Apostar por las principales acciones de petróleo siempre ha sido arriesgado. El mayor desafío al que se enfrentan los inversores a la hora de evaluar las acciones energéticas es predecir correctamente la dirección de los mercados petroleros.
Incluso si es usted un alcista en las energéticas a largo plazo, elegir las acciones correctas del grupo de las «grandes petroleras» se ha vuelto más complicado a causa de las inciertas previsiones a largo plazo sobre la demanda y el suministro junto con el creciente uso de energías renovables, vehículos eléctricos y las iniciativas globales para frenar el cambio climático.
La pandemia del COVID-19, que ha cambiado drásticamente la forma en que la economía mundial consume energía, ha hecho que esta tarea sea aún más difícil.
Si bien una recuperación económica lenta y gradual ha impulsado los precios del crudo en el segundo trimestre, todavía no ha bastado para resolver los profundos desequilibrios entre la demanda y la oferta. La demanda se ha desplomado este año después de que la pandemia obligara a los gobiernos a bloquear las economías, a las aerolíneas a cancelar los vuelos y a los trabajadores a quedarse en casa.
Los precios del petróleo se han más que duplicado desde la caída de marzo, pero han bajado aun así alrededor de un 35% este año. El crudo Brent descendía hasta 42,66 dólares por barril el viernes, y se encuentra en menos de 42 dólares en el momento de redactar estas líneas, sufriendo su mayor pérdida semanal en casi tres meses pues las tasas de infección por coronavirus siguen aumentando en naciones como Estados Unidos e India.
Ante estas incertidumbres, Arabia Saudí ha comenzado a ofrecer descuentos a los compradores de petróleo para entrega en octubre, señal de que el mayor exportador del mundo cree la demanda de combustible va a titubear ante el aumento de los brotes de coronavirus en todo el mundo, según un informe en Bloomberg.
Las acciones petroleras siguen en territorio negativo
El ETF Vanguard Energy Index Fund (NYSE:VDE), cuyos 10 principales participantes incluyen Exxon Mobil (NYSE:XOM), Chevron (NYSE:CVX) y Phillips 66 (NYSE:PSX), sigue acumulando pérdidas de más del 40% en lo que va de año, incluso cuando el S&P 500 en general ha recuperado sus pérdidas desde el desplome de marzo.
Y si la incertidumbre económica no fuera razón suficiente para mantenerse alejado de las acciones energéticas, hay un peligro adicional para los inversores de compra y retención: la incertidumbre en torno a la sostenibilidad de los dividendos. Una caída masiva de los precios del petróleo en el primer trimestre ha obligado a algunos de los mayores productores de gas y petróleo de Estados Unidos a congelar o reducir sus pagos.
En abril, Royal Dutch Shell (LON:RDSb) (NYSE:RDSa) reducía su dividendo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, reduciéndolo en un 66%. Más o menos al mismo tiempo, el proveedor de servicios de yacimientos petrolíferos Schlumberger (NYSE:SLB) reducía su dividendo en un 75%, su primer recorte en al menos cuatro décadas.
Exxon y Chevron se encuentran entre las grandes energéticas que hasta ahora han evitado la reducción de sus pagos, pero esa situación podría cambiar si se observa un descenso mundial de la demanda, o si flaquea la alianza para controlar la producción y, por lo tanto, los suministros entre los productores de la OPEP+.
En el segundo trimestre, Exxon anunció pérdidas por segundo trimestre consecutivo, por primera vez en este siglo. Chevron perdió 8.300 millones de dólares en el segundo trimestre, su mayor pérdida desde al menos 1998.
Muchas de las grandes petroleras han tratado de retener a los inversores a pesar de la desaceleración del crecimiento y la caída de los beneficios durante la última década, pero ése ya no parece ser el caso. Las participaciones en empresas de petróleo y gas por parte de los administradores de cartera activos están en mínimos de 15 años, según el banco de inversión Evercore ISI.
En conclusión
Las acciones de petróleo no constituyen una oportunidad de inversión fiable en el entorno económico actual. Sus beneficios están disminuyendo y sus dividendos se ven amenazados.
Estas empresas están más expuestas a los vientos en contra, incluso a la superabundancia de petróleo, gas natural y gas natural licuado. Es poco probable que esa situación cambie mientras la pandemia siga su curso y siga disminuyendo la confianza en los combustibles fósiles.
Haris Anwar/Investing.com
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