A largo plazo, los planes de rescate pueden crear «empleos zombis» que van a debilitar las economías. Cuando el coronavirus golpeó a Europa en marzo, obligando a las empresas a cerrar sus puertas y a los trabajadores a quedarse en casa, las autoridades tenían dos opciones para limitar las consecuencias económicas. Podrían apoyar a los trabajadores directamente al aumentar temporalmente los beneficios por desempleo, y esperar que los trabajadores despedidos al final encuentren nuevos empleos. O podrían pagar a las empresas para mantener a los empleados, al menos por un tiempo, para ayudar a prevenir los despidos a corto plazo. La mayoría de los gobiernos eligieron la última opción.
Por el momento, parece que tomaron la decisión correcta. A diferencia de Estados Unidos, donde las listas de desempleo se han incrementado en 20 millones y la tasa de desempleo se ha disparado al 13.3%, los países europeos han evitado los despidos masivos. En cambio, más de 40 millones de trabajadores se han inscrito en planes de ayudas de corto plazo, siguiendo el modelo del programa Kurzarbeit de Alemania, en el que los gobiernos pagan a los trabajadores entre el 60 y el 85% de sus salarios para trabajar menores horas o ninguna. En Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y España, estos programas ahora cubren un tercio de la fuerza laboral. La esperanza es que esto acelere la recuperación. Cuando se levanten por completo los bloqueos, las relaciones entre los trabajadores y los empleadores seguirán intactas, y las empresas podrán continuar donde lo dejaron.
Pero tales planes de ayudas solo alivian el dolor a corto plazo. El desempleo aumentará inevitablemente una vez que se eliminen gradualmente. Si se mantienen demasiado tiempo (según informaciones Francia está planeando un nuevo plan que podría durar hasta dos años), pueden interferir con la reasignación necesaria de recursos de empresas en quiebra a empresas exitosas. Un estudio reciente de Allianz, una gran aseguradora alemana, estima que 9 millones de trabajadores, una quinta parte de los que actualmente están inscritos en los planes de subsidio laboral en los cinco países europeos más grandes, están trabajando en «empleos zombies» en industrias que continuarán sufriendo durante el pandemia, incluidos viajes, turismo, alojamientos, entretenimiento y venta minorista.
Una vez que finalicen las medidas de protección laboral, los despidos podrían comenzar en serio. Si todos estos trabajos de zombies simplemente desaparecieran, las tasas de desempleo europeas serían mucho más altas (ver gráfico). A medida que los gobiernos deciden cuánto tiempo extender sus planes de apoyo, también deben buscar formas de ayudar a los trabajadores a encontrar nuevas funciones. De lo contrario, corren el riesgo de invertir dinero público en negocios moribundos, lo que dificultará aún más revitalizar sus economías.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa