Las ganancias corporativas están cada vez más desconectadas de los precios de las acciones. Las ganancias cayeron un 16% en el primer trimestre, la mayor caída desde 2008, y están a punto de caer nuevamente en el segundo trimestre, sin embargo, el S&P ha recuperado la mayor parte de su caída del 34% después de establecer un récord en febrero». Ya saben: ni buenos ni malos ni regulares, aunque el mercado castiga más a los malos, que a los buenos. Como en muchas películas. A medida que el cierre económico provoca una caída en los ingresos corporativos y un aumento de las bancarrotas, las perspectivas de ganancias y pagos a los accionistas se están oscureciendo. Hay un movimiento global para suspender dividendos. Sin excepciones. De todos los sectores.
Los bancos estudian, o les hacen estudiarlo, suspender el pago de dividendos por primera vez en la historia si el parón económico por la expansión por Europa del coronavirus deriva en una recesión global, como prevén la mayoría de los analistas. Junto a la muerte súbita de los dividendos, que algún día resucitarán, pero no todos, llega la ceremonia, el ritual trimestral aquí y allá, de presentación de resultados, aunque en esta ocasión hay reguladores, que han concedido dispensa temporal. Pero es allá, en EE. UU. donde todo el mundo fija la atención, donde todas las Bolsas confían o desconfiarán del futuro que viene…», me dice el analista jefe de un banco de inversión, que añade:
«La dispersión en la publicación de cuenta, hará que la liturgia sea menos recurrente de los previsto. No hay que descartar, que la maquinaria de los analistas se ponga, como siempre en marcha y desde los helicópteros se lancen octavillas, pura propaganda, de que vendrán tiempos mejores y que estos resultados, al fin y al cabo, no valen para nada. Luego, con el paso de los días y de las semanas, el mercado retrocederá por el mismo camino y reparará en el desastre que pueden provocar en los índices bursátiles globales unos resultados empresariales muy flacos, excesivamente débiles. Antes, no obstante, repare, amigo inversor, en la gran ceremonia. En Wall Street todo es posible. Por ejemplo, que nos vendan la idea de que los resultados, aunque malos, sean mejores de lo esperado…»
«Pero el gran reto es ¿cómo sobrevivirán las Bolsas en un mundo sin beneficios ni dividendos?…»
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa