La crisis sanitaria mundial ha atrapado a General Electric en una tormenta perfecta de riesgos del mercado. La demanda de sus productos y servicios se ha desplomado. Las acciones de la compañía han bajado un 35% solo este año, y las ganancias registradas en los últimos 18 meses se han evaporado casi por completo.
Uno de los mayores reveses para el cambio de rumbo de GE proviene de su división de aviación, que fabrica motores a reacción para Boeing y Airbus. Hasta ahora, ese segmento había estado generando flujos de efectivo positivos para el conglomerado industrial con sede en Boston. Sin embargo, dado que la crisis sanitaria obligó a los Gobiernos de todo el mundo a confinar a sus ciudadanos, paralizando prácticamente los viajes, las aerolíneas han tenido que dejar sus flotas de aviones en tierra, provocando que GE tenga que despedir a la mitad de sus trabajadores del sector de la aviación de Estados Unidos y a alrededor del 10% de su plantilla de motores a reacción.
La grave caída actual de las acciones de GE, que había ofrecido un impresionante rendimiento en 2019, refleja las preocupaciones de los inversores en torno a la capacidad del gigante industrial para sobrevivir a una de las recesiones económicas más duras de nuestro tiempo.
Antes de la pandemia del COVID-19, los analistas de Wall Street eran más optimistas sobre el renacimiento de la compañía. El director ejecutivo de GE, Larry Culp, estaba reestructurando sus operaciones, tratando de sacar a la compañía del desplome provocado por la débil demanda de sus equipos de generación de energía, así como los problemas dentro de su unidad de GE Capital.
La caída del valor de sus acciones, que comenzó en 2017 y arrampló con unos 200.000 millones de dólares en acciones, obligó a la compañía a reducir su dividendo trimestral a un centavo por acción. Para recaudar dinero en efectivo y pagar deudas, GE también vendió activos y abandonó sus negocios de transporte y petróleo.
Se avecina más malestar
Desde que los viajes se detuvieron en marzo a escala mundial, el negocio de la aviación de GE ha visto caer los ingresos en un 13% en el primer trimestre, desplomándose los beneficios de la división en un 39%.
El segundo trimestre será el primer trimestre completo en reflejar la presión de COVID-19. GE cree que sus resultados financieros disminuirán secuencialmente. Stephen Tusa de JPMorgan, que asigna una calificación neutral a las acciones, ha dicho en una nota reciente a los clientes que el flujo de caja libre de GE probablemente será materialmente negativo este año.
«Éste es un resultado peor de lo esperado, la visibilidad de cómo de feo podría ser el panorama aún está evolucionando, y todos los mecanismos que esta empresa había seguido utilizando en 2019 como muleta para los resultados industriales se están desenmascarando», dice Tusa.
GE también se enfrenta a los crecientes costes de los beneficios de jubilación. La caída de los tipos de interés está afectando al plan de pensiones de la compañía, lo que probablemente requerirá otra inversión de 10.000 millones de dólares, si no más, según John Inch, analista de Gordon Haskett. Además, el valor de la participación del 36,8% de GE en el gigante petrolero Baker Hughes (NYSE:BKR) se ha erosionado aún más al debilitarse los precios de la energía.
El lado bueno
Sin embargo, en medio de toda esta agitación, la directiva ha visto un lado bueno. La crisis desencadenada por el brote de coronavirus puede incluso acelerar los esfuerzos de reducción de costes y los cambios culturales que la compañía ha estado tratando de hacer, ha dicho el director ejecutivo, H. Lawrence Culp Jr., en una entrevista con Bloomberg.
La Administración ha planificado reducciones de costes de más de 2.000 millones de dólares, junto con 3.000 millones de dólares en preservación de efectivo para amortiguar el golpe del coronavirus. También está acelerando los cambios internos necesarios para proporcionar a la empresa un nuevo comienzo.
Esta semana, GE anunció la dimisión del director ejecutivo de su unidad de aviación, David Joyce, y su sustitución por John Slattery, exdirector de aviación comercial del fabricante brasileño de aviones Embraer.
Para fortalecer su posición de efectivo, GE también ha estado activa en los mercados de deuda; el brazo financiero de la compañía ha vendido más de 13.500 millones de dólares en bonos desde mediados de abril. General Electric también ha recaudado alrededor de 20.000 millones de dólares a través de la venta de su negocio biofarmacéutico, un acuerdo que cerró a finales de marzo.
A través de estas medidas, GE ahora tiene participaciones en efectivo y equivalentes en efectivo que ascienden a más de 47.000 millones de dólares, junto con un préstamo rotativo de 15.000 millones de dólares para salir de la recesión provocada por el virus.
En conclusión
El año pasado, GE estuvo a punto de conseguir una recuperación completa gracias a sus esfuerzos de restructuración. Desafortunadamente, la profunda recesión en la que se encuentra Estados Unidos y el mundo entero ha complicado la situación, lo que resulta en una mayor incertidumbre para GE.
Aunque General Electric parece tener suficiente dinero para superar este difícil período, los inversores pueden confiar en la supervivencia en este entorno.
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