El Departamento de Análisis de Bankinter actualiza su previsión del PIB de España para 2020 y 2021.
Previsiones PIB España
La crisis de COVID-19 ha impactado en España de forma mucho más brusca que en el resto de países de nuestro entorno y ello imposibilita una recuperación rápida de la demanda embalsada. En el 2T20 el PIB ha caído – 21,5%, nivel que compara con -14,7% de media europea.
Los rebrotes se están produciendo con más severidad y son numerosos los países que han impuesto cuarentenas a la llegada de turistas desde España. Este hecho ha anulado la temporada turística, lo que tiene impacto directo en términos de PIB (supone el 11,3%). El fuerte impacto en el Turismo es lo que nos llevó a comienzos de septiembre (Link al Informe) a revisar a la baja nuestras previsiones de crecimiento: hasta – 12,2%/-14,0% vs -7,1% anterior. Como referencia, la llegada de turistas internacionales se ha reducido -75% en julio. Solo Reino Unido, principal país de procedencia de los turistas que nos visitan, -83%. El Turismo internacional representa el 66% del total y estimamos que caerá este año -79% vs -50% estimación anterior. Mientras que el Turismo nacional, 34% del total, -51% vs -20% anterior. Estimamos que los ingresos procedentes del Turismo ascenderán al 31% de los obtenidos el año previo, frente al 60% estimado en marzo. Esta reducción es la que justifica la fuerte revisión a la baja del PIB este año. En 2021 el PIB crecerá con fuerza, hasta un rango +9,6%/+4,4% vs +2,3% anterior, impulsado porque la introducción de una vacuna permitirá la recuperación del Turismo y de la demanda embalsada. Tras el fuerte ascenso en 2021, lo razonable sería asistir a un crecimiento más normalizado en 2022, hacia +1,5%.
El Fondo de Recuperación europeo se configura como el principal balón de oxígeno para nuestra economía, por dos motivos. Por un lado, el volumen de los fondos, 140.000Mn€ (subsidios directos 72.100M€, 6,6% PIB). Destinados a proyectos alineados con la transición ecológica, digitalización y formación profesional y que permitan que, una vez recuperada la demanda, no sea necesario también recuperar la estructura productiva porque se haya evitado la quiebra de empresas. En segundo lugar y más importante todavía, es que forzará la introducción de reformas estructurales que permitan un crecimiento económico más sólido en los próximos años. Reformas que deberían ir dirigidas, entre otros ámbitos, al Mercado Laboral y al Sistema de Pensiones.
- Mercado Laboral: uno de los principales riesgos de esta crisis es que se destruya empleo de manera estructural. Es fundamental que aumente el número de personas incorporadas al mercado laboral, elevar su flexibilidad y terminar con la asimetría. Es decir, existe un elevado número de personas con contrato indefinido, pero también tenemos uno de los niveles de temporalidad más altos de la Unión Europea. En nuestra opinión, el empleo debería ser impulsado con incentivos fiscales, con reducción de impuestos directos o de cotizaciones sociales. La crisis del COVID-19 ha tenido un impacto directo. Como referencia, en lo que llevamos de año el número de afiliados a la Seguridad Social se ha reducido en – 629.950 personas. En este sentido, los ERTEs suponen un alivio, pero es importante su extensión en determinados sectores especialmente vulnerables, como el Turismo.
- El Sistema de Pensiones requiere de una reforma urgente. Su concepción presente está sujeta a reflexión por varios motivos. En primer lugar, los cambios demográficos: la pirámide poblacional ha pasado a estar invertida porque la tasa de fertilidad en España se encuentra entre las más bajas del mundo y la población cada vez es más longeva. Por otra parte, el Déficit de la Seguridad Social ha aumentado considerablemente en los últimos años, a pesar de un contexto económico benigno, por el deterioro de las variables del sistema. Como referencia, en Cotizaciones Sociales recaudamos en torno a 131.000M€ y el gasto en Pensiones asciende a 145.000M€, aproximadamente. Finalmente, se ha producido una disminución de la cotización media: pronto comenzarán a jubilarse los babyboomers, a lo que se une la incorporación cada vez más tardía al mercado laboral y un menor salario de entrada al sistema.
Nuestra estimación de PIB 2021 no incluye ninguna aportación de las ayudas directas de los fondos europeos (72.100M€) puesto que todavía no conocemos los programas que se presentarán. Se recibirán a lo largo de los próximos seis años y supondrán un crecimiento adicional a nuestras estimaciones. Un Escenario Optimista contempla que el 50% de las ayudas serán recibidas en los primeros dos años: 30% en 2021 y 20% en 2022. Recibiremos 20% en 2023 y en el resto de los años será 10% lineal. De confirmarse este escenario, al crecimiento de 2021 habría que añadir +2,0% de PIB, +1,2% en 2022 y 2023 y +0,6% en los años siguientes. No obstante, podría no producirse en estos plazos si tenemos en cuenta que todavía no hay proyectos definidos.
Los Presupuestos Generales del Estado 2021 son uno de los principales retos de corto plazo. Su importancia es máxima puesto que sobre ellos se configura la actividad económica en el próximo año. Y en esta ocasión todavía más puesto que deben gestionar la reconstrucción económica y social tras la crisis del COVID-19. En primera instancia, el Consejo de Ministros debe aprobar el Proyecto de Ley y remitírselo al Congreso antes del 1 de octubre. Una vez realizado este proceso, deberá ser aprobado y tramitado por las Cortes antes del final del año. Si no sucediera esto, el 1 de enero volvería a gobernarse con los PGE2018, cuando el cuadro macroeconómico era absolutamente diferente al que enfrentamos ahora: PIB estimado este año -12,2%/-14% vs +2,4% en 2018. Por lo tanto, lo conveniente sería alcanzar un acuerdo en plazos. No aprobar Presupuestos no compromete las ayudas europeas. No obstante, debemos diseñar unos presupuestos capaces de reactivar la economía y en un plazo determinado de tiempo. El no hacerlo y la falta de consenso empeoraría nuestra imagen exterior. Las Agencias de Calificación Crediticia podrían reaccionar negativamente sino se presentan a tiempo proyectos para el Plan de Recuperación y si no se alcanza un acuerdo en PGE21, tal y como alertó Moody´s (Baa1, Estable). S&P mantuvo el rating a España en A-, pero redujo su Perspectiva a Negativa aludiendo para ello el impacto del COVID19 y la posibilidad de no alcanzar un acuerdo en los PGE21.
Las cuentas públicas se verán claramente mermadas este ejercicio. No obstante, de cara a los próximos Presupuestos Generales del Estado, la clave no será tanto un análisis de la recaudación sino una reflexión sobre la estructura de costes. Es decir, sería conveniente eliminar gastos superfluos y ganar confianza de cara al exterior. Como se puede ver a continuación, existe poco margen de maniobra para invertir en estructura productiva si se atiende al esquema de gasto de los Presupuestos de 2018.
Por lo tanto, un alza impositiva no es la solución. Menos en un momento de desaceleración económica severa, especialmente por el consumo. España asume una presión fiscal, entendida como ratio entre recaudación y PIB, inferior al promedio de la Unión Europea. No obstante, es un cálculo muy básico e insuficiente. En nuestra opinión, sería mucho más interesante introducir aspectos como renta per cápita o tamaño poblacional (índices Henry Frank y Richard Bird). Porque la realidad es que el esfuerzo que tiene que hacer la población española en términos impositivos es superior a la mayoría de los países de nuestro entorno. Pensemos que la renta per cápita española en 2019 ascendió a 25.200€ frente a 43.870€ de Suecia o 69.890€ de Noruega. Una mayor presión impositiva tendría un impacto directo en términos de Consumo, principal partida del PIB y que en 2T20 ha descendido -25,2%. Además, está muy amenazado en un momento de alza del desempleo, de caída de la actividad económica, de restricciones y cuarentenas selectivas y de pérdida de confianza. Todo ello, ha quedado materializado en la reducción de las Ventas Minoristas
En conclusión, España enfrenta la situación más compleja de los últimos años. La pandemia ha tenido un impacto especialmente fuerte y ha anulado la temporada turística. Además, las medidas introducidas para reducir el impacto, fundamentalmente apoyo a pymes mediante flexibilización fiscal y avales, son menos generosas que las introducidas por otros países y no suponen ayudas directas relevantes en liquidez, lo que es más efectivo y podría salvar a determinados sectores como el Turismo.
La clave en este contexto son las ayudas de la Unión Europea por 140.000Mn€ (subsidios directos 72.100M€, 6,6% PIB). Y, especialmente, que estarán condicionadas a la introducción de reformas estructurales que permitan un crecimiento económico más sostenible en los próximos años. Estas reformas deberían incluir campos cruciales para nuestra economía como el Mercado Laboral o el Sistema de Pensiones, que permitan mejorar la competitividad. Finalmente, es fundamental que se alcance un acuerdo que permita unos Presupuestos Generales del Estado 2021, con un gasto más eficiente, y no se produzcan alzas impositivas que puedan lastrar la actividad económica y, particularmente, el consumo.
Por Departamento de Análisis Bankinter
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