Me doy cuenta de quién es Powell en realidad: ¡el médico con el monitor de presión arterial en la competencia de comer perros calientes! Los inversores se atiborran, se vuelven obesos, pero no mueren. La relación capitalización de mercado / PIB del S&P 500, al 132%, acaba de superar el pico de 2000. Sabemos cómo termina esto, pero no sabemos cuándo (vía David Rosenberg). «Esa es la magia de la Bolsa: predecir su comportamiento, dar con el momento justo y no ir con el pie cambiado. Antes de que se produzca un giro mortal, de tantos triples saltos mortales que Wall Street viene ejercitando desde hace tiempo, hay que barrer la casa por dentro. Los acontecimientos en el mundo global se suceden a tal velocidad y reacciones tan intensas, que toda urgencia es poca. El tiempo es el factor más peligroso para una Europa barnizada por la subida del euro ¿o es debilidad del dólar?, pero con serios problemas políticos y estructurales«, me dice el analista jefe de una gestora importante.
Pero mientras se producen los ajustes, o no, la Bolsa abre y cierra sus puertas todos los días. Interesante apunte vía Sebastian Sienkiewicz» Lo peor es que no hay nadie hablando de las consecuencias no deseadas y la estrategia de salida. Porque no hay una estrategia. La única estrategia es inundar el mundo con dinero» GRATIS «que no entra en la economía real». Un tema recurrente, porque preocupa a todos ¿Saben los bancos centrales en la ciénaga en la que se han metido? ¿Tenían otras opciones? Hasta la llegada de la pandemia de la COVID-19, la Reserva Federal de Estados Unidos tenía las coas bien atadas, con cifras de empleo récord, tipos sin tensiones, reequilibrio de las condiciones de liquidez, que comenzaron a ser muy altas a finales del año pasado, toma y daca en la guerra comercial con China y otros muchos argumentos económicos favorables más. La pandemia ha cambiado el curso de la historia social, política y económica. No sabemos ni dónde estamos ni a dónde vamos…»
«Esperando la vacuna y la reanudación del comercio mundial, con el PIB del mundo global por los suelos, en tasas de depresión, el empleo aumentado cada día, el consumo por los suelos y los políticos a lo suyo…»
«El CEO de JP Morgan ya advirtió hace dos años, que los tipos de interés unas veces suben y otras, bajan. Lo importante es adaptarse al momento y sacarle el mayor provecho. y que la complacencia nunca es buena y el exceso de complacencia, peor. Una lección para cualquier sector de actividad económica, para la política, la familia y los órdenes de la vida en general…»
«Ahora, se vuelve a hablar, del exceso de complacencia en los mercados. La mano de dios nos salvará…»
«A diferencia de lo que sucedía hace unos meses, ahora no sabemos dónde estamos, pero desconocemos hacia dónde nos conducirán los bancos centrales. Quizá ellos tampoco lo saben. Acaba una era y comienza otra, cuyo desenlace ignoramos. Por eso, los mercados son presa del miedo desde hace tiempo …»
«La mayoría de los inversores con los que hablo eran bastante complacientes en relación con las bolsas. Todo cambió en febrero con el rugido de la volatilidad dormida, por la COVID-19…»
«Naturalmente, eran conscientes de las elevadas valoraciones, sobre todo en EE. UU., pero en general estaban satisfechos manteniendo esta exposición. Suelen decir: “Me preocupa un poco la situación de las bolsas, pero ¿dónde si no voy a meter el dinero?”, o bien: “Realmente no he regresado del todo a los mercados desde la crisis. Me preocupa perderme las posibles subidas”. En cambio, he advertido, desde hace meses, una creciente preocupación en relación con los mercados ¿Quién tiene razón? ¿Cuándo se van a acabar los apoyos a los mercados?», me cuenta el CEO de una importante gestora.
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa