(Nota del Editor: Este artículo se redactó antes de que la Reserva Federal anunciara sus medidas en la noche de ayer).
El Stoxx Europe 600 cerró con ganancias en el último día de una semana muy movida mientras que los Gobiernos se apresuraban en preparar una respuesta ante la amenaza del coronavirus, siendo un ejemplo Alemania, que se comprometió con miles de millones de euros y cambiando su postura “oficial”. Ello ayudó a que el viernes se recuperase al menos una parte de la caída de la semana (hemos asistido a la mayor caída semanal de las acciones europeas desde el año 2008). Y es que cuando se produce una sinergia entre el temor a la pandemia y la guerra de precios del petróleo, el resultado es una venta masiva en la renta variable. Sin olvidar que la reacción del Banco Central Europeo decepcionó. Así las cosas, el índice europeo cayó un -31% desde el máximo del mes pasado y la velocidad de las ventas fue superior a la de otros acontecimientos importantes como el derrumbe de Lehman Brothers, el referéndum del Brexit, Fukushima, la crisis de la deuda de Rusia, las guerras de Irak, la burbuja de las puntocom, los ataques terroristas del 11 de septiembre y la crisis de la deuda de la zona euro.
Por su parte, el EuroStoxx 50 se deja en la semana un -20,4% y el Ibex cierra su segunda peor semana de la historia al caer un -20,8% (el récord fue en la segunda semana de octubre de 2008, cayendo un -21,20%).
Los hedge funds se han estado poniendo las botas, por ejemplo Bridgewater, que lo gestiona Ray Dalio. Este hedge fund tiene presencia en seis grandes compañías españolas como Acerinox, Amadeus, Banco Santander, BBVA, Iberdrola y Telefónica, pero también tiene posiciones cortas en 14 compañías francesa y en 11 alemanas.
Los circuit breakers o mecanismos de defensa de la SEC se llegaron a activar varias veces durante la semana, mientras que en países como España e Italia se prohibieron temporalmente las ventas en corto como intento de frenar la alta volatilidad del mercado.
Hay un dicho en Wall Street que dice que los mercados suben por una escalera mecánica y bajan por un ascensor, pero el ascensor fue en ambas direcciones durante la semana. El índice S&P 500 se movió al menos un 4% en cada uno de los cinco días de la semana, cayendo tres veces y subiendo dos (el último de esos movimientos de esa magnitud ocurrió en el año 1929). Concretamente, el índice subió 9,29% el viernes, pero venía de una caída similar el día anterior (-9,51%) y la última vez que una caída del 9% dio paso a un repunte de al menos esa cantidad al día siguiente. Fue en 1931, durante el apogeo de la Gran Depresión.
La volatilidad (VIX) refleja el nerviosismo de los inversores, cerró por encima de 75 (75,47), un nivel superado únicamente en 2008 y ha cerrado por encima de 40 durante cinco sesiones seguidas. Por su parte, los bonos han superado a las acciones en 28,14 puntos porcentuales durante los últimos 20 días de negociación e indica que los inversores están huyendo de las acciones.
El tema del petróleo afecta no sólo a las Bolsas y las acciones de muchas compañías, sino también a varias divisas. El precio del barril de Brent se ha hundido más de un 52% desde los máximos de principios de enero bajando a mínimos desde 2016, ya que el coronavirus está provocando la primera caída en la demanda desde el año 2009, mientras que la guerra de precios entre Arabia Saudí y Rusia está inundando el mercado de petróleo barato, y no se puede descartar que el Brent caiga a los 20 dólares en el segundo trimestre del año, siendo abril un mes clave.
El pasado jueves 12 de marzo les comenté a primera hora de la mañana que “En Expansión escribí en enero que si la OMS declaraba oficialmente una pandemia, los mercados caerían entre un 10% y un 15%. Llegó ese día, oficialmente ya estamos con una pandemia. Esto abre un nuevo escenario y el S&P 500 podría caer incluso a los 2.450-2.500 puntos, siendo dos sectores especialmente los más afectados: bancos por el recorte de tipos de la Fed y energéticas por la caída del crudo”.
Pues bien, ese mismo días, horas después abrió Wall Street y el S&P500 terminó la sesión con una caída de -9,51% e incluso durante la sesión llegó a ir cayendo más de un -10% a 2.479 puntos.
¿Y ahora qué? Miren, desde la Segunda Guerra Mundial, de media, los mercados bajistas han durado 14 meses. La historia muestra que cuanto más rápido entra un índice en un mercado bajista, más corto tiende a ser su duración. El mercado bajista más corto para el S&P 500 fue en 1990. Duró casi tres meses, cayendo un -20% en ese período. El más largo duró 61 meses y terminó en marzo de 1942, acumulando una caída de -60%. De media, un mercado bajista para el Dow Jones dura 206 días, mientras que el período bajista promedio para el S&P 500 es de unos 146 días.
Hasta ahora hemos visto numerosas medidas de relajación por parte de los bancos centrales, pero los mercados aún no han respondido positivamente, ya que aún no hemos visto la respuesta fiscal que se espera. Es posible que las medidas fiscales y monetarias sólo ayuden a paliar los efectos de la paralización generalizada de la actividad económica a causa de la pandemia, dejando a los inversores pocas opciones, salvo esperar a que el propio virus disminuya.
Si todo transcurre como cabe esperar, las caídas aun no han terminado y es normal asistir al fenómeno conocido como rebote del gato muerto, el cual consiste en que tras una fuerte bajada, se produce una subida intensa de corto plazo y luego se vuelve a las caídas, perdiendo el mercado todo lo que subió e incluso cayendo a veces más todavía.
El Eurostoxx 50 (futuro) presenta una zona donde seguramente muchos inversores buscarán comprar, se trata de los 1.987 puntos. Todavía está lejos y podría perfectamente no llegar, pero en el caso de hacerlo, podría ser una opción para buscar un rebote al alza.
Ismael De La Cruz/Investing.com
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