Que la crisis económica producida por el coronavirus COVID-19 va a provocar una de las peores recesiones económicas mundiales de la historia pocos lo duda. De hecho, son muchos los analistas que defienden que la pobreza que genera será mucho peor que la crisis sanitaria en cuestión de coste de vidas humanas. Esperemos que estén equivocados. También se está generando una corriente crítica que defiende que el Covid 19 simplemente ha sido el catalizador que ha provocado una reacción en cadena de acontecimientos económicos negativos, ante una serie de burbujas de deuda y activos que ha ayudará a estallar. «Prácticamente el COVID-19 está funcionando como un alfiler en la burbuja», afirmaba el economista G. Barba, añadiendo:
Si nos remontamos en la historia, la gran recesión de 2008-2009 fue causada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, lo que ocasionó un daño severo en el sistema financiero y bancario de Estados Unidos. Pero la solución rápida fue crear otro auge económico, la Reserva Federal simplemente volvió a inflar los precios de la vivienda, entre otros sectores con la ayuda de la política monetaria extremadamente expansiva, políticas que se conocieron como tasa de interés cero (ZIRP) y flexibilización cuantitativa (QE).
Resultado de esto, según el índice nacional de precios de viviendas de Case-Shiller, los precios de las viviendas han aumentado un 59% desde su nivel más bajo en 2012.
Los fundamentos subyacentes para el incremento de las casas está lejos de ser real. Los precios han aumentado más que la inflación, los alquileres y los salarios, justo como la burbuja artificialmente creada que se formó antes del 2008-2009.
Esta burbuja 2.0 “recargada”, es una versión mucho más grande y veremos porqué es tan peligrosa como su versión anterior. De acuerdo a UBS: Los descensos significativos en la vivienda han presagiado 9 de las 11 recesiones estadounidenses de la posguerra.
Al igual que la primera burbuja, la nueva se creó bajo “trucos”, sin embargo, estos “trucos” fueron diferentes a la anterior. Con el auge de Airbnb los “súper-anfitriones” compraron decenas de propiedades con hipotecas baratas con el fin de rentarlas. Como sabemos el COVID-19 impide tener huéspedes, y los dueños que están sobreapalancados no puedan pagar sus hipotecas.
Según una estimación reciente de la Reserva Federal, las pérdidas de empleo podrían llegar a 47 millones próximamente, mientras que la tasa de desempleo podría alcanzar el 32%, cifras que corresponden a una depresión económica. Esto no solo está afectando a un alto porcentaje de los que rentan por medio de Airbnb, sino a una gran mayoría de estadounidenses que al no tener trabajo caen en morosidad con su hipoteca. No está por demás mencionar que el mercado inmobiliario en la compra y venta está detenido, porque vendedores y compradores no pueden reunirse por el riesgo de la pandemia.
Recientemente el banco más grande de Estados Unidos, que también es el prestamista más grande del país por activos, JP Morgan, lucha para elevar los estándares de préstamos hipotecarios antes de “la mayor ola de incumplimientos en la historia” de acuerdo a Bloomberg.
Es decir, los clientes que soliciten una nueva hipoteca necesitarán una calificación crediticia de al menos 700, y se les pedirá que hagan un pago inicial equivalente al 20% del valor de la vivienda, y ya no del 10% que en promedio comenzó a utilizarse en la última década, como sinónimo de que las condiciones de crédito se aliviaron bastante.
De acuerdo a Reuters este banco “se mueve rápidamente para mitigar el riesgo crediticio derivado de la nueva disrupción del coronavirus “.
Según las estimaciones del economista en jefe de Moody’s Analytics, Mark Zandi, hasta el 30% de los estadounidenses con préstamos hipotecarios, alrededor de 15 millones de hogares, podrían dejar de pagar si la economía de Estados Unidos permanece cerrada durante el verano o más.
Los prestatarios que perdieron ingresos por el coronavirus ya es un número vertiginoso. Hay un récord de 10 millones de nuevas solicitudes de desempleo, y estos pueden solicitar omitir los pagos de hasta 180 días en hipotecas respaldadas por el gobierno federal, para evitar sanciones y un golpe para sus puntajes de crédito, pero no es una condonación del pago. Eventualmente tendrán que pagar y el problema que dejó el freno de la economía podría tomar años en recuperarse.
En suma, le llevó años los incumplimientos crediticios en la primera burbuja antes del 2008, pero en esta burbuja 2.0 está explotando en cuestión de un par de meses o semanas.
En este artículo solo mencionamos la burbuja inmobiliaria 2.0, pero varias burbujas en todo el mundo se han creado en el camino desde que los bancos centrales “salvaron al mundo” de la crisis del 2008-2009 (repitiendo la misma vieja formula de bajar las tasas e inyectar más liquidez). Protéjase con activos refugio y una estrategia defensiva, el FMI ya la calificó como una crisis 30 veces más severa que el 2009
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa