De 1982 a 2007 (25 años) la Bolsa española subió a una tasa media del 16%, pese a los dos periodos bajistas intercalados. Desde los máximos de 2007 hasta los mínimos recientes (13 años) ha caído a una tasa anualizada del 8%. Este mercado bajista extraordinario puede entenderse como una reacción al gran ciclo alcista anterior, y muy especialmente a los desequilibrios generados en la gran burbuja inmobiliaria-crediticia de 2003-2007. La montaña de crédito creada en el boom inmobiliario se tradujo en graves desequilibrios en la economía a todos los niveles: boom artificial en la economía y los beneficios empresariales, endeudamiento de los hogares, déficit exterior, endeudamiento exterior del sector bancario.
En el período 2003-2007 el saldo negativo de la balanza de bienes y servicios se disparó hasta el -7% del PIB, lo que refleja hasta qué punto vivíamos por encima de nuestras posibilidades. En contraste la situación actual es positiva con un superávit del 2%
La gran burbuja inmobiliaria fue financiada en gran medida con préstamos del exterior. Los bancos españoles pasaron de una deuda externa cero, a acumular deudas con bancos internacionales equivalentes a un 65% del PIB. Actualmente esa deuda se ha reducido hasta el 20% del PIB.
Desde el estallido de la burbuja los hogares españoles han desarrollado un intenso desapalancamiento reduciendo la deuda un 21% en valor absoluto y en 44 puntos porcentuales con relación a la renta disponible, del 135% al 91%. El ratio de endeudamiento es inferior al de EEUU
Las empresas españolas han hecho también un fuerte esfuerzo de desapalancamiento con su deuda cayendo del 120% al 73% del PIB
En general puede decirse que la crisis actual ha cogido a la economía española en una situación bastante equilibrada. La excepción sería el sector público con una deuda relativamente elevada y un déficit todavía demasiado alto.
Entre 2009 y 2012 España mantuvo un déficit público del 10% del PIB como consecuencia del hundimiento de la economía. La senda de reducción posterior se ha frenado en los dos últimos años. El déficit actual del 3% refleja una estructura de gastos/ingresos no sostenible.
La crisis actual puede disparar la deuda hasta niveles del 120% del PIB, lo que va a requerir un esfuerzo posterior de equilibrio de las cuentas públicas muy importante: reducción del gasto, subidas de impuestos, o más probablemente ambas a la vez.
Desde los máximo de 2007 el Ibex ha perdido el 61,4% de su valor. Su composición ha contribuido a exagerar su caída por el fuerte peso de sectores en «decadencia» (bancos, telecos, petróleos …) y escaso peso de sectores de crecimiento (tecnología, consumo …)
La crisis actual es de una intensidad sin precedentes y tiene la gran incertidumbre sobre su duración. Por otra parte, la economía global no presenta graves desequilibrios, lo que hace plausible una recuperación gradual si no se tarda demasiado en volver a la actividad.
18 años después, el Ibex ha vuelto casi a los mínimos de 2002, origen del período de la gran burbuja. Un saneamiento total que puede servir de base para el inicio de un nuevo ciclo en los próximos años.
Nicolás López Medina, M&G Valores
La Carta de la Bolsa