No se suponía que tenía que ser así. Al menos no como los saudís habían imaginado.
Al término de la última reunión de la OPEP a principios de diciembre, el ministro de energía saudí, Abdulaziz bin Salman, no se habría imaginado que estaría sometido a esta gran presión para celebrar la siguiente antes de lo previsto.
Sin embargo, aquí están los saudís y el resto de los miembros productores de la OPEP, esperando a que su principal aliado Rusia dé luz verde a lo que parece la reducción de la producción más importante hasta ahora para el cártel. Es increíble, pero cada reducción de la producción debatida por la OPEP en los últimos cinco años se vive como algo de vida muerte para el grupo. Las actuales negociaciones sobre una reducción de 600.000 barriles al día para compensar la demanda perdida a causa de la epidemia del COVID-19 ciertamente no serán las últimas.
Rusia intenta maximizar el apalancamiento
La especulación en el mercado indica que la OPEP+, que agrupa a los 13 miembros originales del cártel y a 10 productores de petróleo no miembros liderados por Rusia, acordará una reducción en cualquier momento de los próximos días o en el peor de los casos cuando la alianza se reúna según lo previsto los días 5 y 6 de marzo. La mayoría en el mercado parece pensar que el presidente ruso Vladimir Putin está utilizando algún tipo de estratagema estirando su decisión con el fin de obtener la mayor ventaja posible cuando se repartan las reducciones entre los diferentes productores.
Putin no ha dicho una palabra sobre las reducciones, y ha preferido dejar que el portavoz del Kremlin hable de las preocupaciones de la industria rusa durante la última semana y media, ya que a los saudís les preocupa su indecisión y los precios del petróleo se hundieron aún más en territorio bajista antes del repunte de la semana pasada.
Aunque el Kremlin tampoco lo dijo, los medios de comunicación dejaron claro que a los expertos en energía de Moscú no les hace la más mínima gracia que les exijan ninguna reducción más a los productores de petróleo rusos, argumentando que cualquier reducción beneficiaría sólo a los perforadores petroleros estadounidenses que no tienen ninguna alianza con OPEP y pueden extraer y exportar como les venga en gana. De hecho, a pesar de todas las conversaciones a principios de este año sobre una ralentización de la producción de petróleo de esquisto estadounidense, Estados Unidos ha registrado nuevos máximos históricos por encima de los 13 millones de barriles al día, a pesar de que el número de plataformas petrolíferas del país se mantendría como mínimo en menos de un 20% que el año.
«Putin volverá a anular a sus ejecutivos de la industria energética a última hora y firmará sin pensárselo cuando los ministros (de la OPEC+) se reúnan el 5 de marzo», ha dicho Helima Croft, jefa de estrategia global de materias primas de RBC Capital Markets, en una nota la semana pasada.
El «apretón público de manos» de Putin ante la OPEP «podría efectivamente realizarse en las negociaciones, para reducir el compromiso general de Rusia con las reducciones de la producción”, explica.
Pero, por supuesto, lo que realmente le importa a la OPEP es lo que ocurrirá con el mercado de aquí a que consigan el «sí» oficial de Putin a las reducciones.
Tras el repunte de la semana pasada, el petróleo vuelve a estar en problemas
Tras el inesperado repunte de la semana pasada, en el que aquellos posicionados en largo en el mercado lograron recuperar alrededor del 5% sobre el Brent y más del 3% en el caso del WTI tras cuatro días de ganancias continuas— el crudo se ha debilitado de nuevo. Tras bajar durante la jornada de negociación en Asia y Europa durante la festividad del Día de los Presidentes celebrada el lunes en Estados Unidos, el mercado vuelve a caer este martes a primera hora de la tarde en Singapur.
Los alcistas del petróleo sobrevivieron incluso al enorme aumento de las reservas de crudo de Estados Unidos de la semana pasada. Pero tal aumento debería ser la excepción y no la norma para que el mercado siga manteniendo la calma, según los traders.
«Es difícil imaginar una situación en la que los precios del petróleo subieran cada día durante las próximas dos semanas a la espera de la reunión de la OPEP+», dice Tariq Zahir, miembro gerente de Tyche Capital Advisors, en Nueva York.
«Seguramente nos enfrentemos a una gran volatilidad, y es probable que más días a la baja compensen la inesperada subida de la semana pasada”.
Así pues, surge la pregunta: ¿podría volver a desplomarse el petróleo en el corto plazo?
Los temores en torno al virus podrían desencadenar otra caída del precio
Por mucho que los alcistas anhelen el regreso del Brent a los 60 dólares y del WTI a los 55 dólares, también hay quien apuesta que el petróleo de referencia del Reino Unido podría descender hasta unos 50 dólares y su homónimo estadounidense hasta alrededor de 45 dólares.
Gran parte de este pesimismo se basa en las continuas incógnitas en torno al virus COVID-19 y cuánto más podría diezmar la demanda de China.
China ha anunciado este martes nuevas cifras del brote, con lo que el número de casos asciende ya a 72.436 —casi 1.888 más que el día anterior— y la cifra de muertos a 1.868 frente a los 1.770 anunciados anteriormente.
«El crecimiento mundial ya se ha visto lastrado y las cadenas de suministro podrían verse más afectadas. Queda por ver si se trata de una recuperación en forma de V», explica Zahir, de Tyche Capital, refiriéndose al repunte de la semana pasada.
«No hay duda de que a medida que continua la lucha de China contra el coronavirus, seguirá habiendo una caída de la demanda de crudo que no hará más que aumentar cada día», ha dicho Zahir.
«Y si el virus se propaga aún más en Europa y Estados Unidos, podemos esperar que la demanda de crudo se vea aún más zarandeada».
Barani Krishnan/Investing.com
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