Tal como era de esperar, la Cumbre de líderes europeo terminó a portazos. En realidad, portazos sin puertas, porque fue por video conferencia. Pero el final era, por lo menos, anunciado. Cuando muchos opinan, y todos son jefes, es difícil llegar a un acuerdo. Por suerte para Europa existe Angela Merkel, la canciller de Alemania, que pone las cosas en orden cuando los demás pierden la razón. Y es una verdadera pérdida de razón discutir sin acuerdo cuando la crisis ya llegó, y las cifras macro son cada día peores. La propia Alemania está sufriendo las consecuencias, aún cuando se trata de un país que se ha tomado el problema a su estilo: sin alardes y tomando medidas puntuales. Buena lección para el resto de Europa. Sin embargo, las mediciones de manufacturas alemanas quedaron muy abajo, algo esperado, aunque esta vez fue peor que lo que marcaban los análisis previos.
El euro espera un milagro para no caer de 1.0630, el mínimo del año que tocó hace un mes, en el peor momento de la crisis. Su recuperación posterior obedeció a una baja del dólar, pero apenas este se recuperó, la moneda única volvió a caer, ahora con motivos propios. El quiebre de este mínimo podría desbarrancar al euro próximamente, y hasta podría visitar 1.0460, un viejo mínimo que nuestros lectores pueden encontrar en los gráficos mensuales, en ocasión de una de las tantas crisis de Grecia, allá por marzo de 2015. Aquella vez fue también Merkel quien apagó el incendio, aún cuando el entonces nefasto gobierno griego no entraba en razones. El problema de Europa llegará cuando Merkel se retire, para lo cual falta poco.
En un contexto gris, el hecho de que la palabra Brexit se haya colado entre las noticias significa que al menos la crisis sanitaria le deja por un momento los titulares a otros asuntos. Al igual que en muchas latitudes, muy lentamente, la cifra de contagiados está comenzando a quedar ligeramente de lado, y lo que comienza a encabezar las noticias son los efectos económicos de la crisis. Son dos males, de igual tenor, y no hay forma de elegir uno u otro.
La libra esterlina, como el yen, no se mueven. El euro, un poco más, y las monedas vinculadas a las materias primas un poco más aún. Sucede que el oro se acerca a sus máximos del año, y junto con el repunte de la economía china el dólar australiano se ve beneficiado. También gana, aunque menos, el dólar canadiense, con el petróleo que lentamente vuelve a valores bajos pero presentables. La pregunta que surge sola es si cuando venzan los futuros de junio pasará lo mismo que el lunes pasado, y el barril volverá a tener valores negativos. Otra pregunta que cabe hacerse es: si el lunes no había donde guardar petróleo, ¿como hoy sí lo hay? ¿O acaso la caída del WTI fue solo una maniobra financiera, y la falta de lugar para almacenar, que es cierta pero no inminente, fue solo una excusa?
La bolsa de Nueva York vuelve a divorciarse de las noticias. Los PMI flash de manufacturas de Alemania y Estados Unidos presentaron cifras de escándalo. También las peticiones semanales de subsidio por desempleo, que suman 26 millones en un mes. Pero cuando la Fed inyecta fondos, todo eso es un simple detalle.
Las órdenes de bienes durables -al margen del dato, es útil y deja algún mensaje para pensar el revisar el reloj de la población mundial que aparece en www.census.gov, sitio que publica el informe-, y el índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan volverán a presentar cifras para el olvido. Pero no serán suficientes para vencer a Wall Street, que cada día se muestra con mayor voluntad de apuntar a máximos que a caer como lo hizo el mes pasado.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College