El juego de palabras del título de esta columna remite a una vieja frase publicitaria que decía “cada día, una nueva emoción”. Con algunas diferencias de letras, y muchas en el sentido de aquella publicidad, los bancos centrales y los gobiernos han ingresado en una etapa que podríamos considerar algo peligrosa, y que consiste en la emisión de dinero prácticamente sin control.
El hecho de que el fondo de ayuda de la Unión Europea haya sido debatido durante cinco sesiones, o que ahora el Congreso de Estados Unidos trate la implementación de otro billón de dólares más (un millón de millones, para que no haya confusiones) de ayuda para la recuperación de la economía, no implica que la inyección de dinero a diestra y siniestra no tenga consecuencias a futuro. Esto es, no por formal, la emisión de dinero será menos dañina.
Las medidas que están tomando los bancos centrales del primer mundo no le van en zaga a las que en múltiples oportunidades han tomado los países del tercer mundo (algunos lo siguen haciendo, con consecuencias nefastas). Claro que no es lo mismo emitir euros o dólares que monedas que solo valen en su país de origen.
Pero si alguna duda cabe al respecto, solo hay que mirar como vuela el oro, que se torna imparable. En menor medida, el platino y la plata lo siguen. El metal precioso brilla como nunca, y se encamina a sus máximos históricos, fijados por ahora en septiembre de 2011 en 1920 dólares. La emisión debe generar devaluaciones, o en otras palabras, una caída en el interés por las monedas involucradas, que en este caso son todas. La inflación seguramente se hará presente en el futuro, y el oro ya está diciendo lo suyo.
Los mercados toman con simpatía las medidas. Como los niños, que creen que el dinero se consigue fácil, los operadores bursátiles, menos inocentes por cierto, festejan la bomba de liquidez que les llega, una liquidez que supuestamente debería ir a levantar empresas y no a engordar acciones. ¿Habrá otros 750 mil millones de euros, sumados a los 650 millones del BCE, sumados a los enésimos planes anteriores? Ahí está el euro, en máximos de un año y medio. Lo mismo hacen todos los bancos centrales, con efectos similares.
¿China debe cerrar su consulado en Houston y Estados Unidos el suyo en Wuhan? ¿Está en peligro el acuerdo comercial entre las dos primeras potencias globales? Las acciones siguen volando. El reino del revés.
Y así seguirá la historia, mientras fluya la liquidez. Sucede que la abundancia de billetes puede generar un efecto totalmente contrario al buscado.
Mientras esto sucede, la crisis sanitaria está lejos de terminar, y las vacunas son, por ahora, una promesa con plazos que van desde unas semanas hasta dos años. Las cifras macro de julio comenzarán a mostrar un fuerte deterioro respecto a los promisorios datos de junio, y hasta el presidente Trump debió reconsiderar su discurso, para dejar en claro que antes de mejorar, todo irá hacia abajo, una obviedad que surge solo de analizar algunos pocos gráficos.
Las peticiones semanales de subsidio por desempleo de este jueves mostrarán algo de todo eso. Pese a que se esperan 1.30 millones de pedidos, es probable que la cifra esté muy por encima de ello. Puede ser solo el comienzo de una saga de datos en el mismo sentido.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College