Desde que quien suscribe comenzó a incursionar en los mercados, allá por 2002, ha visto prácticamente de todo. La crisis de 2008 y 2009 parecía insuperable en acontecimientos insólitos. La caída de Lehman Brothers fue un evento emblemático e inolvidable, y dio el puntapié inicial a una caída de los mercados que, de todos modos, se veía venir desde casi un año antes.
Lo que ocurrió el lunes con el petróleo hace recordar a esos encuentros deportivos en los que un gran candidato cae vencido en forma concluyente. Una mezcla de sorpresa e incredulidad lo transportan a uno a una situación que se asemeja a algo que no está sucediendo en realidad.
Ver como el precio – uno de los precios en realidad, para no exagerar el hecho – de la materia prima que influye en la economía de cada país en forma prácticamente idéntica como ocurre con el petróleo, cae a cifras negativas, es algo poco imaginable. Que los productores les paguen a sus clientes para que retiren su producción es algo que ni en los sueños se podría imaginar, tratándose de un activo que siempre ha sido muy respetado. Es verdad que ha pasado crisis importantes, que ha sufrido embargos, que cayó ante guerras como la de 1991 con un récord histórico de casi un 40% en un día, marca que en marzo de este mismo año estuvo a unos puntos de ser superada en dos oportunidades-, pero jamás había caído a valores negativos, llegando a tocar -40.32 dólares, desde los 18.27 dólares del viernes. Hablamos por supuesto del WTI.
La noticia llegó a los titulares de todo el mundo, tengan o no que ver con el mundo financiero. El gobierno de Estados Unidos deberá desempolvar la idea de acopiar petróleo en sus propios depósitos, algo que el presidente Trump había sugerido, al tiempo que pidió, sin éxito, que el Congreso le permitiera comprar reservas de las empresas de shale, las cuales le dieron al país el primer lugar entre los productores de petróleo a nivel mundial.
Al problema de la escasísima demanda se suma ahora la incapacidad de almacenar petróleo, acelerando el pánico de los operadores, a los que se les acaba el plazo para cumplir los contratos que vencen en pocos días. De allí es que la mayoría de las obligaciones pasarán a junio, cuyo contrato se mantuvo, a duras penas, por encima de los 20 dólares.
La variedad Brent no sufrió la misma suerte que el WTI. Logró, caída del 8.9% mediante, mantenerse a flote, tratándose de una materia prima que se transporta fácilmente a sitios donde hay una mayor demanda. Con todo, se especula con que la capacidad de almacenamiento también quedará completa en mayo.
Todo esto viene de la mano de una crisis global que impacta en la demanda de prácticamente todo lo que se vende. El petróleo no es un activo más, por supuesto, y lo cierto es que sobra petróleo y no hay donde guardarlo. El 5 de enero, hace apenas tres meses y unos días, el barril tocaba 65.43 dólares, producto de los incidentes entre Estados Unidos e Irán en Medio Oriente.
La bolsa de Nueva York sufrió la caída del petróleo. Las firmas líderes del sector cedieron en buena forma, impactando de lleno en los índices principales, y la primera sesión de la semana dejó en duda que la actual recuperación de la bolsa pueda mantenerse en el tiempo. La crisis, que por momentos da la impresión de tomarse un respiro, a veces parece agravarse, y los mercados reaccionan en consecuencia. La baja del petróleo de la víspera es sintomática, y llenó de preocupación a los operadores.
De todos modos, parece demasiado improbable que el petróleo se mantenga en estos niveles. De ello da cuenta que el dólar ni siquiera logró llegar a máximos históricos en Brasil, donde el real había abierto la semana con suma debilidad, y tampoco en México o Colombia se movió más allá de un alza discreta. Ante el dólar canadiense se notó un poco más fuerte el dólar, pero sin descollar.
Las monedas líderes se tomaron un respiro. Tal vez, para observar de cerca los avatares del petróleo, viejo compañero de lucha. El euro, la libra esterlina y el yen mantienen tendencias neutras, y la falta de noticias generó una inmovilidad en estas divisas, al punto de haber regresado a sus estrechos rangos de precios de meses atrás.
En la sesión europea del martes, tanto el euro como la libra esterlina caen con moderada fuerza. La divisa británica, pese a que el dato de empleos de Reino Unido no fue tan negativo como se esperaba, cae ante el dólar, alcanzando su mínimo del día 8 de abril. La baja ya alcanza los 100 puntos, y la tendencia en el gráfico de 4 horas se torna bajista para el resto del día.
El yen acelera su recuperación, cotizando a 107.35 frente al dólar, con una tendencia que lo favorece plenamente para las próximas horas. Este movimiento amplifica la caída del GBP/JPY, que ahora mismo cae al mínimo del 6 de abril.
Y el petróleo sigue en baja. Los futuros a junio caen a 15 dólares, y los de mayo… -37 dólares. En otras palabras, no hay quien compre petróleo; y quien lo vende, debe entregarlo y pagar 37 dólares a quien lo compre. Increíble.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
Adrián Aquaro
Trader College