El 15 de junio les comenté en el artículo titulado “Por qué los mercados seguirán subiendo los próximos meses” lo siguiente: partiendo de la base de la existencia de una clara disociación entre economía y mercados, creo que Wall Street seguirá subiendo, al menos hasta otoño. ¿Y por qué? Pues porque tienen asumido que las sucesivas cifras macro que se irán publicando en los próximos meses serán bastante malas (prueba de ello es que son inmunes frente a las ya publicadas), de manera que en todo caso habría caídas en el corto plazo tras darse a conocer, pero el impulso principal será alcista de la mano de las medidas y estímulos del Gobierno y de la Fed.
Y en efecto, Wall Street ha seguido subiendo desde entonces incluso con nuevos máximos históricos.
Pero nos aproximamos al otoño, fecha en la que me temo que habrá un punto de inflexión en los mercados. Tengan en cuenta que para la vacuna habrá que esperar seguramente hasta primavera como muy pronto si es que no nos vamos a verano, de manera que el otoño habrá que pasarlo como buenamente se pueda. La reapertura de colegios y Universidades y la aparición del frío serán dos catalizadores que favorecerán el incremento de los contagios, de ahí que se hable de segunda ola, la cual ya la tenemos en plan avanzadilla éste mismo verano.
Centrándonos en España, es cierto que el Gobierno y algunas Comunidades Autónomas han manifestado hace pocos días que a día de hoy no se plantean un nuevo confinamiento, pero es lo que toca decir, porque si el escenario empeora sustancialmente me temo que no habrá más remedio y una nueva paralización de nuestra economía sería la puntilla desde el punto de vista económico. Las tensiones geopolíticas y comerciales entre Estados Unidos y China, las elecciones en Estados Unidos del 3 de noviembre, la evolución del Brexit , serían cuestiones secundiarias que pasarían casi al ostracismo en detrimento del Covid-19.
El Ibex 35 no sólo no ha sido capaz de seguir la estela de la Bolsa norteamericana, sino que tampoco la de los principales índices europeos, los cuales caen en el año menos que el selectivo español, como es el caso del Eurostoxx 50, FTSE 100 británico, FTSE MIB italiano, Cac francés, Dax alemán, Swiss MKT suizo.
Hay sectores y compañías que si se quiere ser prudente convendría evitar porque en caso de confirmarse la temida segunda ola en otoño e incluso un confinamiento, podrían verse más afectadas que otros valores.
* Bancos: el ratio de impagos se incrementaría al aumentar tanto la incertidumbre como el desempleo, mermando los beneficios de las entidades bancarias, además de que los bajos tipos de interés seguirán por bastante tiempo, añadiéndose como otro elemento más en contra del sector.
* Hoteles, turismo y ocio: Aunque la temporada alta habrá finalizado, hay zonas de nuestro país que en esas fechas siempre han recibido un número importante de viajeros, cosa que se evaporaría.
* Aerolíneas: La demanda de vuelos se reduciría más aun si cabe y en caso de un nuevo confinamiento ya ni hablemos.
Otros activos a evitar serían:
* Dólar: Los hedge funds se volvieron bajistas con el dólar por primera vez desde mayo de 2018. Las tasas reales negativas en EE.UU. y la pandemia del coronavirus, que no cesa de crecer en el país, son argumentos suficientes como para pensar que el billete débil seguirá débil. Además, el presupuesto del Gobierno será otra losa para el billete verde y el déficit presupuestario será en los próximos años superior al de la zona euro.
* Lira turca: Sufrió una depreciación frente al euro en el primer semestre del 12,9% y llegó a mínimos históricos debido a la creciente desconfianza entre los inversores, una elevada inflación y un banco central que ha perdido independencia ante las presiones del gobierno de Erdogan. Mientras la lira ha continuado cayendo con fuerza, los tipos de interés no han dejado de descender también desde el 24% de principios de 2019 al 8,25% actual.
¿Entonces donde deberíamos de centrarnos? Las eléctricas serían un buen sector por la estabilidad de su negocio.
– Iberdrola (MC:IBE): Tiene una posición “de dominio” en el sector y el impacto del Covid-19 está muy limitado en sus cuentas. La eléctrica tendrá un papel relevante en la transición ecológica europea con el European Green Deal que prepara la Comisión Europea a través de su fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros. Su diversidad geográfica con presencia en Estados Unidos y en países con estabilidad regulatoria es otra de sus bazas.
– Endesa (MC:ELE): Todo apunta a que ya tiene cubiertas la totalidad de las ventas de energía para este ejercicio y el 80% de las del próximo (el Covid-19 no le ha hecho apartarse demasiado de sus planes). El objetivo de la compañía es mantener e incluso incrementar el dividendo más adelante.
– Enagás: La generación de caja a largo plazo es una de sus grandes bazas
– Lar España: Con un 10% de rentabilidad por dividendo es un gran atractivo para los inversores.
– Logista (MC:LOG): Otorga un 7% de rentabilidad por dividendo, es una empresa sólida, líder en el sur de Europa y generando buena caja.
– ACS (MC:ACS): Una compañía con dividendo y con buena diversificación geográfica.
Especial mención merece el oro: Les comenté el 27 de julio cuando el oro estaba en 1.900 dólares que podría llegar a los 2.000 dólares en septiembre. Se dio prisa y lo ha hecho incluso antes, en agosto.
Los motivos de este rally son los siguientes:
– Las preocupaciones sobre el devenir de la economía mundial por la pandemia del coronavirus.
– El aumento de las tensiones entre EE.UU y China.
– Los rendimientos negativos de los bonos de Estados Unidos le favorecen. Los rendimientos reales de los bonos del Tesoro a 10 años han caído por debajo de cero y alcanzaron un mínimo histórico por debajo del -1%.
– Una política monetaria flexible.
– Un dólar débil. Existe una relación inversa entre el dólar y el oro, cuando el billete verde sube el oro cae debido a que si el dólar se encarece se podría adquirir una mayor cantidad de oro) y viceversa.
– Entrada récord de dinero en los fondos que invierten en oro.
La evolución del oro este año recuerda a lo sucedido en el 2008 cuando superó los 1.000 dólares y marcaba máximos históricos. Previamente, en 1988 lograba superar los 500 dólares por la crisis petrolera de finales de la década de los 80.
La demanda de activos refugio (y el oro es un clásico) seguirá al alza y probablemente veamos al oro llegar a los 2.300 dólares en los próximos meses. Un aumento del gasto fiscal, una política monetaria muy acomodaticia durante años y una recuperación económica difícil auguran un escenario alcista para el metal.
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