En estos días, estamos presenciando una disminución de los casos diagnosticados y de las muertes por coronavirus en China, mientras que, por otro lado, observamos con preocupación cómo van apareciendo nuevos casos, minuto a minuto, en el resto del mundo. La economía mundial y también la española llevan desde el inicio de la crisis haciéndose eco de las repercusiones económicas de esta nueva enfermedad que nos tiene en vilo, ¿qué podemos sacar en claro por el momento?
Como sostiene Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas, «el coronavirus amenaza con convertirse en un crack económico y financiero (…) por la parálisis que está provocando la prevención». En definitiva, por la economía conductual ―que le valió el premio Nobel de economía a Richard H. Thaler en 2017―, que destaca la importancia de la psicología, las emociones e incluso la irracionalidad a la hora de tomar decisiones económicas.
Miedo y pérdidas en las bolsas
La expansión del coronavirus fuera de China ha provocado una debacle bursátil por todo el mundo, con fuertes caídas en los principales parqués. Este torbellino de caídas comenzó en China, avanzando después por el resto de mercados asiáticos ―en paralelo con el virus― y llegando a continuación a todo el mundo, especialmente a Europa y Wall Street.
El Ibex 35, sin ir más lejos, ha sufrido un desplome de hasta el 13 % desde el 20 de febrero. Las pérdidas se fueron conteniendo, pero el 24 de febrero fue un «lunes negro», con la mayor bajada desde el referéndum del Brexit de junio de 2016. La compañía más afectada, por el momento, ha sido IAG ―matriz de Iberia, Vueling y British Airways―, que ha perdido en una semana el 26 % de su valor y que ha arrastrado consigo a otras compañías del sector aéreo y del turismo.
El efecto dominó de las cancelaciones
Las reacciones de histeria ante de la crisis sanitaria no se han hecho esperar. La intensa lluvia de renuncias por parte de las compañías que iban a participar en el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona terminó por imposibilitar su celebración. La cancelación del MWC, que debía haber tenido lugar la semana pasada, nos hace perder 500 millones de euros de un zarpazo.
John Hoffman, quien firmó el comunicado en el que se anunciaba la suspensión del congreso, reconoce que fue «el miedo del ecosistema el que nos forzó a tomar la decisión». Y el Mobile no es el único evento afectado: Sanidad ya ha desaconsejado a los sanitarios que acudan a congresos, y la celebración del Infarma, que reunirá al sector farmacéutico en Madrid a últimos de marzo, en estos momentos pende de un hilo.
¿Por qué China preocupa tanto?
China es, actualmente, la segunda potencia económica mundial con un PIB de casi 13,6 billones de dólares y un crecimiento interanual del 7 %. Es el principal proveedor de bienes de consumo del planeta y le pisa los talones a Estados Unidos en servicios comerciales. Wuhan es un centro industrial clave en China, especialmente para la industria automovilística, que atrae importantes inversiones extranjeras. El impacto económico de que la situación actual dure unas semanas más, por tanto, podría ser demoledor.
Se esperaba que el 2020 fuese en China un año de recuperación tras la guerra comercial con Estados Unidos, pero el coronavirus echa por tierra estos planes. Zhang Ming, miembro de la Academia China de Ciencias Sociales, opina que «el crecimiento del PIB en el primer cuatrimestre de 2020 podría ser del 5 %, pero no podemos descartar la posibilidad de que caiga por debajo de esa cifra».
¿Cuáles son los sectores más vulnerables ante el «efecto coronavirus»?
Por supuesto, los primeros sectores que han acusado las pérdidas producidas por el virus han sido el del turismo y los transportes. La ola de cancelaciones de vuelos y reservas comenzó en China, pero se ha extendido, ya como tsunami, por el resto del mundo. Los cierres de importantes factorías en China para evitar contagios amenazan asimismo con provocar problemas de suministro ―o sea, una reacción en cadena― en otros ámbitos, como el sector tecnológico. Microsoft y Apple, entre otros, ya han reconocido que no serán capaces de cumplir con sus objetivos para este año.
Río revuelto, ganancia de pescadores, dicen. Más allá de las bromas sobre las compañías de mascarillas, hay ciertas empresas que están subiendo como la espuma. Por ejemplo, Novacyt ―creadora del test de detección del Covid-19―, Pharma Mar, Inovio, Kawamoto ―en efecto, fabricante de mascarillas― o Tianjin Teda. Otros sectores, como el de las apuestas en línea, también están haciendo su agosto. No es un buen momento económico, pero los casinos online nuevos han dado con la oportunidad perfecta para captar al público que no está dispuesto a salir de su casa.
La cara y la cruz del coronavirus
Nunca hay mal que por bien no venga, ¿no? Parece que el «efecto coronavirus» también podría tener repercusiones económicas positivas ―y no solo económicas― a nivel mundial. Para empezar, el hecho de que China haya frenando sus exportaciones podría favorecer a ciertos sectores y países, que empezarían a exportar productos que antes solo exportaba China. Por el momento es pronto para determinar la incidencia que tendría esta hipotética tendencia a la inversa, pero es una posibilidad que se está valorando.
Aunque pueda resultar paradójico, el medioambiente está siendo el más favorecido ―y con él, todos nosotros, por supuesto― de esta situación. El Centro de Investigación de Energía y Aire Limpio (CREA) ha calculado que, a raíz del cese de actividades en China, la emisión de dióxido de carbono en el país se ha reducido en un 25 %. En el mismo periodo del año pasado, China lanzó unos 400 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, mientras que, este año, esta la cantidad ha disminuido en 100 millones. Para Lauri Myllyvirta, del CREA, «la pregunta clave es si los impactos serán sostenidos, o si serán compensados o incluso revertidos por la respuesta del gobierno chino a la crisis». ¡El tiempo dirá!