Casi 1/3 de todos los inversores mayores de 65 años vendieron todas sus participaciones de capital durante el pánico hace unos meses. Casi 1 de cada 5 de todos los inversores están vendidos. Por ello es tan importante tener un plan antes de que llegue la tormenta. (Vía Ryan Detrick) ¿Y si son los bancos con su represión financiera, sin precedentes, los tipos negativos y el castigo al ahorro los grandes culpables? Los mayores nos enseñaron a ahorrar. Ahora no sirve para mucho, salvo cuando llegan pandemias y tormentas.Siempre hay que tener un plan, un buen refugio, en efectivo, en acciones muy líquidas. Hay que tener el futuro diversificado», me dijo hace tiempo uno de los prohombres de la Bolsa española ya jubilado. Desde entonces, el mundo ha cambiado mucho. Le han dado la vuelta como a un calcetín. Pero su filosofía sigue siendo válida, salvo que el mundo entre en un proceso de nacionalización global.
«La política de tipos negativos de los bancos centrales y la presión fiscal e impositiva de los gobiernos, da igual del color que sean, lo mismo da Montoro que Montero, han destrozado la cultura ancestral del ahorro. Nos bombardean con la necesidad de ahorrar para la jubilación y tratan de convencernos de la bondad de subir los impuestos para pagar las Pensiones y mejorar la desigualdad social. Pero no bucean los políticos de uno y otro color en la realidad. No les interesa descubrir bolsas de vividores en los aledaños de las instituciones en el Reino de España de las Autonomías, Diputaciones, Ayuntamientos y demás gastos multiplicados por dos y por tres. Tampoco investigan a los que reciben algo más de 400 euros del ala sin dar un palo al agua. Hay quienes realmente los necesitan y otros pícaros españoles (y no españoles) que se tumban a la bartola. Y más y más. Dinero y ahorro, dos conceptos que hemos mamado, que nos parecían indelebles, a prueba de bomba atómica, han muerto: los bancos centrales se los han cargado de un plumazo. Al dinero, porque seguimos desconociendo la verdad de los que esconden las tripas de los bancos: no sabemos cuál será el siguiente en caer, pero sí estamos advertidos de que si tenemos la mala fortuna de ser impositores con sumas superiores a los 100.000 euros solo tendremos acceso a esos 100.000 euros. Al ahorro, porque lo han demonizado…»
«El ahorro es un concepto, que en épocas de intervencionismo brutal como la actual solo reporta problemas y dolores de cabeza, dada la avidez de los Estados. La velocidad con que se suceden los acontecimientos económicos y financieros impide la correcta valoración de los acontecimientos y fenómenos que vivimos. No hay tiempo para la reflexión. Los bancos centrales y los Gobiernos, todos cogidos de la mano, nos llevan en volandas. Nos trasladan de un tren a otro sin que nos demos cuenta. Quizá cuando reparemos, cuando seamos conscientes dónde nos han dejado sea demasiado tarde. Es posible, llegado ese momento, que no tengamos capacidad de respuesta, capacidad de reacción, como tampoco la tenemos ahora. A nuestro despacho llegan los clientes de siempre, la mayor parte de ellos con posiciones de liquidez…»
«Otros andan colgados de la rama del pino más alto de la Bolsa, que es el eufemismo de estar pillados, cogidos a precios muy, muy altos, casi irrecuperables. Los clientes, presa del desconcierto, se sienten acorralados. No saben qué hacer con su dinero. De la Bolsa no quieren oír hablar. Desconfían de los movimientos orquestados por los bancos centrales y son conscientes de que es imposible competir con los dos o tres bancos anglosajones que dominan el cotarro y con las tres o grandes gestoras de fondos del mundo que utilizan todo tipo de herramientas técnicas (potentes ordenadores) para comprar y vender acciones, petróleo, maíz, sorgo, zumo de naranja o algodón ¿Oro?…»
«Acorralado, el dinero ha inflado otra gran burbuja inmobiliaria en el mundo, desde Estados Unidos a Alemania pasando por España y Portugal. Holanda, Francia, Canadá y China están en la misma fase…»
«Nuestros clientes tienen miedo a las regulaciones financieras, que se suceden cada día. Temen a la Represión Financiera. Si tienen más de 100.000 euros en la cuenta piden millones de explicaciones, porque nadie les garantiza su devolución en caso de quiebra de un establecimiento (banco o similar) financiero. Nadie quiere dividir su patrimonio en participaciones de 100.000 euros y abrir el mismo número de cuentas en entidades o establecimientos financieros distintos…»
«Nuestros clientes saben que ya pagan mucho por su ahorro: las comisiones de los bancos, la inflación (aunque sea oficialmente moderada), los impuestos y los intereses mínimos que dan las entidades han convertido el ahorro en una fuente de pérdidas…», me dice uno de los grandes gestores de la Bolsa española.
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa