Luego de arduas negociaciones, y una guerra de precios declarada desde inicio de marzo, las principales potencias petroleras llegaron el fin de semana a un acuerdo para reducir la producción de crudo desde el 1 de mayo. En términos generales, el acuerdo incluye la reducción del 10% de la producción actual, es decir, unos 10 millones de barriles diarios.
Las negociaciones se complicaron al punto de casi invalidar el acuerdo cuando México se opuso a la cuota de producción que se le asignó. Los planes de inversión de más de 13 mil millones de dólares previstos para este año en su petrolera principal hicieron que el gobierno de Lopez Obrador se negara a reducir lo que se le había solicitado, aunque Estados Unidos se comprometió a recortar su producción en forma adicional para cubrir tal cuota.
Lo que buscan los países petroleros -se espera que las naciones del G20 tomen una actitud similar en las próximas semanas-, es estabilizar el precio del crudo, que cayó severamente desde febrero pasado, cuando se desató la actual crisis sanitaria, cotizando en aquel momento a 54 dólares por barril. El WTI había llegado a 65 dólares en enero, cuando se produjeron los últimos incidentes en Medio Oriente entre Irán y Estados Unidos.
La apertura de la semana no es auspiciosa para el petróleo. Luego de rozar los 29 dólares apenas iniciada la sesión asiática, cayó nuevamente para cotizar a 27.70 dólares por barril en horario europeo. Dado que gran parte de las plazas financieras de Europa permanecen cerradas, es probable que durante la sesión americana se produzcan movimientos de importancia.
Es claro que si la demanda no aumenta, los recortes anunciados poco efecto tendrán en el precio de la materia prima. Con los vuelos prácticamente parados, sin demanda de combustible para uso de vehículos, y la industria en su peor crisis en décadas, la oferta de petróleo crece, y el problema mayor que ahora aparece es que no habrá lugar donde guardar petróleo, lo cual también impacta sobre su precio. Una situación insólita e inesperada hace poco más de dos meses.
Otra nota relevante del inicio de la semana es el alza del oro. El metal precioso llegó a 1692 dólares, muy cerca de los máximos del año de 1703 dólares, nivel que tocó el 9 de marzo, tras lo cual cayó más de 250 dólares. La onza vuelve a apuntar a dicho nivel en estas horas, siguiendo la línea de las divisas principales, que presionan sobre el dólar este lunes.
Por caso, el euro llegó a 1.0965 en su máximo diario, y si bien cede algunas posiciones en estos momentos, mantiene una tendencia alcista de corto plazo. El quiebre de dicho máximo podría estirar sus ganancias a 1.1000 en primer término durante la sesión de la fecha.
Respecto a la libra esterlina, ya superó 1.2500, en parte por la caída del dólar, y también por la cierta tranquilidad que trajo a los mercados el mejor estado de salud del primer ministro británico, Boris Johnson. El premier abandonó el hospital el fin de semana, y se estima que podrá retornar a sus labores en aproximadamente dos meses. Por el momento, el quiebre de 1.2535, máximo del día, podría llevar a la libra a la zona de 1.2570, siguiente resistencia de importancia.
También el yen luce más fuerte, cotizando a 107.93, y luego de llegar a 107.78 en su mejor nivel del día. La tendencia de corto plazo del par USD/JPY se mantiene bajista, favoreciendo un crecimiento adicional del yen en las próximas horas.
Sin datos importantes a conocerse, la apertura de la sesión americana, a las 9:30 del este, puede ser el evento del día, con fuertes movimientos que esperamos en algunos papeles, en especial los de las compañías petroleras.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College