El discurso del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que tuvo lugar el jueves por la mañana, no sorprendió, y generó una relativa volatilidad en los mercados. El funcionario, que habló en el marco del Simposio de Jackson Hole, dejó en claro que el banco central dejará que la inflación se deslice por encima del 2% que habitualmente tiene como objetivo anual. Dado que esta meta no fue cumplida en los últimos tiempos, cabe preguntarse como hará para superarla. Y la respuesta parece venir, nuevamente, del lado de la emisión de dólares.
En una entrevista posterior ante Bloomberg, Powell dijo que salvo los sectores más afectados por el virus, el resto del país puede salir rápidamente de la crisis. El presidente hizo hincapié en la recuperación de las principales variables en mayo y junio, y si bien en julio los datos más relevantes fueron también satisfactorios, no habló sobre la cuestión.
El dólar podría sufrir las consecuencias de las decisiones de la Fed más adelante. Una muestra la tuvo mientras hablaba Powell, con el euro llegando a 1.1900 y la libra esterlina alcanzando un máximo anual. El oro, activo de fuerte referencia en estos tiempos, se acercó a 1980 dólares. Sin embargo, el efecto del discurso fue efímero, y dos horas más tarde los precios de los activos principales volvieron a sus niveles anteriores, e incluso algunos los quebraron a la baja.
En las primeras horas de este viernes, el euro vuelve a buscar la zona de 1.1900, en tanto la libra se acerca a 1.3280, el máximo anual que tocó el jueves. El dólar canadiense y el dólar australiano también se fortalecen, en tanto la onza de oro apenas se asoma por encima de los 1950 dólares.
La bolsa de Nueva York festejó los anuncios, que implícitamente incluyen tasas de interés muy bajas durante “un tiempo extraordinariamente largo” diría Janet Yellen, con una nueva tanda de máximos históricos. Igual que en febrero, uno se pregunta si estos niveles pueden sostenerse mucho tiempo más sin correcciones importantes. Aunque quien más debe preguntarse eso es Donald Trump, que se juega la reelección el 3 de noviembre, y es quien más necesita el favor de los mercados.
La revisión del PBI del segundo trimestre fue, como se esperaba, muy negativa, apenas unas décimas mejor de lo esperado. Nada cambia con este dato, e incluso Powell lamentó que esto haya sucedido, al comentar que la caída de la economía fue en el segundo trimestre la peor de la historia del país.
A la vez, las peticiones semanales de subsidio por desempleo quedaron en línea con lo esperado, apenas por encima de un millón. La cifra, que dos semanas atrás sorprendió negativamente, esta vez pasó casi desapercibida.
El discurso posterior del titular del Bank of Canada, Sr. Macklem, apenas movió al dólar canadiense, que sigue mu fuerte y tocando máximos desde mediados de enero, pese a la estabilidad, y hasta podríamos decir corrección bajista del petróleo.
Este viernes será el turno del Gobernador del Bank of England, Andrew Bailey, que puede tener algún impacto en la libra esterlina, moneda que se fortaleció ante las palabras de Powell, pero que no pudo mantener su firmeza, para entrar en la confusión general de las divisas pasado el mediodía de Nueva York de la víspera.
A la vez, se conocerán los habituales informes de fin de mes, como el PMI de Chicago, el deflactor de inflación, los gastos e ingresos personales, y la revisión del dato de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan. Muchos informes, pero con pocos cambios esperables.
La nota de último momento la está dando el yen: el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, renuncia a su cargo, y la moneda nipona se fortalece. Esto acaba de anunciarse, por lo que el efecto sobre el yen es aún medido.
Salvo algo muy especial, la semana termina como comenzó. El dólar está listo para caer con fuerza (y en algunos casos lo está haciendo).
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College