Antes de la irrupción de la pandemia COVID-19 o virus de Wuhan, la situación económica global era frágil y acumulaba varios trimestres en desaceleración, la coyuntura financiera inestable y vulnerable o las cuentas de las distintas administraciones estaban debilitadas tras generar déficit enormes en los últimos años mientras que la economía crecía (en USA era sólida y la más fuerte de la historia según Trump).
Los mercados financieros han protagonizado una corrección sin precedentes, un crack histórico, inducido por el miedo, pánico y sálvese quien pueda, descontando que la economía entrará pronto en recesión profunda o quizá depresión y las cuentas del «Tío Sam» se adentrarán en terreno realmente peligroso.
El Doctor Cobre, es el metal de uso industrial por excelencia y por tanto el anticipa el comportamiento de la economía con bastante precisión, de ahí su nombre, es un indicador adelantado fiable y analizado desde estas líneas con asiduidad. La caída de la demanda originada por la desaceleración global, menor consumo, tiene su reflejo en precios cayendo y la pauta de comportamiento de los precios viene advirtiendo peligro desde hace varios trimestres:
DOCTOR COBRE, semana.
PLATA, semana
3GOS, diario
WEST TEXAS, semana
BROTES VERDES?
La profundidad y duración de la recesión económica dependerá directamente del tiempo que tarde la comunidad científica en descubrir una vacuna o al menos un fármaco capaz de curar los procesos causados por la infección vírica.
Surgen noticias interesantes al respecto pero todavía es pronto y hay que esperar. La espera es tiempo perdido, economía parada y pérdidas multimillonarias. Pero lo último que se pierde es la esperanza y aunque no será fácil reconstruir lo perdido en dos días, cabe contemplar un escenario de recuperación económica en forma de V, tal como están anticipando algunos expertos, vean:
Los excesos del pasado se pagan.
Ahora, después de abusar y excederse en sus políticas y medidas, las autoridades están reaccionando con temor y anunciando programas históricos de rescate (más inyecciones en el mercado REPO, más liquidez, bajadas de tipos hasta 0%, estímulos…) pero los inversores continúan vendiendo presos del pánico y la histeria colectiva hacen oídos sordos y sus ventas provocan nuevos episodios de desplome de cotizaciones, «limit down» activando «circuit brakers» y caídas históricas seguidas de rebotes técnicos (hasta ahora todos clasificados como del tipo rebote del gato muerto).
La fantasía de los bancos centrales de manejar los ciclos económicos a su antojo, contra deuda y desde los despachos, ha finalizado. La de reflacionar activos «ad infinitum» (más bien «ad nauseum») también parece haber chocado con la cruda realidad.
Las empresas y distintos agentes de la economía tampoco han tenido la prudencia necesaria y confiando ciegamente en el mantra e ilusiones de las autoridades, se han embarcado en un comportamiento, irresponsable, basado en acumulación de unas deudas históricas mientras caían sus márgenes y beneficios. Además, como la inversión se ha estancado por la falta de visibilidad económica y posibilidades limitadas del consumo, ha dedicado ingentes recursos, incluso financiado, la compra de autocartera. Ahora todo son problemas.
El sector de las aerolíneas, por ejemplo, había gastado cerca de $45.000 en compra de acciones propias, autocartera. Según informa hoy The Washington Post, la economía americana perderá cerca de 4.6 millones de empleos vinculados con el sector turístico. Pues bien, la salud financiera e incluso la viabilidad del sector de aerolineas pende de un hilo y ahora pide ayudas por importe de $50.000 para paliar los efectos de la crisis COVID-19.
Y así, las historias y despropósitos corporativos se suceden, son innumerables.
Ha llegado el «Day of Reckoning», comenzado la limpieza del mercado y del conjunto del sistema, el necesario proceso corrección de excesos previos o de «Destrucción Creativa», según denominaba el economista austriaco Joseph Shumpeter a los ciclos económicos correctivas.
Las bolsas han entrado en pánico y el desplome significa pérdidas de alrededor de $20 billones de capitalización en cuestión de semanas, acumulados en años. El desconcierto abunda, el pesimismo es atroz y colectivo y las cotizaciones no parecen tener suelo, menos después de haber quebrado estructuras de largo plazo.
NASDAQ-100, semana
Siempre hay un suelo, el post de ayer explora las posibilidades y objetivos de mayor probabilidad para el corto plazo, incluyendo estrategias para tratar de aprovechar el desconcierto actual, ahora que las posiciones abiertas en favor de alzas de volatilidad, del triste escenario en curso, han sido cerradas con rentabilidades del +140% y +80% respectivamente.
Antonio Iruzubieta
www.antonioiruzubieta.com – Información en cefauno@gmail.com