En este momento, International Business Machines (IBM) acapara los titulares por todas las razones equivocadas. El gigante del software y los servicios está recortando miles de puestos de trabajo, luchando por seguir siendo competitivo en un entorno en que las nuevas empresas tecnológicas dominan el mercado. Igualmente molesto, su plan de cambios de rumbo está en constante flujo después de que la pandemia del COVID-19 golpeara la economía mundial.
Según los últimos informes, IBM se ha embarcado en un periodo de despidos masivos. Sin la confirmación oficial de Armonk, una empresa con sede en Nueva York, sobre el número exacto, la especulación indica que en torno a 20.000 trabajadores han sido cesados en la última ronda de reestructuración. Esa podría ser la mayor reducción de personal de IBM en una década.
Con estas tendencias negativas, las acciones de IBM se han quedado rezagadas con respecto al sector en la recuperación del mercado que comenzó tras la crisis de marzo. Las acciones de este gigante tecnológico, que dominó las primeras décadas de la informática con inventos como el mainframe y más tarde el disquete, cerraron ayer en 126 dólares, dejándose alrededor del 26% con respecto a los máximos de febrero.
La mayor preocupación de los inversores en cuanto a IBM es si el Gigante Azul será capaz de salvar su sólido dividendo del 5,22% que proporciona a los accionistas un pago anual de 6,52 dólares por acción. Pero a medida que el coronavirus causa estragos en la economía global, el dividendo podría verse sometido a una gran presión a medida que los mayores clientes de la compañía recortan sus inversiones en informática y la competencia se intensifica.
En su último informe de resultados, las cosas parecían sombrías para el gigante tecnológico. Registró unas ventas más bajas en el primer trimestre, retiró la orientación anual sobre las ganancias debido a la incertidumbre causada por la pandemia y asumió grandes costes de reestructuración, destacando los desafíos a los que se enfrenta el nuevo director ejecutivo, Arvind Krishna, al tratar de reactivar el crecimiento.
«Durante los próximos meses, tenemos que centrarnos en la estabilidad del negocio y asegurarnos de preservar nuestra liquidez y balance», dijo Krishna en una teleconferencia según ha informado Bloomberg. En el futuro, dijo, el enfoque se centrará en la nube híbrida y la IA, a la espera de la inminente llegada de la informática cuántica».
Lo más probable es que el impacto del coronavirus lastre los resultados aún más en el segundo y tercer trimestre, ya que los grandes clientes de IBM retrasan las compras de nuevos mainframes y software. Esto se tiene en cuenta en la valoración de la acciones, y creemos que IBM sigue siendo una apuesta segura para los inversores de ingresos que tienen una visión a largo plazo sobre el plan de cambios de rumbo de la compañía.
Flujo de ingresos recurrentes
Para empezar, no creemos que vaya a haber un impacto importante en el flujo de ingresos recurrentes de la compañía, que consiste principalmente en servicios financieros, telecomunicaciones y el sector público. Estas áreas de la economía se han mantenido en general inmunes al impacto de las medidas de confinamiento y ayudarán a IBM a capear la recesión.
«Nuestro flujo de ingresos recurrente, la continua expansión del margen bruto de beneficio y la sólida posición de balance y liquidez siguen siendo elementos estabilizadores en un entorno empresarial sin precedentes», dice James Kavanaugh, director financiero de IBM en la última cuenta de resultados.
«Hemos tomado medidas dentro de nuestro negocio para proporcionar la flexibilidad y eficiencia operativa necesarias para el entorno actual».
La nueva estructura de gestión de IBM, tras la partida de Ginni Rometty, que dimitió como director ejecutivo en abril, ha impulsado las perspectivas de crecimiento a largo plazo de la compañía tras muchos años de descenso de las ventas.
Su sucesor, Krishna, dirigió la división de la computación en la nube y el software cognitivo de la compañía. Jim Whitehurst, que era director ejecutivo de Red Hat (NYSE:RHT), el gigante del software de código abierto que IBM adquirió por unos 34.000 millones de dólares el año pasado, fue nombrado presidente de la compañía.
El año pasado, Rometty dirigió la adquisición de Red Hat por parte de la compañía, apostando por la tecnología de la computación en la nube híbrida para revertir el persistente descenso de las ventas. La adquisición aporta un negocio de software de margen relativamente alto al abanico de ofertas de IBM.
Las ventas de Red Hat aumentaron un 18% en el primer trimestre a medida que tenía lugar el cambio hacia el trabajo en remoto, la automatización y la modernización de aplicaciones. En general, los ingresos de la computación en la nube, que se extienden en numerosas divisiones, ascendieron a un 19%, dice IBM, alcanzando los 5.400 millones de dólares.
En conclusión
Cuando se trata de crecimiento, durante la última década, IBM sin duda ha decepcionado a sus inversores. Pero tras la adquisición de Red Hat, y con la nueva directiva en el cargo, creemos que IBM volverá a una trayectoria de crecimiento una vez que la pandemia quede a nuestras espaldas.
El saludable balance de IBM, la deuda manejable y los flujos de efectivo recurrentes hacen de su dividendo una apuesta relativamente segura para los inversores orientados a la generación de ingresos.
Artículos publicados con la autorización de Investing.com. Por favor, consulte importantes advertencias de riesgo y legales.