrella de rock entre los refugios seguros, exhibiendo un impulso que ha desafiado todo sentido común en los últimos dos meses.
El índice dólar ha ido de bien en mejor desde principios de agosto, a pesar del déficit fiscal de Estados Unidos, una recesión sin precedentes, un desempleo histórico y otros males económicos provocados por la pandemia.
El incomprensible repunte del DX, como también se conoce al índice dólar, es la razón principal de la incapacidad del oro para recuperar los máximos de 2.000 desde los que cayó en agosto.
Ahora, con la salud del presidente en riesgo, el dólar sigue cosechando éxitos.
Pero volvamos a la pregunta: ¿Qué hará que el oro se comporte como el refugio que se supone que debe ser, no sólo en tiempos de problemas financieros, sino también de riesgos políticos como éste?
La respuesta, que es cada vez más evidente, es otro estímulo económico por parte de Estados Unidos.
Al igual que los drogadictos incapaces de dejar sus drogas preferidas, los inversores en oro siguen atrapados en su adicción a este refugio seguro —y al descenso del dólar que se deriva de cada ejercicio de relajación.
Aunque se podría argumentar que lo mismo se puede decir de las acciones, éstas suben a veces ante una serie de novedades. Aparte de la caída del dólar, el oro se ha fijado en función de una sola cosa: estímulo, estímulo, estímulo.
En un momento dado, los misiles disparados sobre Oriente Próximo o las pruebas realizadas por Corea del Norte podrían conducir fácilmente al oro por encima de los 20 dólares por onza. El llamado refugio seguro se ha vuelto insensible a todo eso ahora.
La expansión cuantitativa de la Reserva Federal que comenzó tras la crisis financiera de 2008/09 ha cambiado en gran medida la actitud de los inversores en oro. A menos que haya dinero fácil —o estancado—, rara vez se emocionan.
La razón por la que el oro registró máximos históricos en casi 2.090 dólares por onza en agosto tras los mínimos de siete meses de poco más de 1.458 dólares de marzo se debió a la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus (CARES, por sus siglas en inglés) y sus iteraciones aprobadas por el Congreso de Estados Unidos en el primer trimestre. Tras agotarse los 3 billones de dólares incluidos de estas ayudas en el segundo trimestre, hacía falta más ayuda, y los alcistas del oro esperaban entre bastidores a oír el sonido de la caja registradora.
No es de extrañar que los precios del oro se dispararan tras estas noticias, registrando máximos de la sesión en sólo 1.918 dólares al cierre del COMEX del jueves. Pero esa misma noche, a los alcistas del oro se les volvió a pinchar el globo cuando Pelosi hablo de que estaba en un callejón sin salida con Mnuchin. La reversión se extendió hasta la mañana del viernes en Asia, donde se registraron mínimos de alrededor de 1.895 dólares.
En un comentario publicado a última hora del jueves que parecía apto para los adeptos del oro, FX Street se preguntaba si elegir al próximo presidente de Estados Unidos era tan importante para los mercados como que el Congreso implementara más estímulos.
Joseph Trevisani, de FX Street, dijo: «Creo que los mercados siguen muy de cerca las conversaciones de estímulo. A los mercados les encanta el dinero del Gobierno».
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Barani Krishnan/Investing.com
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