La actual situación de los mercados se asemeja, no por el problema que los afecta, sino por la reacción de los mismos, a lo sucedido entre los últimos meses de 2008 y los primeros de 2009. En aquella oportunidad, la monumental crisis financiera, que a la luz de lo sucedido parece mucho más manejable que la actual -al cabo, se solucionaba, y se solucionó, con dinero-, la Fed hizo innumerables esfuerzos por estabilizar los mercados, sin reacción positiva durante un gran tiempo.
Recién cuando en marzo de 2009 el gobierno del expresidente Obama, de reciente asunción, lanzó un salvataje a un banco de primerísima línea cuyas acciones habían caído a precios de remate -un domingo dramático, para quienes lo recuerdan-, los mercados reaccionaron. Claro que no terminó allí el problema. Durante muchos años más, la Fed debió inyectar más de 4 billones de dólares, llegando a colocar 80 mil millones mensuales. Buena parte de esa montaña de dinero fue a la bolsa, generando una burbuja que recién con los años, y a partir de una mejora de la economía muy notable, quedó parcialmente justificada. Esa burbuja terminó por explotar el mes pasado.
La pregunta es, entonces: ¿los mercados siguen cayendo por la crisis del vius y la incertidumbre que ella genera, o están midiendo fuerzas con las autoridades, esperando una oferta de dinero suficiente? La crisis no tiene siquiera perspectiva de terminar, de modo que solo habrá que esperar la reacción de los mercados en los próximos días.
La sesión del martes muestra una cara diferente. En Europa, pese a una caída sin precedentes del PMI de Servicios de la Eurozona, las bolsas operan con ganancias sustanciales. Para ello puede estar influyendo un PMI de manufacturas de Alemania -el dato más fuerte del mes en Europa-, que cayó menos de lo esperado, y quedó por encima de la medición de enero, por ejemplo. Probablemente estas cifras empeoren este mes, pero al menos sirvió para ponerle un freno a la sangría de las bolsas del bloque
Los futuros de los índices de Nueva York también lucen distintos. Los del Dow Jones recuperan más de 1400 puntos desde los mínimos de la víspera, y 160 unidades los del S&P 500. En ambos casos, sus cotizaciones alcanzaron líneas de tendencia alcistas de muy largo plazo: los del Dow Jones, la del rally con origen en marzo de 2009; los del S&P 500 con su alza proveniente de 2011. ¿Será el inicio de una recuperación más sustentable? No hay que confiar mucho, por ahora.
En las divisas, se hace evidente el cambio de ánimo, al menos momentáneo, de los operadores. El euro, con algunos sobresaltos, crece por encima de 1.0820, llegando a 1.0865 antes del PMI de manufacturas de Alemania, que lógicamente lo hizo retroceder. La zona de 1.0910 es ahora el objetivo del euro, con una línea de tendencia bajista que, medida en el gráfico de 4 horas, pasa por ese nivel.
La libra esterlina, en tanto, cotiza a 1.1700 ante el dólar, y su caída, brutal, de la semana anterior y el lunes, parece haberse calmado. Un prometedor doble suelo -aún es prematuro confirmarlo, por supuesto-, podría ser lo que necesita la moneda británica para recuperarse, luego de que el gobierno de Boris Johnson dictara una cuarentena total para la población de Reino Unido, algo que insólitamente demoró hasta el lunes.
Respecto al petróleo, cuya caída del día 9 de marzo desencadenó una devaluación enorme de las monedas vinculadas al mismo, se recupera sensiblemente, aunque en el precio actual, 25.40 dólares por barril WTI, se encuentra con una línea de tendencia bajista que le costará superar. Si lo hace (los indicadores ayudan), podría estirar su alza a la zona de 28 dólares.
Las cifras de ventas de viviendas nuevas, y los PMI anticipados de servicios y manufacturas, todos en Estados Unidos, le darán mayor interés aún a una sesión americana de la cual se espera mucho. La Fed estará más atenta que nunca.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
Adrián Aquaro
Trader College